La consejera sexual de Ashton| EN FÍSICO

Capítulo 70

COMENTARIO ESTRELLA (03/07/2022): erick_ensema Si nos tuvieras cariño no lo dejarías aquí 😓

Kalu: Lloren pues *se ríe maquiavélicamente*

Capítulo 70| Me besó.

Annaí ha estado en mi vida desde siempre, literalmente hablando. Nacimos juntas, crecimos, y así se convirtió en las personas que más amo en el mundo. Con ella hablaba de todo lo que no me animaba a contarle a otros, de esas cosas que me avergonzaba comentar frente a Day. Con ella y Daymond visité por primera vez un parque de diversiones y caminábamos las trece cuadras que nos separaba del colegio durante años.

Con Annaí lloré hasta quedarme dormida porque una película me rompió el corazón, y la escuché fangirlear por horas sobre sus libros. Y también fue quien me consoló cuando el mundo se me vino encima. Era ella, era Day, y era yo. No había nada más en este mundo que se acercara a lo completa que me sentía junto a ellos. 

Sé que no hice lo correcto, lo supe en el instante, pero todos esos recuerdos me arrebataron la cordura de tal forma, que solo pude besarla. 

No sentí asco, ni siquiera me resultó desagradable. Tenía los labios suaves y se movía lento. Sus dedos se clavaron en la piel de mi cintura y cuando su pecho se presionó contra el mío, su lengua talló mi labio inferior buscando profundizar el beso. 

Ahí reaccioné. Ahí me di cuenta de que todo fue una mala idea. La quería como a una amiga, como a mi hermana. Permitirle besarme fue el peor error que pude cometer, pero, y ¿si al rechazarla se alejaba?

La necesitaba conmigo, y ella nos necesitaba a nosotros. No quería que se fuera, no quería que dejara de quererme o sentirse mal por lo que sentía. Sus palabras de semanas atrás, aquellas donde me confesó que no podría volver a mirar a la persona que quería si ella se enteraba de lo que sentía, se repetían en mi mente en bucle. 

El miedo imponente de perderla me atormentaba. Pero no podía hacerle aquello. 

Colocando las manos en sus hombros, las cuales habían permanecido a mis lados en todo momento, me alejé de ella. No abrió los ojos en el instante y su respiración estaba agitada. Volvió a sollozar y se volteó sin mirarme.

—Lo siento —murmuré, angustiada. 

Me dejé caer sentada en la cama y hundí el rostro entre mis manos con los brazos sobre los muslos. 

—No se lo cuentes a nadie —suplicó—. Por favor. No quiero que nadie lo sepa. 

La agonía en su voz se me hizo pesada, a tal grado que no dude en ponerme de pie, llegar frente a ella y estrecharla entre mis brazos. Allí lloró por largos minutos. Sus delgados brazos me rodearon y le acaricié el cabello despacio.

—No pensaba hacerlo, Annaí. Eso lo decidirás tú. Pero quiero que tengas claro que para todos los que te queremos sigues siendo la misma. No hay nada malo en ti. 

—Mis papás...

—Tus padres son geniales, no tendrán problema. No estás haciendo nada malo, no te pasa nada malo —me alejé buscando su mirada. En cuanto conecté con sus ojos verdes, le sonreí. 

Ella se secó las mejillas con el dorso de su mano y luego se alejó rompiendo todo contacto. Observó alrededor hasta que sus ojos se fijaron en la cama y se sentó allí, en silencio. Decidí dejar que pensara en paz, sin presionarla. Así que me senté en la silla para darle espacio y encendí mi computadora para enviarle un texto a Day. No tenía idea de dónde había quedado mi celular, por suerte lo tenía conectado a la pc.