ℭ𝔞𝔭𝔦́𝔱𝔲𝔩𝔬 43

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Punto de vista de Natalie Parkinson

¿Conocéis la sensación de no poder respirar?

La sensación de estar debajo del agua sin poder salir a la superficie; como si tu cuerpo estuviese hecho de plomo y tus pulmones ardiesen en llamas.

Eso no era ni la primera parte de lo que estaba sintiendo.

De mis ojos caían unas constantes lágrimas mientras intentaba enfocar mi mirada.

Mi garganta estaba seca y estaba bañada en sudor; la luz del techo de la enfermería me deslumbró mientras notaba punzadas de dolor en todo mi cuerpo.

Bajé levemente la mirada y lo que vi hizo que quisiese vomitar; mi cuerpo se encontraba completamente ensangrentado, lleno de cortes que cada vez sangraban más.

Madame Pomfrey se encontraba intentando sanarlos todos, pero yo solo veía sangre y más sangre.

Draco se encontraba a mi lado, sujetándome de la mano y pidiéndome constantemente que le mirase a los ojos y que me mantuviese despierta.

Decidí hacerle caso, así que centré mi nublada y desorientada mirada en sus preciosos ojos azules; rodeados por un una especie de neblina roja.

Iba a intentar decir algo cuando noté como Madame Pomfrey pasó la punta de su varita por una de mis heridas.

El dolor fue tan fuerte y tan devastador que solté un grito que terminó por romper mi garganta.

Pude ver como Draco comenzó a llorar mientras me murmuraba un millón de disculpas y súplicas para que me mantuviese despierta.

Pero en algún momento el dolor me venció y caí inconsciente.

***

No sabía en qué momento me desperté.

Mi pecho estaba completamente envuelto en un gran vendaje que me agobió al instante.

Ya no notaba dolor, era como si estuviese en una especie de nube.

Intenté moverme para aflojar mi vendaje, pero unas manos me detuvieron y me volvieron a impulsar a la cama.

—No te muevas—me ordenó con suavidad, colocándome como estaba antes.

Tuve que entrecerrar y abrir los ojos unas cuantas veces, hasta que pude ver a Draco mirándome.

Sus ojos estaban rojos y su cara mostraba preocupación, disgusto y... ¿Enfado?

Tragué saliva e intenté hablar con todas mis débiles fuerzas; haciendo un esfuerzo por mantener mis ojos abiertos.

—¿Estás enfadado conmigo?—le pregunté débilmente e intentando enfocarme en su mirada.

Su rostro al instante se rompió y se puso de rodillas; quedando al lado de mi cama.

Entrelazó una de sus manos con la mía y la otra me acarició una de mis mejillas.

—Contigo no, conmigo—murmuró con la voz rasgada—Mi niña no sabes cuanto siento esto, tenía que haberte protegido, tenía que haberte...

No le dejé terminar mientras negaba con la cabeza:

—Draco no tienes por qué salvarme siempre—murmuré con las lágrimas haciéndose paso en mis ojos—Yo elegí ponerme delante de ti...

—No, Natalie tenía que haberlo impedido—comenzó a decir Draco mientras su voz se rompía levemente—Me tengo que alejar de ti.

Le miré extrañada, como si no le estuviese escuchando bien; pero al ver como se comenzaba a levantar, tiré de su mano en un inútil intento de detenerle.

—Natalie...—comenzó a decir ante mi agarre en su mano.

Le interrumpí mientras luchaba por no echarme a llorar ahí mismo.

—No me dejes sola—le pedí comenzando a derramar las lágrimas.

Él me miró con sus ojos rojos y respiró hondo.

—No estarías sola, Pansy...—comenzó a decir, pero no le dejé terminar.

—No quiero a Pansy, te quiero a ti, Draco por favor—le volví a pedir comenzando a llorar abiertamente ante la simple idea de que se fuese.

Pude ver como unas cuantas lágrimas se escaparon de sus ojos.

—Draco...—comencé a decir.

—No quiero hacerte más daño—dijo él con la voz rasgada mientras se apresuraba a limpiar las lágrimas de sus mejillas.

Respiré hondo y aumenté mi agarre en su mano.

—Entonces quédate conmigo—le supliqué con mis mejillas desbordadas de lágrimas.

Pude ver como se debatía; sabía que se quería quedar, pero algo se lo estaba impidiendo.

Al final, Draco acercó su silla a un lado de la cama y se sentó ella; entrelazando una de sus manos con la mía y elevándola para dejar un suave beso en el dorso.

—¿Te duele mucho?—me preguntó con la voz prácticamente rota.

Negué con la cabeza y apreté débilmente el agarre en su mano.

—Ya no.

Entonces él se inclinó levemente y dejó un suave beso en mi frente.

No hizo falta decir nada más, ya que estaba claro que las palabras, ya no eran suficientes.



Nota de la autora: Holaaa ¿Que tal el capítulo?

Para emprezar me gustaría disculparme por el la brevedad del capítulo, pero el próximo que se viene (y que es el último de el Misterio del Príncipe) va a ser muuuy largo y espero que lo compense :)

¡Os animo a dejar vuestro voto si os ha gustado!

¡Nos leemos!

💖💗💖

𝕻𝖊𝖗𝖉𝖎𝖙𝖎𝖔𝖓 |𝕯.𝕸| PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora