B I T E ||YoonMin|| +18 [EDITANDO]

+38+

“En este mundo todos tienen una cuota que pagar. Y cuando digo todos, no importa edad o pensamiento, la vida es prestada por quien se esmera en que el humano sea digno de sus ideales”.

Jungkook pov.

La densidad del aire en mis pulmones era cada vez más pesada, podía hasta olerlo en el aire, viendo como este incluso era color gris.

A pesar del día, llevamos a Jaebum a los Go-kart. Después de haber pasado todo la semana resfriado y con fiebre, ahora que me encontraba sano, temía volver a enfermarme. Aquel resfriado había dejado resquicios de debilidad en mi cuerpo, pero no los suficientes para no querer salir. Jaebum y su energía chispeante me terminaron por levantar los pocos ánimos que llevaba, además tenía un hambre voraz por algo grasoso. En cuanto saliéramos del recinto, le pediría a mi padre a que fuéramos por unas ricas hamburguesas.

Llegando al establecimiento, algo me hizo mirar hacia los lados mientras ayudaba a Jaebum a bajar del taxi. No sabía si era porque había muchísima gente paseando por las calles o si era porque algo raro había visto que me hizo sentir extraño. No encontré nada fuera de lo normal lo cual hizo deshacerme de ideas absurdas. Me tomé un pequeño respiro y fui a con mis seres queridos para iniciar la renta de los cochesitos. Mi hermano eligió uno rojo con blanco mientras yo me fui por uno completamente negro. Mi padre que en un principio estuvo reacio a montarse en uno, por los caprichos de su hijo menor lo hicieron ceder. Todos con el equipamiento necesario, las reglas y las prácticas enseñadas, nos pusimos en la línea de arranque y nos divertimos como nunca. Siempre me puse detrás de Jaebum para cuidarle la espalda, pues no me fiaba mucho de las paredes llenas de llantas como protección y el casco que portaba. Mi padre se había adelantado tanto que no me importó dejar que se divertiera, mientras yo cuidase de Jaebum todo iba a estar bien.

Teníamos el derecho de dar unas diez vueltas al circuito, cruzando por algunos puentes y unas cuantas vueltas que nos pedían derrapar, varias veces choqué contra el muro de contención, pero me las arreglé como pude para seguir detrás de Jaebum. Cuando íbamos por la vuelta siete, al momento de cruzar por el puente subterráneo, aceleré en reacción cuando vi a alguien salir desde la esquina del túnel, provocando que metiera el freno repentinamente y haciéndome derrapar. Las llantas sacaron humo y el asfalto se pintó de negro. Tal vez y esa persona era alguien que supervisaba el circuito o alguien que sólo estaba de guardia. Con la respiración acelerada, miré el túnel, pero la persona que creí ver ya no estaba. Paranoico, volví a retomar mi camino acelerando esta vez más fuerte pues había perdido de vista a Jaebum.

La oscuridad de aquel túnel me hizo sentir náuseas, incluso con el aire pegándome por todos lados, sentía el imperioso pavor de que algo me estaba siguiendo, pero no podía distraerme. Al frente, divisé el cochesito de Jaebum dando una vuelta muy cerrada, por lo que me apuré para llegar al raz. Cuando vi que iba muy pegado y la curva se le cernia a las ruedas solté un suspiro de alivio cuando logró pasarlo sin dificultades. No sabía si aquello que presencie en el túnel me avivó más la percepción de peligro, pero por si las dudas no dejé de cuidar a mi hermano. Quise pedirle a Jaebum que se detuviera porque dentro de poco íbamos a meternos al subterráneo, sólo sintiendo escalofríos con la idea siquiera, pero ya nada podía hacer. Me mentalicé en que sólo eran cosas mías, que nada de lo que sucedió allá abajo pasó, pero que ante todo debía de estar alerta. Después de todo, no era muy seguro que un niño estuviera manejando a altas velocidades con poca protección.

Intenté tomar una bocanada de aire cuando observé como Jae era tragado por la penumbra del túnel, al escuchar el motor del cacharro supe que todo estaba bien, así que fui acelerando eventualmente cuando salí de allí, ahora ya no volviendo a ver a esa persona misteriosa. Las vueltas ya estaban por acabar, así que mientras me posicionaba a un lado de Jaebum pidiéndole entre manotazos que regulara la velocidad, me hizo caso así dejándome explicarle que en ningún momento se separace de mí puesto que nuestro recorrido estaba por acabar.