Capítulo Nueve

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—¿Como te fue?— Preguntó su amigo, pegándose el omega al pecho

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—¿Como te fue?— Preguntó su amigo, pegándose el omega al pecho. —¿Te dijo algo feo? ¿Deberia buscarlo y darle una paliza?

—N-No, no me hizo nada... Fue... Fue muy tonto, como la primera vez... Pero... Agh, Tae, me siento un idiota. Se puso tenso y me dijo la verdad, que el no podía atenderme porque no tenía dinero, que me fuera de el país y el me mandaba lo que pudiera... ¿P-Por que a mi, Tae? Nunca fui malo con nadie ¿por que me pasa esto?

—Relájate bebé... Espera, ¿te dijo que te fueras del país?

—Para que mamá no me matara a golpes.

Tae pensó mucho en ese momento. Y bingo, tuvo una idea, compleja, pero podía ser efectiva... Y lo que mas requería, era confianza, no quería que el tercero que seria involucrado la fuera a cagar.

Condujeron al centro comercial y empezaron a comprar. Ropa un poco más ancha, neutralizador de feromonas... Y Jimin, a escondidas, compró una faja... Para que sus padres no notaran su pancita en sus sesiones de fotos, y que no pasara un viernes trece.

Volvieron a casa temprano. Y la señora Park le comentó algo a Tae, que lo hizo irse...

—¿Mamá? ¿Pasa algo?— Miró a Tae salir sin darle una explicación. Dejó las compras en el suelo, acercándose a su señora. —¿Por que Tae se fue?

—Tenemos reunión, Jimin. Sus papás también van y lo llamaban de urgencia. Ahora ve y vístete ¿si? Deje tu ropa en la cama...

El pollito asintió y subió a su habitación. Miró en su cama la ropa finísima que usaría, suspiró.

El collar estaba ahí, ese molesto collar para no ser marcado.

—N-No jodas... Irán muchos alfas, ¿Y si notan mis feromonas de maternidad?

Se sentó a llorar de nuevo. Y es que no sabia que hacer si un alfa le cortejaba, o le consultaba sobre su aroma de omega preñado, quería arrancarse el pelo.

Se fue a bañar y no duró mas de los seis minutos. Entró con su toalla puesta y se miró en su enorme espejo... Su pancita... ¿Enserio algo crecía ahí? Se veía plano aún... Se acarició suavemente, imaginándose por primera vez en el día algo bonito... Un lindo bebito llamándolo papá, con manitas diminutas queriendo abrazarlo a toda hora... Y luego YoonGi, cagando su cómoda fantasía con su mugrosa presencia llena de deudas, hambre y ese chiquero que tenía por hogar.

—¡Ahg! ¡Lo odio!

Pero recordaba su voz como algo único. Cuando le permitió llamarle YoonGie quedó sonrojándose de por vida, y con el corazón al mil. Y recordó que debía llamarlo, solo le marcó.

 Y recordó que debía llamarlo, solo le marcó

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Pollito En Las Garras Del Lobo | YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora