ℭ𝔞𝔭𝔦́𝔱𝔲𝔩𝔬 1

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Cuando bajé de la carroza que me llevó de Beuxbatons a Hogwarts, no pude evitar estremecerme. Estaba claro que había una gran diferencia de temperaturas.

Apenas había dado tres pasos, cuando en mi campo de visión apareció una mujer de unos setenta años de edad; llevaba una túnica de color verde esmeralda y un sombrero puntiagudo inclinado hacia un lado. Tenía una expresión muy remilgada y en la punta de su nariz descansaban unas pequeñas gafas de lectura.

—Usted debe de ser Natalie Parkinson—dijo ella con un tono de voz severo—Mi nombre es Minerva Mcgonagall y soy la profesora de transformaciones—se presentó para luego añadir lo siguiente:—También, soy la directora de la casa Gryffindor, ¿conoce el sistema que llevamos en Hogwarts sobre las casas, querida?

Asentí rápidamente, para luego añadir lo siguiente:

—Sí, lo conozco—respondí apresuradamente—Creo recordar que mi hermana me comentó algo—añadí lo más educadamente que pude. Estaba claro que esa mujer valoraba a la gente correcta.

—La señorita Pansy Parkinson...—suspiró ella—Una alumna admirable, ojalá se pudiese decir lo mismo de su actitud.

Solté una risita divertida. Esa mujer cada vez me caía mejor.

—Bien, ahora si hace el favor de seguirme—dijo ella haciéndome una seña para que la siguiese al interior del castillo-Ahora será usted clasificada, según nuestro sombrero seleccionador, en la casa a la que sea más afine según los rasgos de su personalidad.

Asentí lentamente mientras llegábamos, tras recorrer un par de pasillos, a dos grandes puertas que supuse que serían las del Gran Comedor.

—Suerte—me deseó la profesora Mcgongall, al ver mi expresión.

—Gracias—murmuré educadamente, antes de que las puertas del Gran Comedor se abriesen permitiendo mi paso.

Respiré nerviosamente y entré decididamente al comedor, bajo la atenta mirada de todos los alumnos de Hogwarts.

El Gran Comedor era precioso; estaba dividido en cuatro largas mesas llenas de estudiantes y en su techo había unas velas encendidas flotando en el aire.

Mientras caminaba, evité a mi hermana con la mirada por todos los medios. Más aún, cuando llegué donde estaba las mesas de los profesores y me tuve que sentar en una silla.

Cuando estuve sentada, la profesora Mcgonagall colocó una especie de sombrero en mi cabeza, que al instante comenzó a hablar:

—Hmmm... Otra Parkinson... Pero no... Hay algo distinto en ti, tú no eres como tu hermana... Veo valentía y valor en ti... Sin embargo, también veo que posees un gran orgullo y una gran seguridad en ti misma... Por lo tanto, te voy a poner en... ¡Slytherin!

Instantáneamente, el comedor entero se llenó de aplausos. Estaba a punto de preguntarle a la profesora Mcgonagall cuál era la mesa de Slytherin, pero no me dio tiempo:

En cuanto retiraron el sombrero de mi cabeza, mi hermana se levantó de una de las mesas y me hizo señas para que me acercase.

Suspirando, me acerqué donde ella estaba, para sentarme a su lado.

—¡Hermanita!—exclamó Pansy para luego darme un abrazo—¡Madre mía!, ¿a que es genial que estudiemos juntas?

—Maravilloso—añadí sarcásticamente.

Ella puso los ojos en blanco y siguió hablando:

—Te presento—dijo ella alegremente—Ella es Daphne Greengass—me indicó señalando a la chica que tenía sentada delante.

𝕻𝖊𝖗𝖉𝖎𝖙𝖎𝖔𝖓 |𝕯.𝕸| PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora