ℭ𝔞𝔭𝔦́𝔱𝔲𝔩𝔬 19

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Punto de vista de Natalie Parkinson

Hacían ya dos semanas desde que volvimos a Hogwarts.

Tracey aún no había vuelto, ya que sus padres habían declarado que hasta que no le encontrasen, ella no volvía. Cosa que me pareció bastante normal.

Las cosas seguían igual, o peor si cabía; Umbridge había comenzado a hacer interrogatorios a todas las personas, porque sospechaba de grupos que se estuviesen reuniendo clandestinamente.

Para solucionar este tema, tenía a la Brigada Inquisitorial, que era un grupo de Slytherins que se dedicaban a intentar descubrir esos grupos clandestinos.

Theo, Blaise, Crabbe y Goyle, formaban parte y estaban la mar de contentos; ya que aparte de castigar, también les subía nota.

Y hablando de Crabbe y Goyle... Eran peor que una maldición. Al parecer se habían tomado demasiado en serio la "labor", que les había dado Draco, y no me dejaban en paz.

Iba al baño y me esperaban en la puerta... Quedaba con las chicas y venían... Me miraba cualquier chico... Y se le tiraban al cuello.

Vamos una situación completamente desquiciante.

—¿Se puede saber por qué tengo que ir a la Sala Común?—les pregunté mientras bostezaba; estaba a punto de ser el toque de queda, y apenas me podía mantener en pie.

No hizo falta que me contestasen, ya que cuando entramos en la Sala Común, me encontré a Draco, en el centro de la habitación, con uno de sus trajes negros.

—¡Draco!—exclamé, para luego ir corriendo a su encuentro, mientras Crabbe y Goyle, tras una seña de Draco, abandonaban la habitación.

Bien, cuando digo que me lancé literalmente a sus brazos... Es que fue tal cual.

Draco tuvo que cogerme prácticamente en el aire, mientras le abrazaba con fuerza.

—Te he echado mucho de menos—dije sonriendo, mientras Draco se reía por mi gran efusividad.

Depositó un beso en mi pelo, para luego añadir lo siguiente:

—Y yo a ti cariño—dijo riéndose.

Entonces, me separé de él, coloqué una mano en su nuca y uní nuestros labios desesperadamente.

—Dios...—musitó Draco contra mis labios—Te he echado mucho de menos...

Yo respondí, volviendo a unir nuestros labios, mientras me comenzaba a notar demasiado húmeda ahí abajo... Hacía tanto tiempo que no hacíamos nada...

—Vamos a mi habitación—dijo Draco, con la voz ronca.

Así que sin decir nada más, me comenzó a guiar a su habitación, y cuando llegamos no había nadie.

Draco lanzó un hechizo a la puerta, mientras mi humedad se intensificaba, deseándole mucho más de lo que me podía haber llegado a imaginar.

Respiré entrecortadamente, cuando le noté posicionarse detrás de mí.

—Verás cariño...—habló su aterciopelada voz en mi oreja—... Cuando lo hemos hecho anteriormente, he tenido mucho cuidado contigo... Pero hoy... Se ha acabado eso.

Mi respiración era un completo desastre, cuando me preguntó lo siguiente:

—¿De acuerdo?

Asentí, prácticamente sin pensarlo.

—Hay tantas cosas que quiero hacerte...—murmuró detrás de mí.

Entonces me giré, y haciendo contacto visual, dije lo siguiente:

𝕻𝖊𝖗𝖉𝖎𝖙𝖎𝖔𝖓 |𝕯.𝕸| PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora