Comenta *dame tu leche Ashton* si extrañaron la novela.
Comenta *kalu ojalá te den gases* si me extrañaron a mí.
Comenta *sipidaparaturamiloderaper* solo porque a mí se me da la gana.
Lúa.
Aún me da volteretas el estómago cada vez que pienso en esa noche. Han pasado dos semanas, y siento que el corazón me va a explotar cuando tengo a Ashton delante. Al inicio tuve miedo. Me parecía todo tan irreal, tan soñado. Fueron años intentando olvidarlo para que con solo unas palabras me hiciera dar un traspiés y caer al vacío por él.
Por eso me retuerzo los dedos mientras espero que el elevador llegue a su piso. Daymond se mudó ayer y Ashton no ha tardado ni un par de horas para invitarme a pasar la noche con él. Tuve que confesarle a mamá y papá a dónde me iba a quedar. No lo preguntaron, pero lo usé de excusa para animarme a por fin soltarlo. Con Ashton no hemos hablado bien de lo que somos y es algo que me tiene un poco ansiosa. Es extraño para mí, antes agradecería este tipo de relación que tenemos donde no hay etiquetas, pero ahora solo pienso en qué significo en su vida.
Es algo que tengo que hablar con él, pero no sé como sacar el tema. Y se me olvida todo el asunto cuando abre la puerta y una sonrisa radiante se expande por sus labios con extrema lentitud.
—Lúa. —Saborea mi nombre en sus labios y a se me atasca la respiración en el pecho en el momento que tira de mí con sus dedos entorno a mi muñeca.
La dureza de sus músculos se pegan a mí cuando une nuestros cuerpos y vuelvo a sentirme como estas dos semanas. Completa. Feliz. No falta nada más. Solo él, sus sonrisa, sus caricias haciendo un camino ascendente por mi espalda y luego su mano tomándome del cuello para unir nuestros labios con dulzura.
Sabe a pasta dental y lo siento sonreír sobre mis labios cuando tiro de su camiseta hecha puños entre mis manos para acercarlo más.
A pesar de mi urgencia, que no puedo controlar. Ashton es lento. Me besa despacio. Delinea mis mis labios con su lengua y un suspiro entrecortado brota de su garganta cuando se aleja. Tarda más de lo normal en abrir sus ojos y cuando lo hace se me calienta el corazón al volver a recibir esas miradas.
Es como antes.
—Te extrañé —susurro contra su pecho y mis brazos rodean su cuerpo.
Una risa ronca le hace vibrar el cuerpo y cierro los ojos disfrutando de su aroma.
—Creo que nunca voy a acostumbrarme a esto —se burla.
Quiero golpearlo, pero eso implicaría tener que dejar de abrazarlo, por lo que solo le doy una pequeña palmada en la espalda como reprimenda.
—Si quieres puedo ser fría y manipuladora.
—Nunca fuiste manipuladora.
—Muchas veces, ¿recuerdas la foto del colgante?
Vuelve a reír aún sin soltarme. Deposita un beso con suavidad en mi coronilla y yo elevo el rostro para observalo.
—Cómo no recordar tus maldades.
Nuestras sonrisas desaparecen de a poco y el aire se condensa mezclándose entre nosotros. No hemos hecho nada desde que regresamos. Tuvimos tanto de lo que hablar en el tiempo que nos queda para vernos, que solo no sucedió. No me molesta. No siento que la llama se haya apagado o que Ashton no lo desee, solo creo que sigue siendo demasiado racional como desde el primer día que hablamos.
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La consejera sexual de Ashton| EN FÍSICO
Ficção AdolescenteAshton Carter es el cliché personificado. Un sexy chico popular, que juega a todas esas mierdas de deportes, está más bueno que comer pollo con la mano y podría derretir la antártida si se lo propusiera. O al menos eso comentan, porqué en realidad e...