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"Sean benevolentes con el prójimo, y cuando haya traición, ellos perecerán".




A la mañana siguiente cuando abrí los ojos, la luz proveniente de la ventana me daba en la cara cegándome. Me cubri con la manta hasta la cabeza y cuando miré a un lado, YoonGi me observaba con seriedad. Casi y brinco del susto por verlo en mi cama compartiendo un momento que para mí era íntimo. Recordar todo lo que pasó en la madrugada me sonrojó a niveles sorprendentes.

–Pensé que ya te había matado –una risa encantadora endulzó mis oídos.

–Lo mismo digo –la curiosidad era palpable y no quería desperdiciarla–. ¿Qué tanto?

–Sólo te mordí una vez –dijo–. ¿Podrías cerrar las cortinas de tu habitación?

–¿Es el sol? –por su naturaleza lo comprendía.

Negó.

–Es que pienso que la luz es molesta.

Con ello me levanté de la cama para cerrar las cortinas complaciendolo en ello. Me metí en la cama otra vez observando como la oscuridad tenue absorbió por completo la luz. Tenía razón, era cero innecesaria.

–¿Qué hora es? –pregunté más para mí mismo.

Igual terminó respondiendo él.

–Las tres de la tarde.

–¡La universidad! –el alma se me salió pero sentí una gran calma cuando una de sus manos frías se posó en mi pecho.

–Es sábado, no hay clases -respondió riéndose de la expresión de espanto que tenía en el rostro.

Respiré tranquilamente y me concentré en mirar a YoonGi sin pudor alguno. Claro, después de los besos dados ayer y la vergüenza que me embargaba ahora resultaba más fácil no ser tímido y ser yo mismo.

–¿Qué? –su pregunta le hacía exigirme que le dijera el porqué tanta atención.

–Lo siento. Creo que fue demasiado lejos aquel beso –suspiré algo derrotado.

–No tienes porqué disculparte, no hay razones.

Se acercó bastante a mí que nuestras pieles del brazo se fucionaron creando una temperatura ambiente. Habría jurado que mi rostro tuvo un color diferente después de su cercanía. Me estaba complicando demasiado la vida así que volteé por completo mi cuerpo quedando frente a él. Me miró con curiosidad. Había despertado algo que me hizo sentir extrañamente bien. Levanté mi mano para tocar su fornido pecho y lo acaricié modestamente hasta subir y atraerlo con cuidado provocando que mis mismas acciones resultaran tan lentas. YoonGi no opuso resistencia. Nuestros rostros estaban tan cercas que su aroma dulce me impregnaba las fosas nasales.

–¿No te quemas con el sol? –susurro.

Mi labio inferior ya estaba tocando el suyo.

–Sólo tú podrías hacer que ardiera en llamas.

Recuerdo que estuve a nada de besarlo, lo habría hecho, pero me aparté avergonzado de la cama mientras iba y me vestía y entraba directo al baño.

Nos pasamos toda la tarde conociéndonos más. Le hice todas las preguntas posibles que me permitió hacerle, puesto que mi madre ya estaba a punto de llegar. Una de las más importantes fue cómo, cuándo y quién lo convirtió. Su semblante hasta ese momento estaba apacible, pero se tornó serio y dubitativo. Tal vez se estaba debatiendo entre contarme o no.

–Fue un amigo. Aproximadamente hace un mes y medio –lo vi dudar pero tomé su mano para que sintiera la confianza necesaria. Sólo me hacía saber que esto le estaba pesando–. Él llegó a mi casa sin aviso alguno, estaba tan nervioso y su comportamiento me dejaba ver que alguien lo estaba siguiendo. Noté cosas muy extrañas. No fue necesario que yo preguntara qué le pasaba, me narró cómo llegó a ser un vampiro.

B I T E  ||YoonMin|| +18 [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora