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Betty le sonrió y ahí fue cuando empezó a prestarle atención al camino en el que Jughead conducía. Una simple y vacía carretera y muchos árboles alrededor. — ¿Papi... ¿A donde me llevas?—

— Calma, nena. Ya estamos llegando— Aseguró mientras conducía.

Betty se quedó en silencio y Jughead continuó conduciendo hasta que llegó a un pequeño edificio apartado del pueblo.

El chico estacionó el auto y luego bajó del vehículo junto a Betty. Ésta miró el lugar en el que se habían detenido y luego lo miró a él. — ¿Qué es este lugar, papi?— Preguntó ella.

— Sígueme pequeña— Le pidió tomándola de la mano.

Ella entrelazó su mano con la de el y entraron juntos al edificio. Al entrar, se podían escuchar muchos disparos. Betty se asustó y apretó la mano de Jughead.

— Tranquila nena. No te pasará nada— Aseguró Jughead sonriéndole mientras seguía adentrándose al interior del edificio.

Llegaron hasta una gran habitación en la que habían varias personas practicando su puntería con un arma.

Jughead guió a Betty hasta un rincón en el que había un arco y tomó unos protectores para los oídos y unas gafas ,y un arma que estaban en una mesa.

— ¿Que es esto?— Preguntó Betty, asustada y confundida.

— Nena, estás aquí porque quiero que aprendas a usar un arma de fuego. Quiero que sepas defenderte y te aseguro que esto te servirá y te puede salvar la vida un día— Aseguró. — ¿Lo harás?—

Betty lo miró a él y luego al arma que éste tenía en sus manos. Tenía miedo, pero también sabía que Jughead tenía razón y apreciaba eso.

— ¿Lo vas a hacer?— Preguntó Jughead.

Betty asintió lentamente y empezó a temblar un poco.

— Hey, tranquila. Estás conmigo y yo te diré lo que tienes que hacer— Aseguró mientras le ponía la protección para los oídos y las gafas— Aquí tienes— Le pasó el arma. — Concéntrate y respira. Lo harás bien—

Betty tomó el arma y suspiró, apuntando hacia el arco. Jughead se puso detrás de ella y puso sus manos sobre los hombros de la chica.

— Ahora Betty— Ordenó.

La rubia disparó por primera vez y chilló de la emoción cuando casi le dio al centro del arco. — ¡Lo hice! ¡Lo hice!—

— Te lo dije, pequeña. Lo haces muy bien. Continúa— Respondió Jughead, aún sosteniéndola y mirándola con orgullo.

Betty continuó disparando hacia el arco y ésta vez perdió el miedo y la inseguridad.

Jughead se mantenía detrás de ella y la soltó, pero Betty estaba tan entretenida disparando que no se dio cuenta. Él la miraba con orgullo y una tonta sonrisa enamorada apareció en su rostro.

— ¡Jughead!— Lo saludó un hombre de unos cincuenta años acercándose a él y palmeando su hombro. — No me dijiste que vendrías. — Miró a Betty de arriba a abajo, fijándose en su trasero. — Pero qué muñeca—

Jughead lo miró mal. — Y es mi novia—

— ¿Tú novia?— Preguntó aún mirando a Betty mientras ésta seguía disparando. — Es toda una muñequita rubia —

Jughead tomó a aquel tipo de la camisa y lo pegó contra la pared. — Escúchame bien, Armando. Ella es mi novia. ¿Entendiste? Mas vale que la respetes— Lo amenazó.

Rescatar Tu Corazón •Bughead• Donde viven las historias. Descúbrelo ahora