☆Capítulo 1☆

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El viento de primavera entra a través de mi ventana entre abierta

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El viento de primavera entra a través de mi ventana entre abierta. Me giro dormido hacia la derecha para acomodarme en una posición más cómoda y continuar con mi pequeña siesta como todos los fines de semana. 

Siento como alguien comienza a tocarme la cara con unos dedos largos, aprieta mi nariz para cortarme la respiración y eso provoca que me sobresalte y abra mis ojos como platos. Me encuentro con los verdes ojos de mi hermana mayor y en su rostro está  la sonrisa juguetona que pone siempre cada vez que me molesta. 

-¡Dominica!-Exclamó con voz ronca.-¿Cuantas veces te he dicho que no entres a mi habitación y mucho menos que me despiertes?

-Ay tranquilo,gruñón.- Dice entre carcajadas. Sus rizos rojos vuelan hacia atrás cuando se baja de la cama- Toqué varias veces pero estabas durmiendo como una roca.- Explica mientras yo me siento en el borde de la cama aún algo dormido.

-¿Y cortarme la respiración mientras duermo te pareció lo más sensato?- Su sonrisa juguetona volvió a aparecer en sus finos  labios rojos.- ¡No es gracioso!

- Por la cara que pusiste sí.- Suelta una pequeña carcajada.- Vete a mojar esa cara de dormido y peinate. Nos vamos al centro comercial con mamá. 

-¿Y que se supone que vamos a comprar?- Preguntó aun molesto pero me pongo de pie. Camino hasta mi baño y abro la canilla para tirarme agua en la cara. 

-Mi vestido genio.- Dice como si fuera obvio.- Además, mamá quiere comprarse unas nuevas botas. 

-¿Y por qué tengo que ir yo también de compras con ustedes?- Camino hasta mi vestidor y me quito la playera para colocarme otra limpia y no tan arrugada. 

-Porque te vendría bien salir y porque de seguro querrás libros nuevos.- Una sonrisa aparece en mi rostro pero Dominica no puede notarlo porque se volteo para no verme cambiarme.- Y necesitas ropa nueva para este verano. 

 - Prefiero los libros.- Digo mientras paso junto a ella. - Vamonos maldito demonio. 

-Callate enano.- Me empuja levemente y yo suelto una risa por lo bajo. 

Bajamos las escaleras entre empujones y veo a mi madre en el salón colocandose sus aretes frente al gran espejo que está sobre la chimenea. Me siento en el banco que esta junto a la puerta y me coloco mis tenis. En casa a mi madre no le gusta que caminemos con el mismo calzado que andamos en la calle porque dice que ensucia mucho y trae bacterias.- Cosa con la que yo estoy de acuerdo. - Dominica se coloca junto a mi para calzarse mientras habla con mi madre sobre sus hermosos aretes nuevos. 

-¿Te cambiaste de ropa, Max?- Pregunta mi madre mientras se acerca a nosotros y se coloca sus zapatos de tacón. Yo asiento levemente.- Genial. 

-¿De verdad es necesario que vaya?- Tal vez todavía pueda zafarme de ir y quedarme en casa leyendo o escuchando música. 

-Si, quiero comprarte ropa nueva y tal vez quieras unos libros nuevos.- Dominica me mira con una expresión de "Te lo dije".- Te viene bien tomar un poco de aire de vez en cuando, Max. 

Dulces miradasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora