“Amigos. Sólo los verdaderos se cuentan con una sola mano y es suficiente”.
Al llegar a casa al día siguiente, no esperaba que mi padre estuviera afuera en el porche hablando con mi madre. Oculté cualquier rastro de marcas visibles en mi cuerpo con lo poco que cubría mi camisa con transparencias y la chaqueta café de YoonGi que me regalaba un gran sentimiento de pertenencia.
Calmé mi expresión ruborizada cuando recordé como había despertado esa mañana encima del cuerpo de YoonGi y me acerqué a mis padres a saludarlos.
“Es mi novio”. Pensé felizmente.
Ambos me visualizaron y sonrieron, o bueno, solo lo hizo mi padre que estaba alegre de verme, mi madre tenía cara de pocos amigos. De pronto maquiné miles de excusas para decirle en cuanto comenzara con su interrogatorio.
–Hijo, no sabes la falta que me haces –no tardó mucho en abrazarme con efusividad.
Yo también lo extrañaba mucho, así que me dejé llevar por su asfixiante fuerza.
–Lo sé, viejo. Yo igual –sonreí.
–¡Oye, que no estoy tan viejo, caramba! –dijo divertido.
–Por favor Gyu, estás cerca de cumplir los cincuentas –comentó mi madre uniéndose a nuestro abrazo.
Mi padre puso los ojos en blanco y deshizo el abrazo. No pude apartar la mirada inquietante de mi madre sobre mí. ¿Habrá notado algo raro?
–Bueno, menos plática más acción. Vine por tu madre porque iremos a una obra de teatro que le fascina desde niña, conseguí los primeros lugares –dijo mi padre sacando dos boletos de su pantalón.
Miré con ojos de amor a ambos y orgulloso por lo que estaban haciendo para salvar nuestra familia. Mi padre pasó una mano por sobre los hombros de mi madre y la abrazó.
–Llegaremos en la noche, cariño. Te dejé preparada la comida y la cena –dijo mi madre mientras los seguía al coche de su esposo y se disponían a irse–. No te portes mal, hijo mío.
–No te preocupes mamá. Diviertanse –le di un beso de buena suerte en la mejilla.
–JiMin, recuerda que tienes que venir a mi casa en un par de semanas. No te perdonaré si me fallas –comentó mi padre encendiendo el coche.
–Sí, papá. Te dije que ahí estaré.
Me sonrieron por último y se alejaron dejándome solo en la calle. El frío gélido de la mañana no se comparaba a nada al frío mortal de YoonGi, aún así no pude evitar encogerme de hombros. Me metí a la casa a hacer mis deberes y prepararme para mis exámenes finales. Y mientras la tarde pasaba, no pude evitar pensar en YoonGi y el hecho de no tenerlo junto a mí dándome todo el tiempo de su preciada atención. Pero sabía que debía conformarme con que tenía trabajos especiales por hacer y que después nos veríamos.
Mientras estaba haciendo zapping a la tele y viendo de vez en cuando a mi celular revisando mis redes sociales, me quedé sorprendido cuando vi la solicitud de amistad de TaeHyung. Hasta ahora era el único con el que no había tenido problemas, pero me parecía aterrador querer tentar a la suerte. ¿Los demás sabrán que YoonGi y SeokJin ya hablaron? Dudé muchísimo en aceptarlo, pero desistí pasando por el momento de su solicitud. Apagué el celular y fui a darme un baño para relajarme y así se fuera el resto de la noche.
Pasadas las horas cené lo que mamá había dejado, y para no sentirme agobiado de ya no saber qué hacer, recibí todos los mensajes de la contestadora en el buzón de voz. Los primeros eran pequeños avisos de mi padre diciendo que vendría a casa e invitando a mi madre a esa obra de teatro. Pasé de ellos cuando el teléfono comenzó a sonar con una llamada entrante. No pude evitar saltar en mi lugar por el repentino ruido. Con el ritmo acelerado de mi corazón contesté.
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B I T E ||YoonMin|| +18 [EDITANDO]
Fanfiction"Todo lo que ví en el baño de la universidad me dejó helado, pero fue más una sentencia de muerte. Un trato nos llevó a conocernos. Uno sediento por sangre y yo por mera curiosidad. Increíble y aterradoramente, los lazos formaron algo que ambos no p...