Capítulo 19

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Estoy esperando a Axel para que me lleve a la facultad. Hoy iniciamos la semana de finales. Y aunque yo he pasado, a Axel le falta mucho para hacerlo. Él había empezado muy bien, pero con lo de Bianca se cayó muy feo. Ahora todo Solo espero que lo que le haya explicado dé sus frutos.

Tocaron la puerta y sé que es Axel que llegó.

—Amelia, apúrate —gritó desde afuera.

A mí no me andes apurando. Ya voy.

Termino de colocarme unos aretes y tomo mi botella de agua. Al salir noto que está esperándome en pared del frente y se ve ansioso. Su pie se movía nerviosamente.

Es algo diferente, Axel era todo lo seguro que yo no era y verlo así me es difícil. Rezo para que salga bien y no pierda todo por lo que ha luchado.

Está vestido como siempre, se ha rasurado y tiene ropa de su talla. Porque no es por nada, pero este fin de semana se veía destruido. Y con la ropa de mi hermano se le veía horrible. Los ruedos le quedaban súper grandes.

—Hola, Amelia.

—Hola, Axel —Me pongo sobre la punta de mis pies y luego bajo al talón. Siempre lo hago cuando no sé qué decir o que hacer.

Este fin de semana compartimos mucho. Aparte que todavía estaba latente lo de nuestro beso y declaración borracha de amor. No sabía ni cómo había aguantado tanto.

Me pongo uno de mis audífonos y enciendo mi reproductor. Siempre antes de los exámenes me pongo a escuchar música. Me relaja y me evita pensar en chorradas que no necesito en estos momentos.

—Amelia, me ignoras —dijo cuando estábamos bajando las escaleras.

Me saco un casco. —Es para relajarme. —llegamos a planta baja y nos dirigimos hacia el aparcamiento—. Cuando tengo exámenes esto me tranquiliza. ¿Dónde está tu auto?

—No quiero ir en auto. —se queda pensando—. Así como la música te relaja. A mí me gusta caminar.

—Bueno si insistes en caminar. Caminemos. Hay gente que no sabe lo que tiene, yo si lo sé. Tienes un auto, cosa que yo no tengo y deseo con todo mi ser.

Se ríe de mi fanfarronería, lo que es bueno. Mecería sonreír más que nadie que conociera en este momento, por lo que no me importa quedar como una idiota por verlo feliz.

—Caminamos en silencio, pero de momento me quita un audífono sin mi consentimiento y se lo pone en su oreja. —¿Qué escuchas?

Me da un poco de vergüenza contestar, porque aunque tengo menos de la edad de los integrantes de ese grupo la gente crítica. —Moments... de One Direction (*) —Respondo dudosa—. No te burles.

—Tranquila no te preocupes. No le diré al mundo que eres una directioner Bufo. —No soy una directioner, sólo me gusta esa canción.

—Está bien. Si tú lo dices. —comenta con sarcasmo, escucha la canción y se la sabe completa.

—Te la conoces, ajá. —empiezo a reír como típica risa de loca.

Se encoge de hombros. —La he escuchado en la radio.

—Sí tú lo dices, pero en el fondo siento que eres un fanboy.

Me empuja con su hombro y yo lo devuelvo. Pensar en todo lo que había ocurrido en este último mes me ha hecho meditar y valorar muchas cosas, yo no quiero perder esta amistad. Él me ha hecho demasiado bien.

Pero a veces siento que soy una estúpida por seguir manteniendo estos pensamientos. Es muy tóxico de mi parte estar aceptando migajas. Su beso lo era.

Hasta que el sol vuelva a sonreírDonde viven las historias. Descúbrelo ahora