Capítulo 20

1.2K 135 9
                                    

No me lo puedo creer el muy estúpido se va a casar, pero no me dice nada. Luego dicen que soy su pequeña hermana y toda la cosa. Es que es imposible.

Luego de ver el sobre me despedí de Axel y me dirigí a mi casa a abrirlo para ver lo que decía y me encuentro con la sorpresa de que mi hermanito se va a casar. Unos meses más sin verlo y ya soy tía.

Es que tengo que hablar con el imbécil en cuestión. Marco el número de mi hermano, el gemelo de Erick. Y desde ahora me sacaba la sangre.

¿Hola?

—Hola, pedazo de idiota. ¿Cómo es eso de que te vas a casar? Explícame.

Hermana. Primero se pregunta cómo está luego puedes vociferar lo que quieras. —no lo soporto cuando me trata así. Provoca ahorcarlo.

—Ve hermano, sé que estas bien. Así que eso no importa. Habla ya.

Está bien, hermana. Tanto amor me desborda.

Sí, sí demasiado. ¿Cómo es eso posible?

No quería decirles nada, fue de improviso. Y decidimos casarnos. —eso me hace dudar—. Tenemos nuestras razones.

—¿Cómo se lo tomó mamá?

—De la misma forma que tú, quiso matarme. —me reí, esa era mi mamá—. se calmó cuando le dije que la boda sería en Francia.

Eso era increíble. —Pensé que la harías en Londres.

—Bueno, Rosie ama Paris y decidí que ese era el mejor lugar luego de que me ofrecieran trabajo allí.

—¿Qué? ¿Cómo es posible? ¿Por qué no me cuentan nada?

—Es reciente, me voy la semana que viene.

Eso era hermoso. Mi alegría era inmensa. —Entonces conoceré Paris. Es el mejor regalo del mundo.

—Bueno, ya era hora. Además tienes que conseguir un compañero.

Hasta aquí llegó mi alegría. —¿Un compañero? —mi voz sonó como si me hubiese tragado un silbato.

—Compañero, chaperón, cualquiera que no sea un peligro de ponerse creativo contigo. —aquí vamos de nuevo—. Eres Dama de honor.

¿Yo dama de honor? Fantástico

— ¿En serio, hermanito? —"Lía cómo cambias de lealtades tan rápido"

Claro que sí. Como ibas a creer que realizaría algo tan importante en mi vida sin que tu formes parte de ello. ¿Piensas que no te quiero?

—Supongo que me quieres, pero yo dudaría. ¿Recuerdas aquella vez que me hiciste comer grillos? y la otra... —me corta.

Ya entendí. Pero eso eran cosas de niños.

—Claro como ya eres un hombre. —le pico molestándolo.

Lía, no empieces.

No le hago caso. —Te tienen dominado.

Él ríe. —Lía ya.

—Te tienen con una soga en el cuello.

Para Lía. –Yo suelto una carcajada de foca con problemas de retraso mental—. Por eso necesitas un acompañante.

Qué demonios

Morí.

—¿Pero por qué? —Mi voz salió nerviosa haciendo que mi risa se apagará pero la de mi hermano prospera alegremente.

Hasta que el sol vuelva a sonreírDonde viven las historias. Descúbrelo ahora