"¿En dónde nos vemos?” Decía el mensaje de Faye
“Cerca del salón”. Respondí.
Me encontraba arreglando mi mochila para el primer día de escuela. Me había levantado temprano para no llegar tarde a clases. Los libros que necesitaba para este año escolar tenían el doble del tamaño que los anteriores. Odio los libros. Solo espero no sufrir mucho con las matemáticas y los proyectos. Agarré las llaves de mi carro y me dirigí hacia la universidad.
Mi nombre es Sophie Hamilton. Vivo en Westron City. Una pequeña ciudad conocida principalmente por la producción de café. En cada esquina hay una cafetería con diferentes opciones de bebida y múltiples postres. Amaba Westron y no solo lo digo porque vivía ahí, sino porque me fascinaba la cultura, la historia, el clima.
Mi casa está situada en la misma calle que la universidad a la que asisto. Estoy estudiando arquitectura y voy a empezar el tercer año. Vivo sola ya que mis padres se tuvieron que mudar a Wreslee por el trabajo. Siempre había soñado estudiar en Southfolk, me gustaban las instalaciones y la forma de estudio. Una prima estudió ahí hace muchos años y me dijo que fue la mejor decisión que pudo haber tomado. Lo único que no me gustaba de la escuela eran los libros que tenía que leer durante el curso, el problema no eran en si los libros de texto si no que odiaba leer. Nunca me había gustado pero solo lo hacía si la escuela me obligaba así que, no tenía escapatoria. Lo hablé con mis papás y accedieron. Compraron un pequeño departamento en Cambridge y a mí me dejaron en la casa. No se nota mucha su ausencia ya que siempre se la pasaban viajando por su trabajo y casi toda mi vida me la pasé en mi casa sola. A veces suelo visitarlos cuando tengo tiempo libre y les platico sobre todas mi aventuras. En la escuela. Ya que no soy muy fiestera. Pero bueno, continúo. Tengo veinte años, pelo castaño oscuro y ondulado. Ojos un poco grandes y de color miel. Tengo una cicatriz en la cara que va de la sien derecha hasta un poco más abajo. Me la hice en prepa después de un accidente que tuve. No me gusta mucho así que casi siempre me la tapo con el pelo. ¿Soy una persona muy social? Sí, sí lo soy pero no tengo muchos amigos. Se podría decir que perdí el contacto con la mayoría después de la prepa. La única amiga que sigue conmigo es Faye. A veces cada quien está de su lado pero nunca perdemos el contacto. A lado de mi casa hay un pequeño parque donde los niños juegan futbol y sus mamás se sientan a platicar y
esperar a que terminen su partido.
Me estacioné cerca de donde era mi primera clase, había llegado veinte minutos antes. Empecé a caminar y vi a Faye a lo lejos. Apresuré el paso y por esquivar un charco no me fijé que dos muchachos venían por el mismo camino que yo.
-Oh, lo siento no te vi –le dije al muchacho con el que choqué
-No te preocupes, yo tampoco veía por donde caminaba
Levanté la vista y vi a un muchacho de estatura alta, pelo ondulado y ojos color miel. Se me hacía familiar pero no podía ubicarlo. A lado de él estaba su amigo, supongo. Estaba escribiendo algo en el celular y no podía verle la cara.
-Disculpa, de casualidad no sabes dónde está el aula 102–me preguntó el chico de los ojos color miel
-Sí, voy para allá.
-Oh, perfecto. ¿Cómo te llamas?
-Sophie
-Mucho gusto, Sophie. Soy Henry
-Hola
-Y este es Louis, mi amigo, quien está muy ocupado en su celular.
-Hola –contestó rápidamente mientras seguía escribiendo
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Holding on and letting go
Teen FictionPrólogo. -¿Cómo se conocieron? -preguntó Valerie -Es una larga historia -contestó su mamá -¡Oh, vamos! Solo me has contado algunas cosas sobre ellos, quiero saber la historia completa. Cuéntame -Está bien. Te contaré su historia. Deja voy por el li...