Capítulo 5
Abrí los ojos de par en par, asombrada. Me acerqué hasta Adela y tomé asiento a su izquierda en el sofá. Harry a su vez, también optó por sentarse frente a nosotras en un pequeño mueble que había allí.
—¿Cómo se supone que haremos eso? ¿Estás loca? —le reproché.
—No estoy loca Eden, hay que deshacerse de esos cuerpos cuanto antes, y esa es la única manera de hacerlo. Porque entonces ¿qué propones tú que hagamos? —expresó, con su tono de voz autoritaria.
Yo me quedé observándola por varios segundos y luego miré los cuerpos tirados en el piso de mi casa.
—Podemos dejarlos tirados por ahí por el bosque en lugar de enterrarlos —propuse, mirándolos a ambos, buscando una afirmación en sus rostros.
Pero ninguno se inmutó a darle importancia a eso.
—Escucha, Eden— emitió Harry, y fue extraño porque era la primera vez que se refería a mí por mi nombre, se encontraba serio— no podemos dejar estos oficiales tirados por ahí porque en cualquier momento van a encontrarlos y, sabrán que ellos fueron enviados hacerte una investigación—, tomó una pausa y continuó—; si los desaparecemos, no lo echaran de menos durante unos días o talvez unas semanas, así que estarás fuera de ser involucrada de esas muertes, ¿entiendes?
Quizás entonces esa era la única manera correcta de hacer las cosas, lo que no me cabía en la cabeza era cómo íbamos hacer todo ese procedimiento.
Tal vez la idea de que tendría que agarrar una pala y bregar con tierra y lodo era lo que me tenía abrumada, porque ni siquiera la muerte de esos policías me había inmutado.
—Bien, lo comprendo.
Suspiré.
—Lo haremos desde que anochezca, ¿bien? —expresó Adela.
Harry asintió, pero había algo que yo no sabía, y era en dónde sería aquello, así que pregunté;
—¿Dónde será?
—Aquí mismo, en tu jardín— confesó.
¿Había escuchado bien?
—¿Qué burradas dices? —le dediqué una mirada fulminante a Adela —. ¿Estás propinando de que los enterremos aquí en mi casa? Eso si que no Adela.
Me paré del sofá enojada, porque ese plan sí que no podía ser, no lo podía permitir.
—Déjame explicarte por qué tenemos que tomar esa decisión de enterrarlos aquí.
Esta vez Adela había hablado en un tono mucho más agradable que el anterior.
—No quiero escuchar explicaciones, eso no se efectuará aquí y punto —dictaminé.
Adela se paró del sofá y me hizo frente, poniendo su peor cara de desaprobación.
—¿Sabes dónde hubieses estado justo en este instante si nosotros no hubiéramos intervenido?, estarías en prisión, siendo obligada a contestar preguntas que de seguro no ibas a saber contestar—, soltó, un tanto sofocada y obligada a decir eso—. Nosotros te ayudamos en esto porque ya eres parte de nosotros, y eres nuestra amiga, ni siquiera nos detuvimos a pensar en que podías defenderte sola porque podías hacer lo mismo que nosotros hicimos, entonces ahora estamos en este rollo y no comprendes las cosas, ¿cómo se supone que vamos a trasladar esos dos cuerpos a otro lugar si ni siquiera tenemos un vehículo? No podemos arriesgarnos a que alguien nos vea por ahí con esos cuerpos muertos al hombro, Eden.
Y supongo que tenía razón, no contábamos con un vehículo para sacar los cuerpos de la casa. Enterrarlos aquí, nuevamente, parecía la única opción.
Aguardé silencio durante varios minutos.
—Está bien, desde que caiga la noche—musité.
Ajeno a su personalidad, Adela me propinó un abrazo muy fuerte cargado de mucho amor, y eso fue nuevo, porque apenas la empezaba a conocer y ese abrazo se sintió a familiaridad u/o amistad que nunca te fallan. Estaba desaprovechando el momento, así que de inmediato le devolví el abrazo. La abracé tan fuerte como ella a mí, porque lo necesitaba y tal vez ella también por esa razón lo había hecho.
Luego de unos segundos, escuchamos que Harry carraspeo la garganta, así que nos desprendimos de ese abrazo y a su vez, ambas sonreímos.
—Lo siento por eso —emitió Adela.
Le propiné un golpecito en el hombro por disculparse por algo que no estaba mal, y también una mirada furiosa cargada de diversión.
Ella sonrió una vez más.
—Bien, ¿olvidaron que yo estaba aquí? —exaltó Harry, con las cejas enarcadas.
—Ya está idiota.
****
Horas después, Harry y Adela se fueron a sus casas a resolver algunas cosas pendientes para luego regresar una vez caiga la noche.
Antes de que se fueran, me ayudaron a llevar los cuerpos muertos hacia el cuarto de huéspedes, donde allí no me estorben y pueda olvidarme de ellos durante el resto del día.
Había sido una mañana súper incómoda, ni siquiera me había podido comer mi desayuno, y lo peor de todo era que yo ya no tenía apetito de nada. El cereal estaba todo blando dentro de la leche, se veía todo asqueroso. Lo llevé hasta la cocina y subí a mi habitación.
Me limité a buscar un atuendo que me quedara para esta noche, que luciera bien en mi cuerpo flaco y que le impresionara no sé... tal vez a... a alguien.
Busqué en mi clóset y me llamó a la atención un vestido de mangas largas de color negro que me había regalado mamá a mis trece años, nunca me lo había puesto porque esperaba el momento indicado para ello, así que lo tomé y lo coloqué en la cama. Debido a que siempre había sido delgada, el vestido me quedaba aún en la mejor medida, y agradecí por ello.
Recordé que aparte de que íbamos a enterrar los cuerpos muertos de los oficiales, también era la noche en la que debía asistir a la Cofradía, no lo tenía pendiente, lo había olvidado por completo por todo ese alboroto de los policías.
Así que me desanimé un poco porque no quería ir a ese lugar, no lo había pensado tanto pero la verdad, era doloroso dejar mi vida atrás, todo lo que soñé ser y por supuesto, apartarme para siempre del resto de mi familia.
Me pregunté cómo sería aquel lugar, si el lugar era uno de esos lugares tenebrosos en los que encuentras cadáveres a tus alrededores en todo momento... Cómo serían las personas que estarían allí y si podré encajar entre ellos.
Durante el día de ayer hasta hoy no había sentido deseos de matar a nadie, peor aún, no tenía las mínimas ganas de salir a ningún lado, talvez eso sea más difícil de lo que pensaba.
Busqué un calzado que le quedara a la perfección al vestido que había escogido, examiné unas zapatillas bajitas de color gris que también me había regalado mamá, pero estaban muy viejas y desgastadas, así que opté por unas botas negras.
Se acercaba la hora de que cayera la noche así que me fui a duchar y a prepararme para cuando llegaran Harry y Adela.
Me esperaba un lugar nuevo
que conocer.Nuevas cosas por experimentar.
Secretos a revelar.
Quizás aquí empezaba todo.
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SUBORDINATE ©
Разное¿Qué harías si con tan solo pensarlo podrías matar a cualquier persona? ¿Que harías si tienes que dejar toda tu vida atrás por pertenecer a algo que no quieres? La muerte de los padres de Eden y la desaparición de su tía (que cuenta como una muert...