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Bruno sostenía a Melissa mientras Lisa miraba la tableta en sus manos, había palidecido y temblaba un poco.

-¿Lo conocen?

-Por supuesto, este bastardo es-

Se interrumpió a sí misma al darse cuenta de que casi revelaba algo importante, su hermana aún no confiaba en ellos, así que ella tampoco.

-Un desgraciado.

Tiró la tableta dejando que se rompiera, y en cuanto vió a Bruno sostener con facilidad a Melissa se sorprendió un poco, no le dió vueltas al asunto y decidió seguirlo en silencio hasta que llegaron a un espacio en la habitación donde habían algunos muebles. Recostó a Melissa en la cama mientras comenzaba a buscar algo por todo el lugar.

Lisa estaba procesando el como la habitación parecía cambiar cada segundo, cuando entraron no había visto ningún mueble o similar. Al salir solo bastó con llegar al final del pasillo para toparse con el lugar.

Miró la salida del lugar y divisó un puente que conducía directo a la cascada de arena justo frente a la puerta de la salida.

-¿Como?

Bruno encontró un pañuelo entre sus cosas y se dispuso a limpiar cualquier mancha en el rostro de Miranda, al terminar notó como Alexa estaba aún en shock y peor aún si sumaban la sorpresa del cómo estaba compuesta su habitación.

-Mi habitación es cambiante, al ser arena es más fácil desplazar las cosas y no se como pero solo con que desee algo cerca, se cumple.

Al notar como la otra no respondía, decidió intentar crear conversación. Cosa en la que era muy malo.

-¿Puedo preguntar algo?

-Adelante.

-Cuando Miranda se desmayó la llamaste "Melissa". ¿Por qué?

Lisa se maldijo a sí misma muy en sus adentros. Se dejaba influenciar muy fácilmente por sus emociones y eso la hacía perder el control muchas veces.

-Bueno, eso es algo de lo que no puedo hablar.

Y aunque quisiera, sabía que con solo murmurar Dolores iba a escuchar todo, y por consiguiente todo el resto de la familia se iba a enterar.

-¿Es alguna especie de segundo nombre?

Lisa negó.

-¿Miranda no es su nombre real?

Lisa negó nuevamente con miedo a la reacción del contrario. Lo miró confundida al no recibir respuesta aparente.

-¿Alexa?

Volvió a negar, por lo que el contrario suspiró sin saber cómo reaccionar, si no querían revelar sus verdaderos nombres era por algo. 

Lisa tomó la mano de Bruno y sobre esta pasó su dedo formando la palabra "Lisa" en esta, por lo que el otro pudo deducir que se trataba de su nombre real. Le hizo la seña de silencio y juntó sus manos a modo de súplica.

El mayor lo pensó unos segundos para después asentir un poco con la cabeza, tarde o temprano su familia lo iba a saber. Eso y que las mellizas le inspiraban cierta confianza y seguridad que últimamente ni su propia madre podía generarle.




Melissa despertó algo aturdida, le tomó un par de segundos poder ponerse de pie. Miró a su alrededor y por el ambiente pudo notar que seguía en la habitación de Bruno. Se mordió el labio inferior tratando de soportar la vergonzosa imagen que de seguro había mostrado.

Miró a Lisa dormida en el sofá individual. No la molestó, no sabía cuánto tiempo había pasado y el nivel de cansancio que se cargaba su hermana.

-¿Bruno?

Avanzó al frente por el puente hasta atravesar la cascada de arena, miró la puerta entre abierta y se dirigió hacia ella con la intención de ir a buscarlo y agradecerle por haberla ayudado ya dos veces.

Antes de poder poner su mano en el picaporte, escuchó una conversación que la obligó a detenerse.

-Deja de usar tu don.

Reconocía esa voz, Alma.

-Pero madre, no he hecho nada malo.

Sintió una opresión en el pecho al escuchar su voz así de débil, entendía muy bien el sentimiento de ser culpados sin haber hecho realmente nada.

-¿Nada malo? Asustas al pueblo, los incómodas.

-Pero madre, ellos me piden ver su futuro, ¿acaso es mi culpa que vayan a tener malos días?

-Comienzo a creer que si.

Escuchó como Bruno parecía inhalar fuerte, hacía el esfuerzo por no llorar.

-Te juro que no quiero ver solo lo malo, es inevitable.

-Eso ya está fuera de discusión.

-Madre, ¿de verdad crees eso?

-Fuera de discusión, dije.

-¡Madre!

-¡La chica se desmayó porque tú, tú fuiste quien le mostró eso!

Melissa miró como a su lado una grieta se formaba en la pared, talló sus ojos y al mirar por segunda vez ya no estaba. Decidió simplemente acreditarlo al cansancio.

Regresó su mirada a la puerta y antes de poder escapar, Bruno abrió. La miró con los ojos llorosos y una enorme vergüenza mezclada con una profunda culpa lo invadió.

-Lo siento, lo siento.

En cuanto Melissa pudo reaccionar, Bruno ya se había ido corriendo. 

La chica apretó sus manos en puños y miró durante un par de segundos más por donde el contrario se había ido. Quería abrazarlo y consolarlo, sabía que no era su culpa ni su intención.

Inhaló y exhaló fuertemente antes de salir del lugar con la intención de encontrar a Bruno, estaba decidida a consolarlo a como le fuera posible. Ya lo que podría pasar después no la preocupaba tanto, el ver su futuro la había ayudado a comenzar a prepararse mentalmente para lo que viniese.

Siren (Bruno Madrigal)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora