ℭ𝔞𝔭𝔦́𝔱𝔲𝔩𝔬 26

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Punto de vista de Natalie Parkinson

Cuando salí corriendo de la clase, no podía respirar.

Era como si el aire que entraba por mi nariz, no llegase a mis pulmones; quedándose atascado en mi garganta.

Como pude, logré llegar a nuestra habitación y de ahí, me encerré en el baño, sentándome en el suelo, mientras rodeaba mis rodillas con mis brazos y lloraba desconsoladamente.

Le necesitaba...

Oler esa maldita poción, había sido como si me diese de golpe contra la realidad.

Al cabo de unos cuantos minutos de estar llorando, me levanté para lavarme la cara. Y fue cuando vi mi reflejo; llorando y completamente rota por un chico...

Eso tenía que cambiar.

Instantáneamente, llevé mis manos a mi pelo, el cual casi llegaba a mi cintura.


—Hmmm... Te he dicho alguna vez que me encanta tu pelo—dijo Draco, mientras se hundía en mi cuello; dejando un amplio camino de besos.

Me eché a reír, ya que sus besos me hacían cosquillas.

—Para ya tonto—dije riéndome, mientras este comenzaba a hacerme cosquillas.


Con una lágrima deslizándose por mi mejilla, saqué unas tijeras del fondo del primer cajón del lavabo.

Y prácticamente sin pensar, lo hice.

Coloqué las hojas de las afiladas tijeras, un poco por encima de mis hombros... Y... ¡Zas!

Un gran mechón de pelo cayó al suelo. Entonces, hice lo mismo con el otro lado; igualando ambas partes.

Mientras unas lágrimas comenzaban a descender por mis mejillas, intenté asimilar lo que acababa de hacer. Era la primera vez que me cortaba el pelo, ya que siempre lo había llevado largo y ondulado.

—¡Natalie!—exclamó Daphne, irrumpiendo en el baño—Oh, Dios mío...—murmuró ella, al ver los mechones de pelo, tirados en el suelo.

Dejé las tijeras en el lavabo y me di la vuelta.

—¿Tan mal estoy?—pregunté con la voz rota y a punto de llorar.

Daphne me evaluó atentamente.

—Te queda genial—dijo sonriendo.

Y entonces, rompí a llorar desconsoladamente, mientras ella corría a abrazarme.

—Shhh... Tranquila...—murmuró, mientras me acariciaba la espalda—Natalie tienes que dejarle ir, ¿de acuerdo?

Me separé de ella y enfrenté su mirada, para luego asentir lentamente.

Tenía razón... Tenía que olvidarle...

—Anda ven—dijo ella, volviendo a abrazarme.

¿Conocéis la frase: ... "Cuando el corazón se rompe... El cerebro comienza a funcionar"?

Bien, pues esa frase describe a la perfección, lo que sucedió a partir de ese momento.

***

Cuando salimos al Gran Comedor, decir que todas las miradas estaban puestas en mí y en Daphne... Era quedarse cortos.

Necesitaba un cambio, y por eso, Daphne me había ayudado a arreglarme un poco el desastroso corte que me había hecho; el cual caía completamente liso, justo por mis hombros.

𝕻𝖊𝖗𝖉𝖎𝖙𝖎𝖔𝖓 |𝕯.𝕸| PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora