Capítulo 16
Al otro día, encontré un sin número de llamadas de Adela, y unos treinta mensajes que no me limité a responder, me había despertado con los ánimos por los suelos como para estar estresándome desde muy temprano.
En ese preciso momento me llegó otro mensaje que supuse que era Adela nuevamente, así que eché un vistazo y no era ella. Era un mensaje de un número desconocido que me citaba a estar dos horas antes en la Cofradía porque habría un tal evento pavoroso.
Me pregunté qué clase de evento era ese, y me atemoricé bastante porque ya me imaginaba lo que podría ser...
Así que me preparé mental y físicamente para lo que fuese ese tal evento pavoroso, porque obligatoriamente tenía que hacer acto de presencia.
Me incorporé y fui abajo para desayunar algo.
Las provisiones en la casa se acababan, y yo no tenía ni idea de qué hacer al respecto. Cuando mis padres murieron, habían dejado bastante dinero para que mi tía y yo nos abasteciéramos un buen tiempo, pero al desaparecer, no sabía qué había hecho mi tía con ese dinero, donde lo había guardo o en qué banco lo tendría. Nunca me importó dar con ese dinero, pero ahora, ahora lo necesitaba más que nunca.
En la casa solo quedaban algunos enlatados que prometían no dañarse en los últimos meses, pero se agotarían por mi consumo. Quedaban algunas frutas en la nevera que amenazaban con dañarse, debido al tiempo que tenían allí y más que no la consumía. Media caja de cereal, verduras y otros.
—Tengo que hacerme de un empleo cuanto antes—, mencioné en voz alta, haciéndose eco en la amplia cocina.
Agarré cereal y leche, que era lo que habitualmente desayunaba y me devolví a hacia mi habitación, comiendo en el trayecto del camino.
Al cabo de unas horas, cayendo ya la tarde, me dispuse a vestirme y a prepararme para ir a la Cofradía, ya que habían anunciado que había que asistir más temprano.
No sabía qué outfit ponerme, así que sería una batalla conmigo misma para salir de casa.
Luego de sacar, entrar y volver mi habitación un nido de gallinas con ropas por doquier, me decidí por una falda de cuero negra, una blusa de tirantes blanca y una chaqueta negra de cuero también. Me quedaba a la perfección. Entallaba con mi cuerpo.
Era un outfit que no me había puesto antes, así que me alegré de que le sentaba bien a mi cuerpo delgado, y que me sentía cómoda y segura.
Me miré por unos instantes en el espejo y me contemplé por primera vez en mucho tiempo. Podía ver a la chica linda con el pelo más reluciente caerle por los hombros, esa de cuerpo delgaducho pero bien tachado, caderas voluminosas y piel limpia, esa de labios pocos carnosos pero definidos a la perfección y esos ojos negros cristalinos. Esa chica en medio de una vida tenebrosamente horrible, y aún así, tratando de ser ella misma.
Traté de decirme a mí misma desde el exterior que estaba orgullosa de mí.
Había sobrellevado la muerte de los seres que más amé en el mundo, y apesar de que ser una Orate me había ayudado a mantenerme dura ante ello, en el fondo sabía que yo era fuerte, y había podía manejar eso sola.
Mamá siempre me reiteraba que tenía que ser fuerte y luchadora, siempre me decía que si para cuando creciera yo no era fuerte, entonces no iba a poder luchar contra el mundo. Y me quedé con esas sabias palabras, y ahí estaba, empezando a vivir de una manera distinta a la que acostumbraba...
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SUBORDINATE ©
Random¿Qué harías si con tan solo pensarlo podrías matar a cualquier persona? ¿Que harías si tienes que dejar toda tu vida atrás por pertenecer a algo que no quieres? La muerte de los padres de Eden y la desaparición de su tía (que cuenta como una muert...