Camino distraída por la facultad hasta que paso al salón de clase, no dormí demasiado y no fue por la fiesta, sino por mis pensamientos locos que no me dejaron descansar. Solo quería acostarme y no meditar nada más.
Me siento en mi habitual mesa y me sorprendo no ver a Axel en su sitio detrás de mí. Es mejor no preocuparse a lo mejor está atareado con alguna cosa.
O la otra posibilidad que no me gusta para nada.
De verdad que yo deseo que sea solo mi amigo, con él me siento bien de una forma en la que nunca antes yo podría explicar. No tengo intenciones que eso mude a algo más. Tiene una novia y estoy segura que no me ve de esa manera. Como una hermana menor más que otra cosa.
Espero un rato más por él, pero no aparece. Desisto de que venga hoy cuando el profesor entra. Sería un día sin él y debía acostumbrarme. No siempre lo tendría para sacarme las castañas del fuego.
La clase transcurre sin problemas, pero me siento rara sin las bromas que hace Axel para aligerar las horas, lo que convierte este tiempo en uno muy aburrido sin él. Siempre tiene un chiste que sacarle a cualquier cosa por lo que lo que ahora parece una clase muy fastidiosa.
El profesor de Biología I asignó una actividad práctica con gráficas de absorbancia y tramitancia y eso es pan comido para alguien que vivía encerrada en un laboratorio. Los realicé súper rápido y le tomé una foto aparte para que Axel los haga y no pierda la nota.
La clase termina y decido irme a la cafetería, voy a ver si los chicos vinieron. Si el "señor responsable" como me llama a mí no lo hizo, no me extrañaría que mis amigos perezosos lo hiciesen también. Es que luego de la salida de ayer pueda que tengan resaca y hayan decidido faltar. A mí no me dio nada porque lo único que tomé fue gaseosas.
Un punto para los bien portados
Llego a la cafetería y en una mesa apartada están Isabel, Ana y Tomás con unos lentes de sol sobre sus ojos y recostados hacia atrás.
Pongo mi mejor sonrisa. —¡Buenos días, solecitos! —exclamo al sentarme en una silla vacía frente a ellos.
Ellos lanzan quejidos y lloriqueos.
—Qué entusiasmo tan aterrador. ¿Puedes no gritar por favor? —Me dice Ana hablando bajito.
—¿Qué ocurre? ¿No me digan que tienen resaca? —pregunto "inocentemente".
—No te burles —responde Tomás—. Que el hecho de que no bebas alcohol no te da el derecho de reírte. —trata de hacer una sonrisa, pero creo que le duele la cara porque pareció más una mueca de sufrimiento.
— ¿Y los demás dónde están? —pregunto por todos tratando de no evidenciar que me interesa saber de Axel.
Ellos miran como si no se hubieran percatado de que faltaban más personas de nuestro grupo habitual. —Ni Alberto y Sofía vinieron y...—Tomás responde y de nuevo se queda viendo a los lados. —Axel debió quedarse con Ari a pasar la noche.
Sus palabras crean un hoyo en mí. No sé por qué, ya que Axel tiene novia y puede hacer lo que quiera.
"Pero te gusta, admítelo. Por eso te duele"
Siempre tan asertiva, conciencia. No te necesito.
Decido no dejar traslucir mi incomodidad. —¿Cuándo piensan volver a invitarme? Ayer me divertí mucho.
—La hemos corrompido —Alardea Tomás—. Mi pequeña niña por fin creció. Estoy tan feliz. Me siento como un padre orgulloso. —trata de reírse. Pero otra vez, parece doloroso.
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Hasta que el sol vuelva a sonreír
Teen Fiction¿Cuál es el cliché más grande de todos los tiempos? Enamorarte de tu mejor amigo. Soy Amelia y tenía una existencia normal, sin nada resaltante en ella. La típica historia, no podía negarlo. Mi vida social era casi nula, el cero a la izquierda. Has...