ℭ𝔞𝔭𝔦́𝔱𝔲𝔩𝔬 34

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𝐌𝐚𝐫𝐚𝐭ó𝐧 (3/𝟓)

Punto de vista de Draco Malfoy

Mi comportamiento de ayer no tenía justificación.

No me arrepentía de haberle ido a partir la cara a Terence. Eso estaba claro.

Estaba claro que si beso a Natalie, fue claramente porque se aprovechó de la situación.

Pero joder... Quizás no hubiese reaccionado de la misma manera, si no tuviese toda la mierda del armario evanescente encima.

Si había estado tan distante con Natalie estos días, era por eso. Por el jodido armario.

Me pasaba prácticamente los días enteros intentando repararlo. Y ayer cuando el pájaro que utilicé para la prueba, resultó muerto... No podía ni conmigo mismo.

Justo cuando volvía a mi habitación, había estado buscando a Natalie por todo Hogwarts para disculparme con ella.

Para disculparme por haber sido un auténtico capullo. Pero cuando la vi en mi puerta y me dijo todo eso... Perdí los nervios y se me juntó todo.

Lo que no tenía justificación, fue como me comporté con ella después de la pelea.

Estaba enfadado, frustrado, traicionado... Vamos, que era una jodida bomba a presión.

Y esa bomba le había estallado a Natalie.

No me podía quitar de la cabeza su asustada expresión. Y en esos momentos, el bofetón que me dio solo me enfureció.

Pero ahora que lo pensaba, me tenía que haber dado un jodido puñetazo, como no se cortó Granger en hacer una vez.

Ayer por la noche no fui a buscarla, principalmente porque no estaba en condiciones de solucionar nada y solo conseguiría asustarla.

Así que mi bonita e inteligente solución fue beberme dos botellas de whiskey de fuego y quedarme cao sobre las tres de la madrugada.

Un puto desastre.

Punto de vista de Natalie Parkinson

A la mañana siguiente, no sabía ni que hora era, hasta que Pansy me despertó.

Ella y las chicas estuvieron toda la noche de ayer intentando consolarme, pero sirvió de muy poco.

Nunca había visto a Draco así... Y nunca pensé que le pudiese llegar a tener miedo.

Sobre las doce de la mañana, aproximadamente, cogí un libro en un intento de distraerme, pero llamaron a la puerta.

Pansy salió del baño y fue a abrir, mientras yo intentaba concentrarme en el libro.

—Ahora no, Draco—escuché como decía mi hermana.

Prácticamente de un salto me levanté y me reuní con ella, para encontrarme con Draco al otro lado de la puerta.

—Hola—me saludó él, con un evidente cuidado en la voz—¿Podemos hablar?

Pansy estaba a punto de negarse, cuando yo la interrumpí:

—Está bien, Pans—dije suavemente.

Ella suspiró.

—Os dejo solos—musitó, para luego salir de la habitación y que Draco entrase.

Entonces me senté en el borde de la cama, sin saber qué decir o que hacer.

Draco me miró atentamente, para luego arrodillarse delante de mi.

—Natalie no sabes cuanto lo siento—se disculpó el—Mi comportamiento de ayer no tiene justificación y no sabes lo mucho que me arrepiento.

Respiré hondo; ahora mismo parecía sincero... Pero el Draco de ayer estaba muy lejos de parecerse al que tenía ahora delante.

Él pareció comprender la situación, ya que añadió lo siguiente:

—Cariño, siento mucho haberte asustado ayer—murmuró él sin abandonar mis ojos—En ningún momento tenía que haberte hablado así, ni haberme comportado de esa forma.

Asentí lentamente, para luego proceder a hablar yo.

—Draco... Ayer no tuviste la culpa de todo—empecé a decir con la voz un tanto pastosa—Yo no debería de haber besado a Terence...—murmuré con las lágrimas acumulándose en mis ojos—¿Podrás perdonarme?

Él esbozó una pequeña sonrisa.

—No tengo nada que perdonarte, cariño—dijo el suavemente, mientras una de sus manos ascendía a mi mejilla—Terence tiene la culpa, no tú.

Respiré hondo y lo solté.

—Draco, te quiero—murmuré—Pero lo de ayer fue demasiado, yo...—respiré hondo—Yo necesito un descanso.

Su expresión se congeló por unos instantes, pero no dijo nada.

—No estoy rompiendo contigo—aclaré rápidamente—Solo necesito un tiempo.

Draco asintió, para luego mirarme con ternura y colocar un mechón de pelo detrás de mi oreja.

—Está bien—accedió suavemente—Si es lo que necesitas, lo respeto.

Entonces, se inclinó levemente hacia mí.

Por un momento pensé que me daría un beso en los labios, ya que llevábamos más de cuatro semanas sin apenas tocarnos, pero él se limitó a pasar de largo y besar mi frente con cariño.

Cerré los ojos el tiempo que duró el beso, para luego abrirlos y verle separarse de mí; comenzando a levantarse para irse.

—Draco—solté de golpe y sin poder controlar mis palabras.

Él se detuvo y se giró, mientras me levantaba y mordía mi labio inferior.

Entonces, sin pensarlo mucho, me puse de puntillas, pasé mis manos por sus hombros y le besé.

Con ganas, de hecho.

Draco enseguida me correspondió el beso, mientras profería un pequeño gruñido y una de sus manos se enredaba en mi pelo, a la vez que la otra bajaba a mis glúteos, para darme un pequeño apretón.

Jadeé en su boca cuando hizo esto último; le necesitaba.

Así que sin pensarlo mucho, cogí su mano para meterla por debajo de mi falda. A la desesperada.

Sin embargo, cuando hice esto último, paró.

—Natty...—murmuró mientras sacaba su mano de mi falda y se separaba escasamente de mí—Cariño, si es verdad que quieres un descanso, no creo que esta sea la mejor manera de empezarlo...

Me reí nerviosa, para luego asentir.

—Sí, lo siento—me disculpé mientras me sonrojaba.

Draco sonrió y me dio un pequeño beso en la mejilla.

—Nunca te disculpes por besarme, preciosa—murmuró para luego separarse de mí y abrir la puerta—Nos vemos en la fiesta de esta noche.

Y cerró la puerta detrás de él.

¿Fiesta?

¿Por qué siempre era la última en enterarme de todo?

𝕻𝖊𝖗𝖉𝖎𝖙𝖎𝖔𝖓 |𝕯.𝕸| PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora