“Las segundas oportunidades sólo sirven en aquellos que lograron entender el verdadero dolor y lo hicieron como su mejor amigo”.
¿Cómo se le ve a la cara a esa persona que en un principio abusó de sus opiniones y las puso en tu contra? Podría hacerlo con enojo o rencor, pero mi padre siendo el protagonista, era más a la vergüenza.
Se había disculpado de ante mano, pero no estaba seguro de que eso fuera suficiente. Una cosa era el perdón por distancia y la otra totalmente diferente era hacerlo en presencia del otro.
Miré al pelinegro sentado a un lado mío sonriéndole e intentando animarme a que todo saldría bien. Me acomodé en mi asiento y puse mi cabeza en su hombro para al menos dormir un poco antes de llegar a Busan. El clima invernal iba desapareciendo conforme cruzábamos la urbanización de algunos pueblos, pues las colinas y el cielo despejado brindaban un muy buen clima para disfrutar en el viaje.
Con el vagar de mis pensamientos, sólo deseaba que las cosas con mi padre y YoonGi no fueran tan incómodas, ni mucho menos intensas en el sentido de haber algún malentendido entre los dos. Esperaba que se comportaran como los hombres que eran y así mismo se dieran el respeto que ambos merecen. De ser lo contrario, no sabía cómo afrontaría las cosas.
De repente un malestar en la boca de mi estómago se instaló haciéndome sentir fatal durante el viaje. Incluso YoonGi notó mi estado anímico enfermizo donde mi cara pasó a tonos pálidos.
–¿Te sientes bien? –preguntó preocupado.
Negué quejándome cuando un mareo me atacó haciéndome sostener mi cabeza entre mis manos frías. El mareo disminuyó atribuyendolo a la sensación de mi frialdad, por lo que prontamente me vi deseando sus manos para someterme bajo su temperatura corporal.
–Dame tus manos –pedi entre lamentos. Tan pronto como puse una en mi nuca y otra en mi frente, suspiré de alivio y sonreí por lo gratificante que se sentía–. Mucho mejor.
–¿Necesitas otra parte de mí? –inquiere en voz baja divertido.
–Sólo cállate y mantén tus manos ahí –dije apenado.
Gradualmente, el mareo fue bajando gracias a la frialdad mortal de YoonGi, pero sabía que no tardaría en volver los efectos nauseabundos si no conseguía algo de beber que era lo que más anhelaba.
–¿Cómo te sientes ahora? –pregunta.
–Algo bien, pero ahora quiero un poco de agua –quito sus manos con lentitud mientras enfoco mi vista hacia abajo para no ver el paisaje pasando a gran velocidad por los grandes ventanales, lo cual podría marearme aún más–. ¿Habrá alguien que pueda venderla aquí?
Mira por sobre su hombro rápidamente y menea la cabeza negando.
–No creo, debimos haber comprado al menos una botella de agua antes de abordar –dice. Respiro con tranquilidad para no entrar en desesperación por algo de agua, pero los síntomas parecen empeorar cuando siento mi vista nublarse–. Ve al baño. Estaré contigo en cuanto antes.
No escucho muy bien sus últimas palabras, pero como si fuera un robot, hago caso a su órden y como puedo, camino por el pequeño corredor que hay para llegar hasta el otro extremo del vagón e ir al baño público. Intento en la medida de lo posible no chocarme contra nada ni nadie y hacer el ridículo, ni mucho menos para llamar tanto la atención de los pasajeros que hay en la mayoría de los asientos totalmente callados y algunos dormidos. Algunas náuseas me hacen difícil el traslado, y aguanto no vomitar en medio del todo, pero cuando me ve una señora con un corte de cabello anticuado donde su topé era más corto que su frente, acelero el paso e ignoro su rostro fruncido al ver el mío completamente pálido y en mal estado.
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B I T E ||YoonMin|| +18 [EDITANDO]
Fanfiction"Todo lo que ví en el baño de la universidad me dejó helado, pero fue más una sentencia de muerte. Un trato nos llevó a conocernos. Uno sediento por sangre y yo por mera curiosidad. Increíble y aterradoramente, los lazos formaron algo que ambos no p...