B I T E ||YoonMin|| +18 [EDITANDO]

+41+

“Sentirse libres de proteger lo que aman, porque todo tiene un final y es inevitable”.

–¿Qué te parece ese de ahí? Podemos meterlo con la ofensiva.

–No sé, su estatura puede ser un gran defecto.

–Pero has visto cómo tira. El chico sabe lo que hace, tiene talento.

–No termina por convencerme.

Sólo se escuchó un suspiro.

–¿Y tú qué opinas, JiMin?

Mi estupor había desaparecido. Sacudí mis ideas y presté atención a Kwang y a JiYong que me miraban esperando una respuesta mía.

–¿Qué dicen? –digo distraído.

–Que qué opinas de Hwan, el chico de baja estatura que estaba pensando en meter a la ofensiva –aclara Kwang.

Miró a mi alrededor y soy consciente de que me he perdido en un punto distrayendome del exterior de mi cabeza. Estábamos sentados en las gradas de las canchas de básquetbol supervisando a algunos novatos que querían entrar al equipo antes de que nosotros nos graduacemos. Medité por un corto segundo viendo al chico que habían mencionado, me encogi de hombros restandole seriedad.

–Que está bien. Metanlo –comenté.

Mis dos amigos me vieron preocupados, pero no preguntaron más. Sin evitarlo, fijé mi vista al suelo y ahí me quedé sin hacer nada.

Justo pude sentir como se alejaban y JiYong murmuraba algo como: –¿Qué es lo que le pasa?

No vi la expresión de Kwang, pero tal vez era una de extrañeza al verme así de cabizbajo.

Y ciertamente así lo he estado por más de dos semanas enteras.

Ya nada era igual.

Podía sentir mis manos temblar al recordar su piel teniéndolo junto a mí, como antes, cuando le abrazaba o lo tocaba porque lo amaba muchísimo. Lo sigo amando, de eso no cabe duda, pero no verlo era como un golpe a mi corazón.

No sabía exactamente en dónde tenía la cabeza puesta para pensar de manera adecuada. Durante los últimos días tenía la cabeza en otra parte, distrayendome de todo y perdiéndome de varios detalles. Poco a poco fui entendiendo que aquella situación había escalado más de lo debido y que la sensación escabrosa del dolor se escabullia por mi espalda y pecho.

No supe por cuánto tiempo me quedé ahí en las gradas sin hacer nada, puesto que el equipo y todos los reclutas ya se habían ido de la cancha abandonando el espacio en silencio.

Y estando solo, recordé porqué me encontraba así. No existía algo mínimo de ánimo en mi alma para querer salir adelante y con una sonrisa en la cara. Después de todo, aquella chica había destruido todas mis barreras que mantenían un equilibrio en mi vida y en mi relación... O eso creía.

Últimamente he avanzado en mi tesis, que es lo único que he estado haciendo de provecho para no pensar en cosas absurdas. Mientras tenga mi cabeza ocupada, todo lo demás sería de poca importancia para mí.

Me levanté dispuesto a irme de allí para ir a mi casa a descansar, pues este día no tenía clases presenciales obligatorias y debía de resolver los asuntos con mi equipo de básquetbol. Me fui no sin antes echarle una corta mirada al cuarto de iluminación, aquel que fue acordonado y sellado para seguir con las investigaciones.

Recordar me había hecho suspirar, pues deseaba con todo mi corazón volver a esos momentos donde le conocí por primera vez, donde entablamos una conversación algo intensa y macabra, donde un trato nos llevó a conocernos.