Jughead Jones es un joven millonario que decide salvar a Betty Cooper de una mala vida, pero que sin darse cuenta, ambos se rescatan el uno al otro.
Jughead la miró, confundido. - ¿Que estás haciendo? - Preguntó.
Ella se puso aún más nerviosa. - ¿...
Reggie llevó a Betty a casa por órdenes de Jughead. Ella no estaba para nada contenta. Se sentía acosada, espiada y que su privacidad y su libertad no fue respetada. Su novio había enviado a sus hombres a que la espiaran, atemorizando a un chico inocente y montando todo un espectáculo frente a sus amigos.
Al llegar a casa, Jughead la esperaba en la gran puerta principal y el sabía perfectamente que Betty no estaba feliz con esto, pero confiaba en que si él le explicaba, ella lo entendería.
Ésta bajó del auto y le puso mala cara a Jughead inmediatamente.
— Nena, puedo explicártelo — Aseguró Jughead acercándose a ella.
Betty tomó aire y le sonrió falsamente. — ¿Podría ser más tarde? Estoy cansada — Respondió entrando a la casa.
Jughead la vio irse y suspiró. Ya la conocía lo suficientemente bien como para saber qué de verdad estaba enojada.
— Jughead...— Habló Reggie. — Si te hace sentir mejor... el chico que dijo que le gusta Betty no se atreverá ni a mirarla después de esto— Aseguró.
Jughead lo miró, serio.
— Yo solo decía — Se justificó encogiéndose de hombros y entrando a su auto. — Hasta pronto y buena suerte— Encendió el auto y empezó a conducir, saliendo por el portón.
El ojiazul lo vio irse y suspiró sin saber qué hacer, y pensó que sería bueno darle su tiempo para que se tranquilizara.
— ¿Que pasó?— Preguntó Lucía acercándose a él.
— Ella debe odiarme en este momento — Contestó Jughead.
— No entiendo. ¿Por qué?— Preguntó Lucía.
— Ella debe creer que soy un tóxico y controlador y que no confío en ella, o que no le doy privacidad. Pero solo la estoy protegiendo— Explicó.
— Hable con ella— Sugirió la mayor.
— Lo haré, pero más tarde. Voy a darle su tiempo — Respondió el ojiazul.
Más tarde, Jughead se dispuso a ir con Betty. Subió las escaleras deseando que ella quisiera escucharlo y se detuvo frente a la puerta de su habitación, dando dos pequeños toques en esta.
— Pasa— Respondió la rubia.
Jughead abrió lentamente la puerta y la encontró sobre la cama, encima de su enorme peluche, usando su celular.
— Tenemos que hablar — Dijo el chico.
Betty se sentó sobre la cama y dejó su celular sobre la mesita de noche, mirándolo. — Te escucho—
Jughead se acercó y se sentó al borde de la cama a su lado. — Se que estás enojada conmigo y crees que te estoy espiando y que soy tóxico y controlador pero no es así —
— No puedo salir como una chica normal con mis amigos y pasarla bien un rato porque mi novio envía a sus hombres para que me espíen y sigan cada uno de mis movimientos y se lo digan a él. Si eso no es ser tóxico, controlador e inseguro entonces no sé qué es— Expresó Betty sonriendo irónicamente.
El pelinegro suspiró. — No es eso y no soy inseguro. Yo sé que tú nunca me engañarías y yo tampoco lo haría. Pero te estoy protegiendo— Aseguró.
— No entiendo — Respondió Betty riendo irónicamente. — ¿Protegerme de que? Hiciste que se armara todo un show fuera de Pop's y no sé qué cara le daré a ese chico el lunes en la secundaria. Y seguramente le dirá a los demás—
— Betts, esas no fueron mis intenciones— Aseguró Jughead acariciando su mejilla. — Escucha. No quería decirte esto porque has mejorado mucho y pensé que tocar estos temas te haría daño —
Betty hizo un silencio, mirándolo. — ¿Cuáles temas?— Preguntó, confundida.
Jughead suspiró. — Siempre te tengo vigilada porque no estás del todo segura— Admitió. — No es que estes en peligro ahora mismo pero en cualquier momento podrían querer buscarte otra vez —
Betty se quedó en silencio y el miedo volvió a aparecer en su mirada. — ¿Dices que... qué estoy en peligro? ¿Me están buscando?—
— No nena, no— Le mintió tomando su rostro entre sus manos. — Nadie te está buscando pero no puedo bajar la guardia. En cualquier momento podrían volver y no quiero que te pase nada. No dejare que te aparten de mi lado, nena—
Betty sonrió con los ojos cristalizados y lo abrazó. — ¿Entonces los envías a espiarme por si vuelven a querer hacerme daño?—
— Claro que si, pequeña— Aseguró abrazándola con fuerza. — Solo te mantengo a salvo—
— No eres tóxico, ni controlador ni un obsesivo paranoico— Admitió la rubia separándose del abrazo y acariciando el cabello del chico.
— Eso no, princesa. Te amo y perdón por lo de hoy— Se disculpó.
— Perdóname a mí por no comprender que solo me estás protegiendo. ¿Por qué lo haces? Siempre me cuidas y te preocupas. ¿Por qué?— Preguntó Betty.
— Porque te amo y porque es lo que mereces después de todo lo que pasaste— Respondió Jughead volviendo a abrazarla.
— No te merezco papi— Murmuró Betty mientras lo abrazaba.
— Oye, no preciosa — Negó Jughead separándose del abrazo y limpiándole las lágrimas. — Te mereces esto y mucho más. Eres muy fuerte y muy valiente—
Betty sonrió y otra vez lo abrazó. Amaba abrazarlo porque con sus abrazos se sentía segura. Él la abrazaba y se sentía tranquilo teniéndola entre sus brazos, sabiendo que ahí nada podría pasarle. Sentía algo de culpa por no decirle toda la verdad, porque había omitido decirle que han enviado a varias personas a perseguirla y él había tenido que matar a esas personas.
Betty se separó del abrazo y lo besó. Él correspondió y empezó siendo un beso lento, pero que se volvió lujurioso y salvaje. Ella se subió a horcajadas sobre el y tomó su rostro entre sus manos, mientras él la tomaba de la cintura, ambos besándose hasta perder el aliento.
Se separaron cuando no pudieron más y necesitaban aire, pero se miraron directamente a los ojos. Pudieron ver a través de sus ojos lo mucho que se deseaban el uno al otro. Betty acariciaba el rostro de Jughead y éste la miraba, estudiando su rostro.
— Eres tan hermosa...— Murmuró Jughead sin dejar de mirarla. — Me encantas, nena—
Betty sonrió, algo sonrojada. — Me encantas papi— Aseguró volviendo a sus labios.
Ésta vez este beso fue mucho mas lujurioso y salvaje que el anterior. Uno devorando la boca del otro mientras había una guerra entre sus lenguas.
Se separaron y otra vez establecieron contacto visual, regalándose una sonrisa traviesa.
— Ahora te pertenezco. Hazme tuya, papi— Pidió la rubia.
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Se lo que están pensando y se lo que quieren, perversas 😈😏🔥
