Los días pasaron y casi todo volvió a la normalidad. Mi hermano se estaba adaptando a vivir en Madrid y de hecho ganó nuestra apuesta. Supo mantener su apartamento en perfectas condiciones, además de que consiguió trabajo en un taller y le estaba yendo realmente bien pese a que estaba iniciando en ese lugar. Lo que me hacía feliz. La tristeza con la que llegó no me gustaba para nada. Erick era una persona llena de vida.
Me dijo de mudarme a su casa la última vez que me vio, pero luego lo pensó. Me dijo que era mejor mantener la privacidad y comprendí luego a qué se refería. No quería que yo estuviera cerca de las chicas que llevaba a casa, lo que era un beneficio. No estaba interesa da nada que tuviera que ver con él y su intimidad. Por mí si hacía de ver que los niños venían traídos por la cigüeña.
El día de ayer Axel me escribió para invitarme a casa de su tía. Pero lo que se me hace más raro es que nunca hable de sus padres o de su hermana. Solo esas dos ocasiones en que me nombró que su papá fue ingeniero y la vez que le dijo a Erick que sabía que era tener una hermana menor, pero más nada.
Todo esto era tan confuso.
La cosa es que ese día llegó. Hoy conoceré a su tía. Y estoy más nerviosa que en cualquier momento de mi vida, porque no se supone que llevas a tu simple amiga a comer con alguien tan importante en tu vida.
Trato de no darle mucha cabeza a todo lo que ocurre. Así como estoy con lo de la beca. He intentado no pensar en mis evaluaciones para poder tener una existencia normal. Odio de verdad tener que estar en esta situación.
Al final estoy lista mirando mi reflejo en el espejo.
El día de hoy si puse especial empeño en mi aspecto. Seguía siendo la tía de mi mejor amigo, el primero que tengo en dieciséis años, y yo quiero de verdad que todo salga
Me visto con un simple vestido veraniego de color lila. Mi cabello esta alisado y siento que estaba dando una buena impresión. O eso esperaba, parecía hoy más niña que nunca.
Tomé mis cosas y fui al departamento de Axel. Apenas toqué, abrió la puerta dándome una mirada que me dejó temblando.
Yo debía controlarme.
—Hola, Amelia. ¿Te importaría ayudarme con unas cosas que voy a llevar? Por favor.
—Está bien. —paso a su casa y no me sorprendo de ver que su departamento está tan ordenado como él.
Casi nunca pasaba tiempo aquí, de hecho esta podía ser la tercera vez que venía a su departamento en todo el tiempo que llevo de conocerlo. Yo no quería dar paso a pensar cosas que no eran a su novia. Este era su espacio y de ella. No entraba en eso.
La distribución de su departamento es igual al mío. Aunque sus colores son más oscuros lo que le da un toque más oscuro comparado al marfil y amarillo que tenía mi propio lugar.
—¿En qué te ayudo? —inquiero.
Él señala unas cajas pequeñas. —Toma una de esas.
La agarro en mis manos y hace un ruido sordo. —¿Qué hay aquí?
—Son unos jarrones que mi tía vende. Ella es escultora de alfarería.
—Genial. Deber ser demasiado divertido. –—Me quedo pensando en algo que vino a mi mente de momento—. ¿Alfarería es eso que realizan en la película de Ghost?
—Sí, pero sin la parte de hacer un jarrón con Demi Moore en medio. No es lo mismo.
—Si eres estúpido. —le saco la lengua, pero solo consigo que se ría.
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Hasta que el sol vuelva a sonreír
Teen Fiction¿Cuál es el cliché más grande de todos los tiempos? Enamorarte de tu mejor amigo. Soy Amelia y tenía una existencia normal, sin nada resaltante en ella. La típica historia, no podía negarlo. Mi vida social era casi nula, el cero a la izquierda. Has...