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Al día siguiente, la rubia despertó y solo podía sentir que sus piernas dolían y también su espalda, recordándole el "castigo" que le había dado Jughead el día anterior.

— ¿Ya despertaste?— Preguntó Jughead apareciendo en la puerta de la habitación con una bandeja con frutas en mano.

— Me duele todo— Se quejó la ojiverde sentándose en la cama haciendo una mueca de dolor.

Jughead solo soltó una pequeña risa al recordar lo de ayer y fue hacia la rubia. Dejó la bandeja sobre la mesita de noche y se sentó al borde de la cama, y Betty acostó su cabeza sobre las piernas del chico mientras éste acariciaba su cabello.

— ¿Fui muy duro ayer?— Preguntó el pelinegro, divertido.

— Cállate. Estás loco— Respondió Betty cerrando los ojos.

— No me respondas así o te ganaras un castigo. Y no hablo de uno como él de anoche. Si no que dormirás sola— Le advirtió.

— Está bien...— Murmuró.

— ¿Sabes? Tengo una sorpresa para ti— Avisó mientras acariciaba su cabello.

— ¿Cual sorpresa?— Preguntó aún con los ojos cerrados, sintiendo las caricias del chico.

— Si te lo digo no será una sorpresa. Pero antes, debes ganártelo —

Betty se sentó en la cama lentamente y lo miró, confundida. — ¿Ganármelo? ¿Como?—

— Ya verás — Le contestó poniéndose de pie. — Te espero abajo y entonces te diré que hacer— Le guiñó un ojo y salió de la habitación.

Ésta se quedó mirando hacia la dirección en la que se fue Jughead, confundida. Se dispuso a pararse de la cama como pudo, aún adolorida, y fue a tomar un baño para luego vestirse y desayunar con lo que el chico le había traído.

Bajó las escaleras, ansiosa por saber qué estaba planeando Jughead, y lo encontró en medio de la sala, esperándola.

— ¿Por qué caminas asi?— Preguntó Jughead mirándola, divertido.

— No lo sé. Tu dime— Respondió Betty rodando los ojos. — Y no es gracioso. Enserio me duele todo —

— Entonces piénsalo muy bien antes de portarte mal y retarme—

— Como sea... ¿Que quieres que haga?— Preguntó la ojiverde.

— Ven— Dijo Jughead tomando su mano y guiándola afuera de la mansión.

— Papi, por favor... me duele todo. ¿Me cargas?— Suplicó poniéndole ojitos de niña buena.

— Está bien — Aceptó el chico subiéndola a su espalda para atravesar el jardín con ella.

— ¿A donde me llevas?— Preguntó la rubia.

— Espera a que lleguemos— Contestó Jughead.

Jughead continuó caminando por el enorme jardín de su mansión con la chica en su espalda hasta que llegaron a una pequeña casa.

— Hemos llegado— Avisó Jughead dejando a la rubia en el suelo.

— Yo que pensé que ya conocía todo el jardín— Respondió Betty, divertida.

— ¿Y si te digo que aún no conoces ni la mitad?— Preguntó el chico mientras sacaba unas llaves de su bolsillo.

— ¿Y por qué un jardín tan grande?— Preguntó la rubia.

— Porque así me gusta— Contestó Jughead abriendo la puerta de la pequeña casa. — Ven— Extendió su mano.

Betty tomó su mano y lo siguió hasta el interior de la casa. Se notaba que nadie había entrado aquí en mucho tiempo.

Rescatar Tu Corazón •Bughead• Donde viven las historias. Descúbrelo ahora