Las mellizas tocaron a la vez la puerta de la habitación de Bruno, entraron al oír una respuesta afirmativa, y Melissa cerró con cuidado detrás suya.
Se detuvieron a admirar un momento la cascada de arena y la abertura con forma de reloj, era como un museo interactivo o algo así.
-¿Bruno?
Caminaron un poco hasta detenerse frente a la cascada.
-¿Tenemos que cruzar esto?
Escucharon la voz del contrario en la lejanía.
-¡Si!
Melissa suspiró resignada y cruzó la cascada topándose con unas escaleras. Sacudió su ropa mientras esperaba que su hermana hiciera lo mismo, se desesperó al darse cuenta de que no tenía la intención de cruzar.
-Apresúrate, tú querías ver nuestro futuro.
-No imaginé que terminaría llena de arena en el proceso.
-Están a tiempo de regresar.
Al escuchar la voz del mayor, Melissa bajó la mirada y lo miró al pie de las escaleras. Por acto de reflejo tomó su falda por la parte trasera y la pagó más a su cuerpo, cubriéndose.
En cuanto Bruno notó aquello, los colores se le subieron al rostro y agachó la cabeza mientras cubría sus ojos avergonzado.
-¡Lo siento! Te juro que no dirigí ahí mi mirada.
Por la curiosidad de aquellas palabras, Lisa cruzó apresurada la cascada, pero no contaba con que los escalones no eran muy gruesos.
Melissa cayó de las escaleras y prácticamente rodó por ellas. Su martirio no duró mucho ya que Bruno subió rápidamente y la detuvo.
-Ay no. ¡Mirandita, lo siento!
-¿Estás bien?
Al sentir la suavidad y delicadez de su toque, Melissa se sorprendió un poco, parece ser que había alguien capaz de tocarla sin generarle un terror profundo, y que existía alguien además de su hermana capaz de tocarla con tanta gentileza.
-Si, si.
Miró a su melliza con la molestia marcada en su sombría mirada.
-Apresúrate y baja si no quieres que te empuje.
Comenzó a bajar las escaleras de forma normal mientras Bruno sostenía su brazo con preocupación, no estaba seguro de si algo le dolía. Lisa bajaba detrás suya sin poder evitar sonreir por la escena, debido a la escasa incomodidad que el pelinegro generaba en su hermana ya comenzaba a considerarlo su cuñado. Aunque sabía que algo así era casi imposible en el caso de Melissa.
Terminaron de bajar las escaleras y siguieron admirando alrededor, hasta mirar ¡¿más escaleras?! con solo ver eso, las ganas de Lisa por ver su futuro se vinieron abajo.
Al notar las miradas cansadas de las chicas, Bruno se confundió un poco. ¿Eran tantas escaleras?
-¿Me pasé un poco con las escaleras?
-¿Un poco? ¡¿Te parece que eso es un poco?!
Melissa dió un codazo al torso de su hermana como una forma de regañarle. No le gustaba la idea de reprocharle a alguien por algo como su habitación.
-Anda Alexa, sube.
-Pero-
-Denme un momento.
Bruno chasqueó los dedos y las mellizas se confundieron un poco ya que nada pareció cambiar en el lugar.
-Bien, vamos.
-Ale, tu primero.
Al no poder reprochar nada, Lisa fué subiendo primero seguida de Melissa, Bruno iba detrás de ambas para prevenir un accidente como el anterior.
Extrañamente, llegaron al final en muy poco tiempo. No parecían haber subido escaleras infinitas. Lisa miró detrás suya y asomó un poco la cabeza, las escaleras no eran tantas como en un inicio, eran muy cortas. ¿Unos veinte escalones?
-¡¿Qué?!
-Alexa.
-Lo siento, lo siento.
-Bueno, eran muchas escaleras. Así que las acorte un poco.
Se dirigieron al santuario, donde en el camino las mellizas apreciaban las paredes con diversas imágenes de Bruno talladas en relieve, las ratas pasando tranquilamente y varios jarrones de arena a los costados del pasillo. A Lisa le encantó la estética del lugar, mientras que a Melissa la sorprendió un poco que el contrario tuviese un gusto así de tétrico.
Llegaron al santuario y apreciaron el montón de arena en el suelo junto a otras cosas.
-¿Utilizas arena?
-Es para que puedan materializarse, la arena pasa a ser cristal. ¿Quién pasará primero?
Lisa codeó a su hermana mientras sonreía con curiosidad, le interesaba más el futuro de ella que el propio. Al no tener más remedio, la contraria suspiró resignada.
-Yo.
Melissa se sentó donde Bruno le señaló y este último se sentó frente a ella, sacó un poco de sal de algún bolsillo en su camisa y lo lanzó sobre uno de sus hombros. Notó la mirada confundida de las presentes y una pequeña risa escapó de sus labios.
-Para la buena suerte.
-¿Buena...? Entiendo.
Lisa se sentó cerca de la puerta mientras miraba todo el proceso realizarse.
Bruno tomó las manos de la chica sentada frente a él y suspiró comenzando a concentrarse, la arena comenzó a tener destellos color verde neón y comenzó a girar velozmente a su alrededor. Los ojos del pelinegro se abrieron mostrando ese verde neón brillante característico de que miraba algo.
Melissa miró detrás suya y se puso de pie tratando de apreciarlo mejor. Soltó las manos del contrario en el proceso pero eso no lo hizo perder la concentración.
Entre la arena lograron divisarse las siluetas de Melissa y alguien desconocido.
-Estás con alguien, estás ¿cantando? No, no, estás gritándole.
La menor no pareció asustarse por lo que veía, incluso parecía muy tranquila. Bruno no necesitó narrar más que eso, fue bastante claro el como la tomaban del cuello y la azotaban contra el piso.
-Es un hombre.
La mirada del desconocido se desvió de forma que pareció verlos, solo entonces Melissa palideció, sus ojos se abrieron de par en par, comenzó a sudar frío, temblaba y sintió las piernas fallarle. Cayó sentada.
Bruno al instante se detuvo y la visión se materializó en sus manos.
En ella se apreciaba al hombre tomando del cuello a ambas mellizas como si fuesen trofeos.
Al ver a su hermana en ese estado, la mente de Lisa quedó en blanco y no pudo recordar siquiera la mentira de sus nombres.
-¡Melissa!
-No, no. Lo siento, lo siento. Se los dije, Miranda, Miranda, responde.
La mencionada los miró, y solo eso fué suficiente para comenzar a vomitar, mientras lo hacía sentía como todo a su alrededor se desvanecía. Solo pudo sentir unos brazos sostenerla y abrazarla cuando perdió la consciencia.
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Siren (Bruno Madrigal)
Fanfiction¿Las sirenas? Reales. ¿Mujeres con cola de pez, desnudas y en el mar? No, así no son. Ese mito las ofende. Las sirenas son mujeres comunes como cualquiera que conozcan, pero con un don muy poderoso. Los personajes no me pertenecen a excepción de las...