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Los siguientes tres meses fueron bastante duros para Betty. Cuando estuvo en manos de Fernando otra vez, éste había abusado sexualmente de ella además del maltrato psicológico y verbal, sin mencionar que su única amiga en ese lugar intentó defenderla y pagó por eso. Por esta razón, Betty cargaba el peso de la culpa sobre ella y le fue difícil superar eso. Le costaba hablarlo incluso con Jughead. Pero el ojiazul fue paciente y él junto a los amigos de la rubia, le dieron apoyo y fueron comprensivos. De ésta manera, Betty empezó a superarlo y poco a poco estaba volviendo a ser la misma.

Y actualmente ya el año escolar había terminado y se acercaba la muy esperada graduación, que sería mañana.

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Betty se encontraba pintando sobre un lienzo en el cuarto que Jughead le había preparado especialmente para eso.

—Se que siempre lo digo pero te esta quedando increíble — Admitió Jughead entrando al cuarto con Milo en sus brazos.

Betty lo miró y sonrió. —Hola Juggie —

—Mira quien te extraña— Respondió Jughead dejando al perro con Betty para luego besar dulcemente sus labios.

—Estaba pintándolo a él — Dijo la ojiverde sentando a Milo en su regazo y abrazándolo, mientras éste lamía su cara, haciéndola reír. —Es tan tierno... mi bebé — Hizo un silencio — Jug...

— Dime nena— Contestó el chico sentándose a su lado y besando su mejilla.

—¿Te gustaría... te gustaría que tuviéramos... que tuviéramos un hijo?— Preguntó en voz baja.

Jughead abrió los ojos como platos y la miró. —Betts, no. Estás muy chica para eso—

—Lo se, pero no hablo de ahora. En un par de años más. ¿No te gustaría?—

—Nena, nada me haría más feliz. Pero todo a su tiempo. ¿Bien?— Preguntó Jughead sonriéndole.

Betty asintió con una sonrisa mientras terminaba de retocar su pintura y hubo un silencio entre los dos en ese momento.

—Mi nena se gradúa mañana— Le recordó el ojiazul mirándola con orgullo. —¿Estás ansiosa?—

—No lo sé— Respondió la rubia con una sonrisa. —Estoy algo nerviosa. Me tocará a mí hablar frente a un montón de personas—

—Lo harás bien— La animó el pelinegro besando su mejilla y poniéndose de pie. —¿Tienes hambre? Iré a preparar algo en la cocina—

—Está bien. Voy contigo en un momento— Avisó Betty mientras seguía pintando sobre el lienzo con Milo en su regazo.

Jughead volvió a besar su mejilla para salir de ahí, dejando a la rubia sola mientras terminaba de pintar.

El celular de Betty vibró en su bolsillo y ella lo tomó y miró la pantalla, confundida.

¡Betty! Soy yo

Soy Merlina

¿Cómo estás?

Contéstameeee

Betty hizo una mueca y sus ojos se cristalizaron, ya que creía que su amiga estaba muerta. Ignoró el mensaje pero el celular volvió a vibrar. Ella empezó a temblar y cuando desbloqueó el celular, vio un mensaje de voz de esa chica que decía ser Merlina y con algo de miedo lo reprodujo.

Rescatar Tu Corazón •Bughead• Donde viven las historias. Descúbrelo ahora