Capítulo 30

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Capítulo 30

Bajando por el ascensor escuchaba cómo resonaba mi voz en toda la Cofradía por las bocinas que había por todos los alrededores, y yo, yo estaba destruida totalmente de una manera que no podía explicar debido a que no podía sentir tristeza por todo lo confesado, ni mucho menos podía llorar aunque eso era todo lo que quería hacer para desahogar mis penas.

Todo estaba martillando mi cabeza, nada estaba ordenado allí y mi corazón pedía a gritos un descanso profundo.

Me pregunté qué tan cruel se necesitaba ser para destruirle la vida a alguien, y quizá conocía perfectamente la respuesta, pero no le di cabida a las tonterías de mi mente.

El ascensor se detuvo y se abrió de inmediato, mis ojos rápidamente dieron con la silueta de Harry que venía en mi dirección, pero salí disparada hacia él y lo abracé fuertemente.

—¿Puedes decirme qué está pasando? ¿Por qué resuenas por todo el lugar diciendo esas cosas?, ¿qué pasa, Eden? —Sus facciones estaban impregnadas de un tinte de confusión fatal.

—Me he enterado de todo, Harry, pero ahora tenemos que salir de aquí cuanto antes—, emití exasperada, tomándolo por el brazo e impulsándolo a que se diera la vuelta y nos fuéramos de ese lugar.

Todo el mundo estaba embelesado escuchando atentamente mi audición, algunos me miraban como si supieran que se trataba de mi voz, pero no me centré en ello.

Cuando echamos a correr a toda prisa, un disparo resonó en toda la estancia.

Todo mi mundo se detuvo, todo mi cuerpo se debilitó en su máximo esplendor, mis piernas me flaquearon y podía jurar que no sentía mi corazón latir.

Harry cayó boca a bajo en el suelo, de golpe, mis ojos se abrieron de par en par porque no me podía creer lo que estaba viendo, todas mis células empezaron a ebullir y mi corazón latió como nunca y al mismo tiempo se rompió en dos pedazos. 

Me tiré al suelo desesperanzada, vulnerable y rota totalmente.

—¡HARRY!

El disparo impactó en la parte izquierda de su abdomen, y por un momento sentí que lo perdería.

—E-Eden—, pronunció con dificultad, mientras que traté rápidamente de incorporarlo del suelo y hacer que no dijera nada para que no perdiera fuerzas— debes escapar de este lugar, vete, el jefe va a matarme.

—¡No! ¡No me iré sin ti, Harry! —Solté, a la vez que seguía ayudándolo a pararse del suelo.

Lo que sentía en ese momento fue sin duda doloroso, pero a la vez fue sorprendente, porque en ese mismo instante, de mis ojos empezaron a caer lágrimas a borbotones que no podía contener.

Solo basta con que lastimen a un ser querido para ser capaz de lo que nunca hubieras hecho antes...

Con el corazón roto en pedacitos y todo mi cuerpo doliendo en su máximo esplendor, me levanté del suelo dejando a Harry allí tirado y fui tras el monstruo que se encontraba detrás de mí disfrutando la escena, el culpable de que mi vida estuviera vuelta un desastre por dentro y por fuera, aquel que no tenía corazón, que tenía un roca en lugar de éste.

Sentí una sensación de dolor que jamás había sentido, pero sin lugar a dudas, también sentí odio y unas ganas de matar que jamás me habían asaltado.

—Un disparo más y listo, se acabó la artimaña— soltó, burlándose en mi propia cara.

Yo lo miraba con repulsión a medida que iba acercándome a él.

—Mira lo que has causado puto de mierda, vas a pagarlo—, siseé para mí.

No pude aguantar la rabia y el enojo que tenía en ese momento, así que me abalancé sobre él y saqué mi cuchillo de mi bolso, perforándole el corazón.

Él no vio venir mi ataque, así que su cara fue de asombro total cuando el cuchillo impactó contra su piel, la pistola que tenía en la mano se le cayó al suelo y de inmediato perdió las fuerzas, así que rápidamente saqué el cuchillo de su piel y volví a clavarlo nuevamente, una y otra vez, hasta que cayera al suelo totalmente sin vida.

Juro que lo disfruté, lo disfruté porque el no merecía vivir, porque me destruyó la vida y porque le destruyó también la vida a otros.

Me alejé de allí y fui tras Harry.

—Vamos, ayúdame a levantarte—, musité con lágrimas en mis ojos —tenemos que salir de aquí cuanto antes.

Tomé a Harry afincado a mi hombro y salí del lugar lo más rápido que pude, todavía caían lágrimas de mi ojos y mi corazón estaba hecho añicos, avancé rápidamente a la salida para escapar para siempre de aquel lugar y de entre todas esas personas dementes...

Harry se quejaba del dolor. Me rompió aun más el alma verlo así.

Cuando llegamos a la salida de la Cofradía se encontraba lloviendo, así que no me importó, salí con el chico que más me importaba como alma que lleva el diablo. Los hombres de la seguridad parecían no saber lo que pasaba allá adentro, porque no intentaron detenerme, sino que se quedaron allí muy normal.

De pronto vi como venían hacia a mí muy de prisa, como si le hubieran avisado justo en ese momento lo que acababa de suceder, así que eché a andar más rápido y por un momento creí que no escaparíamos del lugar porque venían muy cerca de nosotros y Harry empezaba a desfallecer, a no poder seguir por el dolor impregnado en la herida. Los hombres estaban listos para dispararnos, pero no obstante, sucedió...

Un vehículo entró por el portal y casi nos atropella, frenó de golpe al vernos, entonces vi que era Adela que estaba tras el volante y rápidamente me desgañitó que subiera al auto abriendo consigo la puerta delantera. Mis piernas ya no daban para más, no tenían fuerza para seguir corriendo y sé perfectamente que las de Harry tampoco, pero me acerqué al auto con todo lo que pude y tiré del cuerpo de Harry hacia el interior del vehículo.

En ese momento mi vida estaba en juego.

De un tirón abrí la puerta de atrás del carro pero no me dio tiempo a entrar, los hombres me encañonaron por detrás apuntándome en la cabeza.

«Diablos»

Creí que moriría, pero mi amiga Adela fue más ágil, sacó una ametralladora y le disparó a ambos destrozándole las cabezas.

Me quedé atónita por los sonidos de los disparos.

—¡Entra ya, maldición! —me gritó, haciendo que yo salga de mi trance y entrara al auto.

Todo pasó muy rápido, cuando pude asimilarlo ya estábamos muy lejos de toda la Cofradía, en ese momento pude respirar aire fresco y desbarajustarme por todo lo que había pasado.

Harry estaba ya inconsciente en el asiento mientras que Adela conducía a todos prisa para llegar a un lugar seguro y curarlo, más sin embargo, yo estaba devastada en gran manera, con el corazón roto, mi vida rota y todo vuelto un desastre.

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