El timbre de casa sonaba descontroladamente, como si de una emergencia se tratase. Me era difícil abrir los ojos y acostumbrarme a la luz que impregnaba mi habitación, me desadormecí en la cama hasta sentir todos los huesos de mi cuerpo acomodarse y prepararse para incorporarse.
Una vez que obligué a mi ojos abrirse de manera involuntaria, frunciéndolos de mil formas, me costó unos buenos minutos darme cuenta que había dormido más de 24 horas, ya era el día siguiente: había estado tan cansada y agotada que, había dormido en exceso, agradecí no haber despertado con dolor en el cuerpo.
Salí de mi habitación para atender a quien estaba tocando la puerta, bajé las escaleras perezosa y abrí:
No era nadie.
«¿Qué diablos?...»
Miré hacía todos lados pero no veía a nadie, parecía que alguien se estaba burlando de mí. No obstante, cuando iba a tirar de la puerta para adentrarme a mi casa, un tanto enojada porque me habían despertado, miré hacía el suelo, y lo vi
Había un sobre en el centro de la entrada, de inmediato me recorrió un terror y un escalofrío por toda mi espina dorsal que me obligó abruptamente a no tomar el sobre, entrar a mi casa y hacer como que no había visto nada.
Pero era absurdo, tenía que ver qué decía o qué contenía aquel sobre, porque alguien había venido a dejarlo aquí, quizá se trataba de algo importante.
Así que una vez más miré hacía todos lados detenidamente y, tomé el sobre tan de prisa que sentí cómo mi cabeza revolotió de golpe.
Entré de inmediato, tirando de la puerta con fuerza detrás mío.
Era estúpido sentir tanto pavor por un simple sobre, si bien sabía que alguien lo había dejado allí, pero pudo haber sido una trampa, alguna clase de truco para que saliera y en cuanto lo notara y la tomara, entonces, ahí sería el punto perfecto para acabar conmigo.
Quién sabe.
Pero no sucedió, todo tranquilo, todo perfecto.
El sobre que contenía ya en mis manos, en su parte tracera, decía que iba dirijido a mí, tenía mi nombre completo y correctamente escrito.
Tiré del sobre y, de inmediato saqué lo que había allí dentro, y no me tardó mucho tiempo darme cuenta que se trababa de un cheque, un cheque que sin duda, me pertenecía.
Leí con detenimiento y al momento que mis ojos se deslizaban por cada letra y número sentía como si de una locura se tratase.
Terminé de leer todo, aunque en realidad, no era mucho lo que había que leer, pero lo había repasado una y otra vez, me quedé por unos breves microsegundos analizando lo que acababa de leer. Era algo serio, tan serio como que, aquella hoja de papel la tenía sujeta en mis manos, pero para mí, aquello era un chiste, una locura.
¿Un cheque de un millón de pesos?
Mis ojos automáticamente se abrieron de par en par, porque era totalmente una locura, ¿de dónde provenía aquel dinero? ¿Quién lo enviaba?
Mi mente divareaba abruptamente, mi corazón latía tan fuerte que juraría que saldría de su sitio, y mi piel, ni te cuento.
Contemplaba aquel cheque como si estuviera viendo una escena de película de terror, todo eso me era muy frustrante.
Me encontraba paralizada cerca del sofá, que contra corriente me limité a sentarme en él porque sino, sentía que iba caer en picada de una vez por todas.
Cerré mis ojos y respiré hondo, me quedé por un momento con ellos cerrados y volví abrirlos, con la coraza de que todo aquello sea irreal. Porque es que no podía recibir ese dinero de mil alegrías, me encontraba en medio de una vida que no sabía si cualquier mínima cosa que decidiera aceptar, al final iba hacerme bien o mal. Bajo ningunas circunstancias podía tomar todo ese dinero en forma de milagro, apesar de que los alimentos en esta casa habían escaseado y mi vida en cuanto a económicamente se trataba, estaba vuelta un desastre.
De haber tenido otra vida, lo había tomado hasta llorando de la emoción, brincando y pataleando, porque sí, se estaba hablando de un millón de pesos, un millón de pesos que me prometía salir de la pobreza, que cambiaría mi estilo de vida para siempre, pero justo en este momento aquello era absurdo para mí.
Traté de recomponerme ante esta persecución, y busqué mi teléfono celular para marcarle a Harry y Adela.
Gracias a Dios, Harry me tomó la llamada de inmediato, me dijo que en seguida vendría hacia acá, que no iba a demorarse. En cuanto a Adela, respondió que, salvo unos minutos estaría también aquí, pero que no era seguro que llegaría tan de prisa.
Estaba intranquila, no podía esperarme a plantearle a los chicos esta gran persecución. Me encontraba paseando de un lado a otro en la estancia de la casa, totalmente desesperada.
Al cabo de unos veinte minutos, escuché la puerta, de inmediato me dirigí hacia ella.
—Harry, —emití, desde que mis ojos automáticamente vieron los suyos —pasa pasa— le invité a entrar.
—¿Por qué tanta urgencia? —preguntó, dirigiéndose a la cocina—, me muero de sed, tan pronto como me llamaste vine corriendo hasta aquí.
Reí, siguiéndole a la cocina.
—¿Puedo creer eso? —pregunté, burlonamente.
—¿Crees que estoy mintiendo? ¡De verdad, Eden! Fue un desafío llegar hasta aquí, no estaba por esta zona— comentó, con un dejo de preocupación en su rostro.
Si bien Harry no tenía un don, entonces era un mago, porque siempre hacia que tu preocupación, tus dudas o miedos pasen a un segundo plano cuando estás junto a él.
—No he dicho que no te creo, solo pregunté que si podía hacerlo— reí, dedicándole una mirada dura falsamente.
Justo en ese mismo instante, escuché nuevamente el timbre de la puerta, en la que me dirigí rápidamente.
—¡Pero se entendió como que no me creías! —Soltó de momento, cuando ya llegaba a la puerta para abrirle a Adela.
—Más vale que sea algo sumamente importante—, canturreó de manera cósmica, al momento que se adentraba al interior de la casa— acabas de detener un acto sexual entre mi chico y yo—soltó, con una risa tallada en su rostro.
En ese momento estallé en risas, de la manera en que pronució aquello había causado que no pueda contenerme.
—Jajaja ¿y has permitido que yo te interrumpa? En serio que no me lo puedo creo—, dije, riendo aún más.
—La Adela que yo conozco no dejaría de hacer semejante cosa por venir hasta aquí— habló Harry, colándose en la conversación.
Adela reprimió una risa y se tiró en el sofá.
—Bueno pues, al llamar, sí interrumpiste, Eden— comentó, mirándome— pero acto seguido, le di continuidad—. Puntualizó, soltando unas carcajadas.
—No nos importa mucho no—, refutó Harry, con sarcasmo, bebiendo del vaso que traía en las manos.
—Entiendo tu falta de eyaculación en la vida, no te preocupes—, le dijo Adela, al momento que yo estallaba en risas en la esquina de la estancia, sintiéndo una contracción fuerte en mi estómago debido a las risas.
Harry no pareció afectado por lo que había dicho Adela, pero se tornó serio, dedicándole el dedo corazón.
Yo me componía de la oleada de risas que me atacó, retorciéndome como loca y dándome por el pecho, cuando Harry musitó:
—Al grano, Eden.
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SUBORDINATE ©
Random¿Qué harías si con tan solo pensarlo podrías matar a cualquier persona? ¿Que harías si tienes que dejar toda tu vida atrás por pertenecer a algo que no quieres? La muerte de los padres de Eden y la desaparición de su tía (que cuenta como una muert...