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Jughead iba conduciendo hacia el restaurante al que llevará a la rubia y no podía dejar de mirarla de reojo.

—¿Por qué me estás mirando así?— Preguntó Betty, divertida. —Mira el camino—

—Lo siento. Pero te ves tan sexy, ya quiero que ésta noche termine para llegar a la casa y arrancarte ese vestido— Admitió el chico mientras conducía.

Betty soltó una pequeña risa y se sonrojó.

—No tienes idea de la sorpresita que te tengo. Te va a encantar — Aseguró el ojiazul poniendo una mano sobre la pierna desnuda de la rubia y acariciándola sin dejar de mirar el camino.

—Jug, ya basta. Será mejor que no me estés provocando. Mis hormonas andan algo... descontroladas últimamente — Confesó mirándolo, divertida.

—Nena... provocarás que me detenga y te folle aquí mismo— Advirtió el chico.

—Me gusta la idea, pero prefiero que lo hagamos después porque ahora tengo hambre — Respondió la ojiverde.

—Ya estamos llegando — Avisó el ojiazul.

En pocos minutos ya habían llegado. Betty quedó impresionada con aquel restaurante. Era enorme y muy lujoso. Bajó del auto al igual que su novio y ambos entrelazaron sus manos para entrar al lugar. Después de varios días sin prestarle mucha atención, Jughead estaba volviendo a ser el chico cariñoso y atento con ella.

Éste le preguntó a un mozo en donde estaba la mesa que él reservó, y el mozo los guió hasta la mesa. Pronto ya estos dos estaban cenando juntos mientras sostenían una interesante conversación.

—¿Sabes? No sé por qué no hemos ido a Francia aún. Pero te prometo que iremos solo nosotros dos. ¿Te gusta la idea?— Preguntó Jughead muy animado.

—Si... solo nosotros dos— Respondió la ojiverde bajando la mirada, no muy convencida.

—Nena, ¿Pasa algo?— Le preguntó poniendo su mano sobre la de ella por encima de la mesa. —Estás muy rara desde hace... bueno... prácticamente todo el día. ¿Que está pasando?.

—Descuida. No pasa nada— Aseguró sonriéndole falsamente.

—¿Es porque estuve muy distante en estos días?—

—Oh no. Está bien. Supongo que has tenido mucho trabajo últimamente —

—Si... mucho trabajo. —Hizo un silencio, nervioso. —¿Quieres algo para tomar? ¿Un Brandy o algo de vino?—

—Algo sin alcohol— Pidió la rubia.

—¿Sin alcohol? ¿Por qué?— Preguntó Jughead, confundido.

—Es que... yo... no quiero... hay días en los que no quiero alcohol —

Jughead alzó una ceja. —Eso es nuevo, pero me gusta esa iniciativa —

Betty rió y Jughead pidió algo para tomar y que no tuviera alcohol, como lo pidió Betty. Y aquí no se sabía cuál de los dos actuaba más extraño. Ambos lo hacían. Betty pudo observar a Jughead haciéndole unas señas raras a uno de los mozos del restaurante que estaba en el balcón.

—¿Que estás haciendo?— Preguntó Betty, divertida.

Jughead la miró, nervioso. —Yo... nada. Ese señor es mi amigo desde hace un tiempo y tenemos una forma muy peculiar de comunicarnos. Quiero que me acompañes— Le pidió.

—Claro pero... acompañarte a donde?— Preguntó la ojiverde.

—Tu solo sígueme, nena— Contestó el ojiazul poniéndose de pie y extendiéndole la mano a ella.

Rescatar Tu Corazón •Bughead• Donde viven las historias. Descúbrelo ahora