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— Muchacho... me parece que tienes algo que me pertenece — Aseguró Fernando.

Jughead rió irónicamente. — Yo no tengo nada tuyo. Así que si viniste solo a eso, será mejor que te vallas—

— Escúchame Jughead. Se que compraste a Elizabeth. Y déjame decirte que eso fue sin mi consentimiento. Nunca le dije a esa maldita vieja que Elizabeth estaba en venta—

—Ya te dije que no tengo nada tuyo. Lárgate o te saco a patadas— Amenazó Jughead.

Fernando rió. — Sabía que no me la darías. Muchachos...

En ese momento dos sujetos aparecieron y agarraron a Jughead a la fuerza, pegándolo contra la pared mientras otros dos subían las escaleras en busca de Betty.

— ¡Suéltenme! ¡No dejare que se la lleven para prostituirla! ¡Gastón, Mario!— Gritó Jughead.

— Oh no mi querido amigo. Tus queridos guardaespaldas están tomando una larga siesta justo ahora— Dijo Fernando riendo cínicamente.

Betty seguía en la oficina del chico, dibujando mientras Lucía la miraba.

— ¿Como está quedando?— Preguntó la rubia.

— Es increíble. Esta hermoso— Aseguró la mayor.

— Aquí está — Habló un hombre entrando a la oficina con otro detrás de él y agarrando a Betty.

— ¡Suéltenme! ¡¿Que están haciendo?! ¡Juggie!— Gritó Betty mientras el hombre la agarraba.

— ¡Suéltenla!— Exigió Lucía. — ¡Jughead!—

— Cállate — Exigió uno de aquellos hombres tapándole la boca y la nariz con un pañuelo con cloroformo, haciéndola dormir. — Ya tenemos a la rubia. Vamonos—

El otro hombre asintió y se llevó a Betty hasta la sala de la mansión mientras ésta gritaba y pataleaba.

— Ya la tenemos— Avisó el hombre agarrando a la rubia.

— ¡Suéltenme! ¡Juggie!— Gritó. — ¡No dejes que me lleven!—

— ¡Suéltenla! ¡Malditos monstruos, es solo una adolescente!— Exigió Jughead mientras aún lo tenían retenido.

— Pero no dijiste lo mismo cuando la compraste para tenerla para ti sólo en tu cama todas las noches — Dijo Fernando.

— ¡El no me tocó! ¡El es bueno conmigo!— Gritó Betty mientras lloraba, ya cansada de forcejear.

— Ya vamonos. Y te vas a arrepentir de esto, rubia— Advirtió Fernando mientras salía de la casa.

— ¡No se la lleven! ¡Betty!— Gritó Jughead soltándose del agarre del hombre que lo tenía.

— ¡Juggie!— Gritó Betty mientras se la llevaban.

Jughead iba por ella hasta que de repente sintió un golpe en su cabeza que lo hizo ver todo negro y perder la consciencia, siendo los gritos de la rubia lo último que escuchó antes de desvanecerse.

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— Jughead... Jughead despierte, por favor — Suplicó Lucía intentando despertar al pelinegro, el cual estaba en un largo sofá.

Jughead abrió lentamente los ojos y se sobresaltó al recuperar la consciencia y recordar lo que pasó. — ¡Betty! ¡Se llevaron a Betty!— Se puso de pie, alarmándose. — ¡Se la llevarán a México y le van a hacer mucho daño!.

Rescatar Tu Corazón •Bughead• Donde viven las historias. Descúbrelo ahora