B I T E ||YoonMin|| +18 [EDITANDO]

+50+

"Los que no saben de su historia, están condenados a volver a repetirla".

Las paredes blancas pulcras eran insoportables de ver. Y el olor a desinfectante y alcohol por los pasillos era imposible seguir respirandolo.

No había levantado mi mirada del suelo desde que habíamos llegado al hospital, casi como si éste me fuese a dar todas las respuestas que buscaba, pero más que respuestas, eran conexiones y suposiciones.

Cuando ingresaron a mi padre a urgencias, no vi a la cara a los médicos que lo atendieron, no me molesté en decirles nada pues amablemente YoonGi fue quien se había encargado de dar los detalles.

Yo aún seguía en shock después de lo ocurrido en el festival.

Durante el trayecto en coche, me mantuve cabizbajo mientras sostenía el peso de mi padre contra mí deseando que abriera los ojos de una vez, ya que había hecho hasta lo imposible porque despertara, pero no lo hizo. Cuando YoonGi observó mi rostro abrumado, no dudó ni dos segundos en cargar a mi padre y llevarlo al coche. No recuerdo muy bien por dónde caminé y en dónde estaba estacionado el vehículo, lo último que vi fue a Aurora mirándonos fijamente y a partir de ahí salir lo más pronto posible a un centro médico.

Los nervios se me estaban poniendo tan tensos que ignoraba todo a mi alrededor, agregando que los pasillos estaban en completo silencio si no fuera por el ruido de estática que hacen los focos led que había arriba para iluminar. Todo esto me estaba dando náuseas, pero poco a poco iba menguando mi estado catatónico.

Mi cabeza era un lío. Y la desesperación había entrado en acción. Quería hablar con mi padre sobre todo, sin evitar el tema, sin saltarse detalles, lo quería saber absolutamente todo. Porque alguien como Aurora en la vida de mi padre, también estaba teniendo un impacto enorme en la mía.

Vi unos cuantos pies moverse por el pasillo pero se desvanecían al fondo como si fuesen fantasmas, y otra vez lo único que había entre mis pensamientos era el sonido de las bombillas de luz led interviniendo en mis pesares.

Fue en ese momento en el cual sentí un toque ligero en mi hombro. Al voltear hacia arriba vi que era YoonGi quien traía dos cafés en mano. Me ofreció uno y yo lo tomé por mera cortesía. Realmente no deseaba llevarme nada al estómago y menos con las emociones fuertes que vivimos. El nudo en mi interior se hacía cada vez más grande.

–¿Te sientes mejor ahora? –preguntó YoonGi preocupado.

Dudé en responderle, estaba sintiéndome peor que cuando habíamos llegado, todo me estaba inquietando y temía volver a tener algún ataque de ansiedad.

–Sólo quiero hablar con mi padre y saber qué demonios le ocurre –contesté.

Al momento de mirarlo a los ojos, entendí su rostro, entendí cada parte que me transmitía y había dos cosas que notaba. Una de ellas era la expectación que mantenía sobre aquella pregunta que rondaba por mi mente pero que también estaba en la suya. Y la otra que era aflicción o más crudamente al temor.

No hace más de una hora, el doctor que nos atendió explicó que le harían un par de estudios para descartar posibles anomalías. Cuando el doctor hizo mención de ello volví a sentir ese malestar haciéndose nudo en la boca de mi estómago, incluso sentí como las costillas me apretaban los pulmones.

–Entonces necesito que te relajes, ten fe en que todo saldrá bien –dijo apacible.

Negué por culpa de mi exasperación.

–No puedo evitarlo. El hecho de que mi padre no haya podido despertar desde que llegó aquí me tiene muy preocupado... Puede tener algo muy malo y...