La consejera sexual de Ashton| EN FÍSICO

Capítulo 38

COMENTARIO ESTRELLA (10/02/2022): sophianoe El nivel de ansiedad que nos hace manejar es increíble. La manija que dejas!

Gracias, chula. Me subiste el autoestima jajaja lo necesitaba. 

Capítulo 38| Coco y menta.

En los últimos años he estado con diferentes chicos. Llegó un punto en el cual descubrí que lo mejor que podría obtener de ellos, era sexo. Por eso no estoy con los buenos que quieren algo serio. No los culpo, pero soy demasiado desconfiada para creerles al cien por ciento. Y estoy excesivamente segura de que no podría ofrecer nada en una relación. Soy destructiva para las cosas bonitas, porque solo estoy esperando a que me fallen. Y antes de eso, fallo yo.

Razón por la cual me tomó por sorpresa el miedo absurdo que sentía bajo el tacto de Ashton. Debería ser él quien estuviera temblando o con la mente en blanco. Sin embargo era yo la que era consumida por un sin fin de sensaciones que me paralizaron cuando su palma apretó con suavidad mi pecho y dos de sus dedos dieron un leve tirón a mi pezón.

Gemí bajito, no perdía conciencia del lugar que nos encontrábamos, y esperaba que él tampoco. Aunque me iba a costar mucho hacérselo notar en caso de que lo hubiera olvidado. Mis ojos se cerraron de manera involuntaria y exhalé el aire que parecía haber estado conteniendo.

Nunca usé tanto auto control. Me quemaba la piel donde Ashton me tocaba. Su mano se sujetaba con ímpetu a la piel desnuda de mi cintura. Agradecía haber escogido usar un top ese día para que la tela no se interpusiera.

Suspiró con fuerza, como si intentara controlar su respiración irregular. O quizás los pensamientos que se le estaban viniendo a la mente. No lo juzgaba, yo peleaba conmigo misma para no apartar las manos en torno a la tela de su camiseta y explorar su cuerpo por completo.

Abrí los ojos y los clavé en él. Su mirada estaba oscurecida y sus mejillas sonrojadas. Muchas de las pequeñas gotas que seguían cayendo de su cabello por sobre su frente, terminaban en sus labios.

Esa fue la primera vez que se me hicieron apetecibles. Ashton olía a coco mezclado con un suave aroma a menta que se dejaba sentir cuando su aliento chocaba con el mío.

No aparté mis ojos de él. Le estaba suplicando en silencio que hiciera algo más. La humedad entre mis piernas y el ardor involuntario de mi vientre me torturaban.

Tragó saliva y de manera lenta, apoyó su frente en la mía sin dejar de observarme. No era la posición más cómoda, pero si eso necesitaba para sentir todo su cuerpo pegado al mío, la soportaría por horas.

El corazón me latía con fuerza. Sabía que Ashton podría sentirlo. 

Entre abrí los labios. Estaba tan cerca, solo bastaba un par de centímetros para que nuestras bocas se encontrasen y pudiera probarlo. Pero Ashton no tenía la misma idea que yo.

Volvió a tirar mi piel, enviando una corriente eléctrica por todo mi cuerpo. Sentí las piernas débiles. Si él no hubiera estado sujetándome, habría tropezado con la nada. Contuve la respiración y cerré los ojos antes de abandonarme a la sensación que enviaba su tacto. Me sentía perdida. Me daba temor moverme y acabar con el contacto que logramos. Ashton se acercó más, a tal punto que podía sentir su erección pegarse a mi pelvis. Y de manera involuntaria, tratando de calmar la falta de atención de ese punto sensible en mi entrepierna, me froté despacio contra ella.

Un gruñido severo y masculino fue expulsado de su garganta. Y me dolió un poco en el momento que sus manos se aferraron más a mi cuerpo. Dejé escapar un quejido, pero no dije nada. Para ser sincera, me excitaba que pierda el control. Su cuerpo se pegaba al mío de tal forma que no podía pedir más.