Capítulo 14
Todo fue rápido, solo fue estacionarnos cerca del lugar y actuar.
No estaba muy conforme, pero de todos modos lo hice, tenía que hacerlo.
Me encontraba ya en casa, Adela y Harry se habían ido porque según tenían cosas que hacer, así que me trajeron a mi casa, y se fueron de inmediato.
Me encontraba aburrida así que decidí ir a por unos libros a la Cofradía. Tenía que investigar acerca de los Orates, algo de su creación, de sus inicios, quién fue el primer Orate en el mundo, o algo que me llevara a entender toda esta locura a la perfección.
Traté de investigar por otras fuentes, pero no aparecía nada. Solo salían disparatadas que no llegué a entender.
Salí de casa y me dirigí hacia la Cofradía a pasos apresurados.
En el transcurso del camino, me pregunté de qué chica hablaban Harry y Adela, y por qué de esa manera tan silenciosa. Tal vez a Harry le daba vergüenza el tema o algo parecido, porque no me dijeron nada cuando pregunté. Asocié lo que había escuchado a alguna chica que no pertenecía al mundo de los Orates, y quizá por esa razón, Adela le había dicho que ya sabe lo que pasaría si se enamoraba de ella.
¡Claro! Seguramente era eso. A cualquiera le daría vergüenza o algo de pena contar que se ha enamorado de alguien que no debe, y lo entendía correctamente, Harry y yo no llevábamos mucho siendo amigos como para que él me confesara tal cosa.
Era una excusa justa.
Pero me conmovió muchísimo verlo de esa manera, se veía herido por ello, y, aunque yo no podía sentir dolor, creí haberlo sentido, porque el hecho de enterarme que estaba enamorado de una chica, no sé si era algo que quería saber justo en ese momento.
Traté de apartar esos pensamientos de mi cabeza para que no me preocuparan más, así que saqué de mi bolsillo mi teléfono celular, mis auriculares y puse una música a reproducir, para relajarme durante el camino.
♪Es la última vez, que me pierdo pensando en, alguien que no me piensa también, juro que no lo vuelvo hacer...♪
♪Es la última vez, que vuelvo a dar todo, por alguien que no me da nada, que por tener miedo a estar solo, me quedo con quién me hace mal...♪♪
Llegué a la Cofradía justo terminándose la canción. El ambiente se puso tenso, me dió cierto temor entrar, a pesar de que no habría ningún tipo de peligro allí. Quizás era porque venía sola
Dejé esos miedos de lado y pasé por esa extraña cosa que era como un portal, no antes de mirar hacia todos lados por si habría alguien por ahí checando.
No me detuve ni un segundo hasta llegar a la puerta, así que los seguridades me abrieron, saludé, y entré con mucho cuidado.
De inmediato me dirigí hacia la sesión correspondiente donde quedaba la biblioteca.
Me sorprendió la cantidad de personas que habían, eran alrededor de diez personas, más la que no podía ver desde mi posición. El día que ingresé a la Cofradía, no había casi nadie, tal vez era porque a muchos no les gustaba leer a esas horas de la madrugada o tenían otras obligaciones que hacer. Al parecer se tomaban la tarde para ello.
Me asomé a las estanterías y empecé a buscar el tipo de libro que andaba buscando.
Me topé con muchísimos libros interesantes que me daban ganas de llevármelo todos a casa, pero no venía por esos tipos de libros, venía en busca de información sobre los Orates, así que traté de no desenfocarme.
Era una tentación ver allí: Volar sobre el Pantano, Demon, El Camino de Sherlock, Asfixia, Salka, Desfibrilador y otros más. Me aparté de ese estante, y me dirigí a otro
Allí habían libros que trataban sobre leyes, reino unido, gobierno, creación del mundo y esos tipos de libros que literalmente te daban sueño en la primera página. Pensé que allí encontraría alguno que al mirarlo, resaltara de inmediato la palabra ORATES, pero no, no había nada relacionado allí.
—Disculpa —dijo una voz amable de un chico a mis espaldas. Me volteé rápidamente hacia él—, ¿puedo ayudarte en algo? Veo que llevas un momento buscando... ¿qué libro?
—Ohm... Hola —le saludé, sin saber qué le diría—. Busco un libro llamado, eh... Tras las huellas de José, pero he buscado y nada que lo encuentro—. Dije, recordando el estante de mi tía donde tenía varios libros allí. Solo se me vino a la mente ese nombre de aquel libro que siempre resaltaba entre todos, ya que era más grande y era de color rojo.
El chico frunció el ceño y me miró con extrañeza, como si no se tragaba el cuento de que buscaba ese libro.
—¿Tras las huellas de José? —repitió, pensante— ¿Qué hace una Orate buscando un libro de religión? Qué extraño.
—¿Lo es? —musité, con el ceño fruncido y mirándole con desconcierto —es decir, si sí, es un libro de religión cristiana, creo, es para una investigación— dije, luego de saber que había metido la pata—. Ni siquiera me gusta leer, es aburrido— mentí.
El chico hizo un mohín y se encaminó por unos de los demás estantes.
—Sígueme.
Era un chico de piel blanca, muy blanca a mi parecer, parecía pálido. Era alto, medía unos 6,2 de altura, su cabello era color castaño y llevaba puesto un ticher negro con unos pantalones jeans. El chico era lindo, pero no tan lindo como lo era Harry... Y ni siquiera sabía por qué lo estaba comparando.
Lo seguí y me buscó el libro que le pedí.
—Aquí tienes.
—Gracias, ¿dónde tengo que registrarme para poder llevarme el libro a mi casa?
—Descuida, aquí no hacen registro, ya sabes que tienes que devolverlo— respondió amablemente.
—De acuerdo— le eché un vistazo al libro con decepción y agregué—: Gracias de nuevo— y le propiné una sonrisa.
Él me devolvió el gesto, y tenía una sonrisa divina, su dentadura era tachada a la perfección y delicadamente blanca. Me le quedé observando anonadada.
—¿Podrías decirme tu nombre?— soltó, haciéndome salir del trance que su sonrisa me había causado.
—Ah, claro. Mi nombre es Eden, ¿el tuyo?
El chico se quedó paralizado en un ensimismamiento repentino, que cuando se dió cuenta de ello, rápidamente carraspeó la garganta y habló:
—Es un gusto, Eden, mi nombre es Maikel— mencionó, algo tenso y con un tono de voz diferente al de hace unos minutos.
—Nos vemos otro día, Maikel. Ya debo irme— me despedí.
—De acuerdo, espero verte pronto
—musitó, con una sonrisa de boca cerrada.Salí del lugar en dirección a la salida, preguntándome por qué Maikel había actuado así cuando le dije mi nombre, todo su semblante había cambiado totalmente, ese chico sí que era raro, la verdad.
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SUBORDINATE ©
Random¿Qué harías si con tan solo pensarlo podrías matar a cualquier persona? ¿Que harías si tienes que dejar toda tu vida atrás por pertenecer a algo que no quieres? La muerte de los padres de Eden y la desaparición de su tía (que cuenta como una muert...