—Podrías mentirles a quien quieras, Ed, pero no a nosotras—, refutó.
—Me hiré del país en cuanto pueda, el vivir aquí ya no me hace bien—, musité, con los ánimos por el suelo y el corazón frío. —Me iré y trataré de hacer una vida allá, junto a mi tía Carmen.
Las palabras de mi amiga Lumy de alguna manera afectaron en mi interior.
—Creo que sería lo mejor—, esta vez habló Sara, con un tinte de tristeza en su rostro.
—Sí, lo haré.
Lumy me miró con un tinte de desaprobación en sus facciones, y por un microsegundo, sentí que sospechaba algo.
—¿Qué hay de esos nuevos amigos que tienes? —, su cara estaba impregnada ahora de desconfianza hacia mí, y me observaba con detenimiento, esperando a que le mintiera.
Me aclaré la garganta.
—¿Qué quieres que te diga sobre ellos? —Refuté, sosteniéndole la mirada—, los conocí hace poco.
Lumy se cruzó de brazos, disgustada.
—Deberías cuidarte de ellos, dicen que viven día y noche vigilándote—, emitió —en especial la chica.
—Eso no es verdad—, contraataqué muy de prisa, frunciendo el ceño.
—Lo es—, intervino Sara— vecinos cerca de tu casa han siseado eso.
Al momento sentí una punzada en el estómago inrresistible, no podía ser cierto, no había una razón lógica para ello.
Quise intervenir una vez más acerca de lo que aquellas viejas amigas estaban diciendo, pero de momento, sentí la presencia de un Orate cerca, así que azoté a mis amigas rápidamente hacia el suelo, en un cesto que tenía un parque de juegos a la derecha de nosotras. Las caras de ellas eran de desaprobación y enojo total, desgañitando de manera abrupta una explicación. Las mantuve bajo la opresión de mis brazos hasta que fui sintiendo que el Orate se alejaba del lugar.
No podía permitir que me vean hablando con ellas, sería un grave peligro tanto para ellas como para mí.
—¿Podrías explicar qué diablos fue eso? —habló Sara, incorporándose del suelo mientras que nosotras también lo hacíamos.
—Sí ¿qué pasa contigo, Eden? —refutó Lumy, y supe que estaba muy pero muy enojada, porque solo así, mencionaba mi nombre completo.
No sabía qué contestar, qué decir ante ello.
Suspiré.
—Alguien que no puede verme venía en esta dirección— emití, tratando de sonar lo más convincente que podía— discúlpenme.
—No sé qué diablos te pasa—, siseo Lumy, agarrando de brazos a Sara—. Nos vemos después, y más te vale que te cuides de los que te rodean—, puntualizó, dándome la espalda sin esperar a que yo refutara algo.
Me quedé en un ensimismamiento profundo por todo aquello que habían comentados mis viejas amigas, y porque no podía ser cierto por el simple hecho de que ¿por qué tendrían ellos que vigilarme? Y si fuera así, ¿lo hacían para protegerme de cualquier otro Orate que quisiera hacerme daño? No lo sabía, aquello me abrumaba en gratitud y formaba un nudo en mi cabeza enorme, pero no quise darle largas a eso. A pesar de las dudas que se empezaban a formular en mi cabeza, todo eso no tenía sentido.
Salí de mi trance y me limité a tomar mi teléfono celular que estaba tirado en el cesto junto con mis audífonos y comencé a caminar hacia el lugar que me dirigía.
~•~•~
Había resuelto todo sobre el dinero, justo ahora me encontraba ordenando los alimentos en la despensa, y a su vez, colgando litros de whisky, de Ron Barceló, de Hennessy, de Ron XV y Ron Leyenda en el refrigerador y aun me faltaba desencajar las cervezas que había comprado. No sabía mucho de éstas porque siempre supe más de rones, debido a que papá le encantaba y tomaba muchos de distintas marcas, así que solo compré varias cajas de cuatro tipos de cervezas: Presidente, Smirnoff, Corona y Modelo.
Había exagerado un poco, pero quería que todos la pasáramos bien y que enloquezcamos como nunca...
Y en especial yo, olvidarme de todo por un buen momento.
Cayó la tarde y ya era hora de que todos empezaran a llegar. Me encontraba ya vestida, había comprado un vestido rojo super hermoso que captó mi atención abruptamente en la tienda, así que lo compré para esta noche. Era corto, me llegaba muy por lo alto de mis rodillas y los tirantes eran de forma de cadenita, mis pechos quedaban un poco sobresalientes y eso me gustó, me sentía cómoda. Después de mucho tiempo me hice un maquillaje hermoso y un poco extravagante para la noche, y les hice unas hondas a mi cabello. Llevaba puesta unas zapatillas plateadas que hacían juego con los tirantes de mi vestido a la perfección.
Bajé de mi habitación y el reloj ya marcaba las 7:30 P.M., y justo allí, escuché que tocaron el timbre.
Abrí y eran un grupo de cinco, dos chicas y tres chicos, de inmediato le formulé una sonrisa amablemente y los hice pasar.
—Están en sus casas chicos—, emití cordialmente —Pueden tomar lo que se les antoje, por allá está la cocina—les dije haciendo seña en dirección a hacia el lugar.
Los chicos no tenían pinta de ser tímidos, tanto que una de las chicas se encaminó a la cocina de inmediato seguida por uno de ellos.
—Gracias, Eden. Eres muy amable.
—¿Sabes mi nombre? —solté de pronto—, ¿cómo es eso?
El chico río.
—Pues cuando te invitan a una fiesta preguntas quién la organiza, ¿no?
—Sí, sí... claro. Es cierto— dije, balbuceando— ¿Tú cómo te llamas?
—Frederick, pero puedes llamarme Rick.
—Ah, de acuerdo, Rick—. Musité.
En ese momento escuché que tocaban a la puerta nuevamente, así que fui hacia allá.
Esta vez eran Harry y Adela.
—Pensé que no llegarían—, emití sarcásticamente.
—¡Pero si nosotros somos el alma de la fiesta! —desgañitó Adela, haciéndome a un lado y entrando a la casa.
—Estás divina—, escuché que emitió Harry, mostrando en sus facciones una peculiar fascinación hacia mí.
Estaba anonadado, tanto que yo no supe qué responderle, no sabía qué decir.
Me sonrojé.
—Gracias, Harry— pronucié con voz dulce, sosteniéndole la mirada.
En ese momento me detuve a ver lo que traía puesto, y estaba realmente más hermoso que las veces anterios, y quise decíserlo, pero el valor que reuní no fue suficiente. Estaba de negro entero, y llevaba una suera con unos pantalones Jogger que le quedaba fabulosamente. Su cabello le caía en los borde de su frente dándole una tonalidad machista y peculiar.
Nos quedamos allí mirándonos ambos envelesados el uno del otro, hasta que...
—¡¿Ustedes son tontos o qué?! ¡Vengan!
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SUBORDINATE ©
Random¿Qué harías si con tan solo pensarlo podrías matar a cualquier persona? ¿Que harías si tienes que dejar toda tu vida atrás por pertenecer a algo que no quieres? La muerte de los padres de Eden y la desaparición de su tía (que cuenta como una muert...