Capítulo 37

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COMENTARIO ESTRELLA (04/01/2022): moquinak Sólo diré esto: "mi puente de energía personal" GUAO! Qué fuerte frase. Me ha encantado! Si se la digo a quien yo me sé 😍 le fundo los fusibles🤣🤣

Además, si la sacas de contexto y puede ser de una historia de ciencia-ficción🤔

Al final no dije sólo eso, sino que me enredé (para variar...😅)

Capítulo 37| Miedo.

Escupí la pasta dental para luego proceder a enjuagarme la boca. Me habían salido tres granos en la noche, dos en la frente, como cuernos. Y uno en la mejilla. Sabía que Annaí tenía una crema para estas cosas, así que me dispuse a buscar su neceser en el mueble del baño. 

—Tú papá dice que si tardarás mucho en volver.

Reí por lo bajo al escuchar la voz de mi madre en el altavoz del teléfono que puse en la mesada del baño para poder prepararme en tanto hablábamos. 

—Son dos semanas, no voy ni cinco días. 

—Eso le digo yo —la escuche murmurarle la noticia a mi padre y luego la voz de mi progenitor inentendible —. Dice que lo pongas de contacto de emergencia. 

—Mamá, ya lo tengo de contacto de emergencia —me queje.

—Ya lo sé, pero nunca te fuiste tantos días. Estamos preocupados.

Desde que sucedió todo aquello, mis padres han optado por dejarme ser libre. Fue extraño, otros me hubieran encerrado y no dejado salir jamás al mundo exterior. Ellos no, solo buscaron reforzar la confianza para que no volviera a ocultarles algo. Aunque no lo lograron, seguía ocultando cosas y siempre lo haría. Me avergonzaba demasiado algunos acontecimientos como para mirarles a los ojos y confesarlos. Y en el fondo sabía que a pesar de sentirme humillada, tenía claro que podía recurrir a ellos por ayuda. Jamás se habían negado a darmela. 

—Es un lugar seguro —bufé, molesta. No estaba encontrando la crema, y me quedaban nulas ganas de seguir buscando —. Además nos la hemos pasado en actividades al aire libre. Es todo muy sano.

—¡Lúa, te quiero! —escuché la voz de mi padre gritar otro te quiero y sonreí. 

—También los quiero —tomé el móvil y lo llevé a mi oído —. Y si así están ahora, les dará depresión cuando me vaya por un año. Solo disfruten de su vida de pareja sin hijos, tomen vino, compren condones y disfruten. 

—¿Por qué? ¿No quieres hermanos?

—No, no quiero compartir la herencia. 

—Igual no te la dejaremos a ti, será toda para los niños huérfanos. 

—No se hagan los buenos haciendo caridad después de muertos con lo que me pertenece...

El sonido del azote de la puerta de entrada de la cabaña me tomó por sorpresa. Acto seguido, las voces de Annaí y Alvin se escucharon en el piso de abajo. Donde se encontraba una cocina con lo básico y una pequeña sala con televisión. A veces Ann y Daymond cocinaban algo y cenábamos allí. Otras, la pereza les ganaba e íbamos al comedor con todos. Por mi parte prefería ir. 

Acerqué mi oído a la puerta, parecían estar discutiendo. Y si, todo muy bien con la privacidad y esas babosadas. Pero no pensaba salir de allí hasta estar segura de que Annaí estaría bien. No conocía a Alvin. Por otra parte, sería incómodo interrumpirlos. 

—Mamá, tengo que dejarte. Hablamos mañana, ¿está bien?

Tras su despedida, volví a centrarme en la conversación que estaban llevando fuera, pero no lograba distinguir de lo que hablaban. No fue hasta que los escuché subir las escaleras que me puse ansiosa, y pude entenderles.

La consejera sexual de Ashton| EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora