𝕻𝖊𝖗𝖉𝖎𝖙𝖎𝖔𝖓 |𝕯.𝕸| PAUSADA

ℭ𝔞𝔭𝔦́𝔱𝔲𝔩𝔬 30

Había pasado una semana desde mi anterior encuentro con Draco.

Apenas nos habíamos reunido un par de veces, pero no habían durado más de media hora, ya que se tenía que ir a hacer esa tarea.

Sin embargo, hoy me había propuesto algo.

Le quería preparar una sorpresa, para que principalmente se relajase y pudiésemos pasar un poco de tiempo juntos.

—Madre mía—dijo Daphne cuando entramos en la habitación individual de Draco—Yo también quiero a un Lucius Malfoy en mi vida.

Todas nos echamos a reír y comenzamos a decorar la habitación, con velas, rosas y todo este tipo de cosas.

—No me puedo creer que este ayudando a mi hermanita, a preparar esto—se quejó Pansy mientras terminaba de echar los pétalos de rosa en la cama.

Puse los ojos en blanco mientras Tracey sacaba una bolsita negra y me la tendía.

—Esto es para reforzar la situación—dijo ella sonriendo.

Entonces, cogí la bolsita y saqué un conjunto de lencería negro que no es que dejase mucho a la imaginación, precisamente.

Inmediatamente, mis mejillas se pusieron rojas. Nunca había usado ese tipo de lencería.

—Yo no sé...—empecé a quejarme, pero Daphne me interrumpió.

—Natalie no me seas mojigata—me regañó ella amistosamente—Aparte, no creo que Draco te la deje mucho tiempo puesta...

Pansy pareció explotar y la cortó:

—¿Podemos dejar de hablar de como Draco va a desnudar a mi hermana?—nos preguntó provocando la risa de las tres.

Entonces, miré la hora del reloj y me di cuenta de lo tarde que era:

—Bueno, venga tenéis que iros chicas—dije rápidamente.

Las tres, tras desearme suerte, se fueron dejándome a solas.

Me apresuré a ponerme el conjunto de lencería y lo acompañé con unos tacones.

Me solté el pelo que no me llegaba ni a los hombros y preferí no mirarme al espejo, ya que me terminaría acobardando.

Sin embargo, mi nerviosismo no disminuyó. Así que abrí una botella de champán que habíamos colocado junto a otras dos en una cubitera y me serví una copa, y luego otra...

En fin, que me terminé tomando cuatro copas.

No entendía mi inquietud, pero aun así no tuve mucho más tiempo de pensar en ello, cuando la puerta se abrió y apareció Draco; vestido con un traje negro que le daba demasiada madurez.

—Hola—dije consiguiendo que tras cerrar la puerta se girase y su mirada recorriese rápidamente la habitación, para luego centrarse de lleno en mí.

Maldita lencería de los...

—¿Qué es esto?—me preguntó mientras se acercaba a mi.

Trastabillé con los tacones y titubeé lo siguiente, maldiciéndome a mi misma por mi nerviosismo.

—Yo... Uhm... Bueno—intenté articular, pero entonces mi mirada se desvió a uno de los espejos que había en las paredes y me observé.

Y en dicho reflejo, no vi en ningún momento a la Natalie del año pasado, sino a una nueva Natalie... Mucho mejor que la anterior.

Eso me lleno de seguridad, así que avance unos pasos hacia él y me puse de puntillas para unir nuestros labios; sin darle tiempo a decir nada más.

—¿Te gusta?—le pregunté en un gemido bajo contra sus labios.