ℭ𝔞𝔭𝔦́𝔱𝔲𝔩𝔬 13

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Punto de vista de Draco Malfoy

Se había quedado dormida en mis brazos.

Su cabeza se encontraba apoyada suavemente en mi pecho; siendo rodeada por mis brazos mientras respiraba suavemente.

Era la primera vez que una chica se quedaba dormida en mis brazos.

Al igual que fue la primera vez, hace unos días, que dormí con una chica después de tener sexo. Normalmente, las echaba antes de que se quedasen dormidas... Pero ella era... Especial.

Suavemente, me levanté con Natalie aún en mis brazos, y me dirigí al castillo.

Tuve que tener mucho cuidado con que Filch y su maldito gato, no me viesen.

En cuanto llegué a la puerta de su dormitorio, me las apañé para llamar. A los pocos segundos, fue abierta por una soñolienta Pansy, la cual, al vernos, pareció despertar de golpe:

—¡¿Pero qué...?!—empezó a exclamar ella. Sin embargo, le hice un gesto para que se callase:

—La he encontrado en el lago negro, borracha—le expliqué mientras entraba en la habitación y tendía a Natalie, delicadamente, en su cama.

Entonces, le eché último vistazo. Y sin ningún tipo de explicación, cuando soltó un pequeño suspiro en sueños, se me encogió el corazón.

—Malfoy—interrumpió la voz de Pansy mis pensamientos—Gracias por traerla.

Observé a Natalie por última vez, y me dirigí a la puerta:

—No ha sido nada—me limité a decir mientras llegaba a la puerta y la abría, dispuesto a irme.

Sin embargo, Pansy me cogió del brazo cuando estaba atravesando el umbral:

—Malfoy...—me llamó, consiguiendo que me detuviese—Natalie me lo ha contado... Y bueno...

Rápidamente, saqué mi máscara de frialdad y me limité a contestar lo siguiente:

—Parkinson, es tarde...—pero ella me interrumpió.

—No la hagas daño, por favor—me pidió ella.

Respiré hondo y me solté de su agarre.

—Yo nunca le haría daño—fue lo único que dije antes de irme, dejándola plantada en la puerta.

***

Hoy era el día que íbamos a jugar el partido que dejamos a medias el anterior sábado.

Ginny Weasley se encontraba perfectamente recuperada, cosa que pude observar mientras salíamos a los campos y los capitanes procedían a darse la mano.

Sin embargo, esta vez después de fulminar a Potter con la mirada, observé a Natalie; la cual se encontraba a mi lado, con una cara de resaca que no podía con ella.

Y encima había tenido que aguantar la charla de treinta minutos de Flint, respecto a lo del otro día.

—¿De resaca?—le pregunté juguetonamente, consiguiendo que ella me fulminase con la mirada y yo sonriese divertido.

A continuación, procedimos a montarnos en nuestras escobas, mientras empezaba a llover levemente.

¿Por qué siempre que jugábamos al quiddich tenía que llover?

***

Llevábamos media hora de partido y la cosa cada vez empeoraba más. A cada maldito segundo que pasaba, llovía más y un trueno nos cegaba, impidiéndome visualizar la snitch.

𝕻𝖊𝖗𝖉𝖎𝖙𝖎𝖔𝖓 |𝕯.𝕸| PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora