Capítulo 23

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Estoy al frente de la Torre Eiffel.

Estoy que lloro de alegría y Axel me toma de la mano y la besa.

La besa

Morí.

Qué feliz soy.

Le pido a Axel que me tome una foto. Y luego le pido que se tome una selfie conmigo y él acepta, pero quedaría genial si no las tomarán desde afuera.

Hay una chica tomando fotografías y le pido que nos tome una. Ella que es francesa acepta con su adorable acento.

Toma una hermosa foto y procedemos a subir el elevador que tiene la Torre.

Cuando estamos en el extremo. Se ve toda la ciudad. Y es tan hermosa.

Los jardines de Luxemburgo, Notre Dame, todo. Uno de mis sueños se ha cumplido. Siempre he sido una obsesionada con esta cultura y el idioma, aunque no lo hable, me parece maravilloso.

Miro por los binoculares que se encuentran allí y no puedo creer todo lo que veo, parece más un sueño que en verdad yo esté aquí.

Tantos recortes, tantas revistas que leí sobre este lugar y al fin me encontraba en este sitio. Era una verdadera ilusión.

Luego de unas cuantas fotos súper turística, nos quedamos viendo los alrededores, hasta que de momento escucho un silencio y la gente mirando un mismo sitio. Vemos a una pareja besándose, en ese instante el chico se hinca sobre su rodilla y saca una pequeña cajita, supongo que le está pidiendo matrimonio. Ella grita que sí y se besan muy apasionadamente.

Yo los veo ensoñada.

Qué románticamente hermoso.

—Qué cursi —dice Axel a mi lado en un susurro.

Yo lo miro estupefacta. —Claro que no. Es hermoso.

—Ah, claro que sí, habló la romántica empedernida en ti.

—Es muy hermoso. —Vuelvo a recalcar—. Además, supongo que un día te tendrás que casarte y vas a tener que pedir matrimonio a tu chica.

De solo pensar en eso me sentía triste. Creo que si eso ocurre, me moriré de dolor.

Él se queda viendo hacia el frente y luego voltea de nuevo a mí. —No lo sé. Para hacer eso hay que estar muy enamorado. Y tener la certeza de estar con la persona correcta y no creo que yo pueda amar a tal magnitud o encontrar un amor tan sincero como el de mis padres. Dudo que me case.

—¿Y Ariana?

—No quiero pensar en matrimonio ahora. Somos jóvenes. —su respuesta era lógica, pero algo me decía que había algo más.

Pasamos un día de puro turismo y en una de esas decidí hacerle un pequeño regalo a Axel. Se lo entregaré más tarde.

Nos vamos a una panadería y pedimos los famosos Croissant y unas Milhojas rellenas con crema pastelera.

—Me casaré con esta comida —digo.

——Úneme al plan. —dice Axel—. Nos iremos a las Vegas, ya.

—¿Qué pasó con lo que decías que no te ibas a casar? —inquiero dándole un bocado al delicioso hojaldre.

—Olvida que dije eso. Haz como si nunca lo dije. Me casaré con esta milhojas.

Cómo desearía ser esa milhojas.

"Olvídalo Lía"

—Yo me casaré con este croissant.

Hasta que el sol vuelva a sonreírDonde viven las historias. Descúbrelo ahora