Cap 35

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                                                                            Capítulo 35

 

Sophie

Desperté a las once gracias a los ruidos de mi estómago. Tenía mucha hambre. Louis ya no estaba a mi lado. Me metí a bañar y me cambié lo más rápido posible para ir a desayunar y hablar con él. Ocupaba saber si se encontraba bien. Al bajar me encontré con Evelyn quien estaba preparando café. Desayunamos en silencio, tenía muchas ganas de preguntarle sobre su hermano pero no se me hacía muy adecuado así que tuve que tragarme mis preguntas. Agarró un plato lleno de pan francés y se lo llevó arriba. De seguro era para Henry quien seguía durmiendo. Miré por la ventana y vi a Louis hablando con Nathan. Dejé mi plato en el lavadero y me acerqué más a la ventana. Nathan estaba totalmente rojo de la cara y después abrazó a Louis fuertemente. Algo malo estaba pasando y yo no tenía ni idea de lo que era. Salí al jardín y lentamente me fui acercando a ellos.

-¿Están bien? –pregunté aunque ya sabía la respuesta

Nathan se quitó las lágrimas rápidamente y me sonrió.

Si –dijo dándome una pequeña sonrisa

-Bueno, los dejo solos –dijo con los ojos llenos de lágrimas. Eso rompió mi corazón.

-¿Qué pasó? –dije en cuanto estuvimos solos.

-Vamos a caminar.

-No, Louis quiere que me explique todo. ¿Qué está pasando?

-Te explicaré todo mientras caminamos. Hoy es un día hermoso –dijo volteando a ver el cielo

-¿Qué tiene de hermoso? Está nublado, va a llover y no hay sol.

-¿Por qué me estás hablando del clima? Patética –dijo chocando su hombro con el mío mientras empezaba a caminar.

Reí en silencio y después fui con él. Nos sentamos en una periquera que estaba en el centro del jardín. Si caminabas un poco más llegabas a un granero con techo rojizo.

-Cuéntame –dije en cuanto nos sentamos

Rio al ver mi entusiasmo

-¿Recuerdas el día de nuestra cita a la que no fui?

-Cómo olvidarlo

-Te mentí. Bueno, Henry lo hiso pero yo también. Era mentira lo de mi mamá, lo de que no me dejó salir de la casa por cosas de la boda. La verdad es que no pude ir porque estaba en otro lugar

-Ya lo sé

-¿Qué? –preguntó sorprendido

-Te vi ese día. Estabas entrando a una casa con una muchacha.

-Ah, si…Bueno ella es mi doctora personal

-¿Doctora?

-Primero que nada, perdón por no decirte antes. Tenía miedo que me rechazarás. Tenía miedo de decirte.

El pánico entró a mi cuerpo. En la noche había pensado en muchas cosas. En las peores.

-Padezco de una enfermedad.

Ahí fue cuando se me cristalizaron los ojos. Volteé hacia otro lado. Esto era lo que me temía. ¿Por qué después de un año me entero? No quería que le pasara nada malo. Espero que no tenga lo que yo creo que tiene. Nunca había estado en una situación como esta. No era buena para hablar de hospitales, enfermedades, medicinas. Louis tomó mi barbilla e hiso que lo mirara a los ojos.

-Perdón por no decirte antes

Me solté de su agarre y le pregunté un poco enojada

-¿Qué tienes?

-Tengo cáncer.

Holding on and letting goDonde viven las historias. Descúbrelo ahora