POV Ashton: Especial 50k

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Hola, antes que nada quiero pedir perdón desde el inicio por lo que leerán. Lo siento por lo que van a descubrir, sé que muchas ya lo sospechaban, y sé que hice todo para que se les vayan esas ideas pero no lo logré. 

Ashton es esto, aunque les duela.

Disfruten.

♥♡♥

No quedé muy convencido con la breve presentación que tuve con Lúa Foster. Conocía a esa chica. Unos años atrás era la que encabezaba las inmaduras listas de chicas con las que tendrías sexo. Cómico, teniendo en cuenta que todos éramos unos niños sin la más mínima experiencia sexual más allá de un beso en algunos casos. 

Lúa también encabezaba mi lista. Pero jamás le confesaría que fue mi crush. 

No estaba convencido de todo aquello, pero Ailyn lo creyó conveniente y Scott perfecto. Si ambos coincidían en algo, debía estar bien. No solían estar de acuerdo en nada, se llevaban bastante mal. El problema era que yo no deseaba ni quería tener sexo con ella. No deseaba estar con nadie que no fuera Ailyn, aunque pudiéramos quitar mi problema a la hora de actuar. Sin embargo, sabía que si quería lograr que Ailyn no dejar de pensar solo en mí, era necesario. 

Caminé de un lado a otro a una cuadra de la casa. A pesar de que mi mente me decía que todo saldría bien, yo sabía que no. No obstante también era cierto que jamás oí rumores sobre los problemas de los chicos a la hora de la verdad. 

Tomé aire y comencé a avanzar por la calle. Ya estaba bueno de miedos, necesitaba de eso. Al final... solo sería sexo. Esperaba que me funcionaran las hormonas, o además de inexperto, quedaría como el que también sufría de disfunción eréctil. 

Al llegara su puerta, a la hora pactada, me armé de valor y toqué el timbre antes de meter las manos en los bolsillos de mi pantalón deportivo. La puerta tardó pocos segundos en ser abierta, y el rostro de Lúa apareció. Sus ojos me recorrieron de pies a cabeza sin sentirse mínimamente intimidada. Las chicas solían intimidarse siempre conmigo, pero a ella no le sucedió ni en el momento que aparecí junto a Scott.

Ella llevaba una sudadera de color gris que le dejaba una parte del abdomen al descubierto, unos vaqueros oscuros e iba descalza. Su cabello largo y lacio estaba suelto, como siempre. Y tenía un poco de maquillaje corrido en los ojos. Como si se los hubiera refregado. 

Una mínima curva apareció en sus labios.

—Hola, sesenta y nueve. Puedes pasar —se hizo a un lado, dejando libre la vista del interior y me dediqué a inspeccionar el lugar antes de ingresar. 

Mi mirada recayó en la figura de uno de sus amigos. Daymond, si no recordaba mal. 

—Creí que íbamos a estar solos —comenté clavando mis ojos en ella. 

Intentando mostrarme intimidante, resuelto. Que no se me notara la ansiedad que me estaba causando todo aquello. Además, ¿en serio su amigo estaría abajo? ¿Pensaba que así me concentraría? Si ya de por sí tendría que usar la imaginación al cien por ciento y hasta había dudado en comprarme una pastilla de viagra para cuando llegara el momento en que tuviera que pasar de niño a hombre. 

¿De niño a hombre? A penas y si había aprendido a llegar a la ciudad en autobús sin perderme un años atrás. No tenía nada de hombre, y no creí que tener sexo con Lúa cambiara eso. 

Lúa chasqueó la lengua como si la presencia de su amigo no tuviera relevancia alguna. 

—No te preocupes por él, es como si tuviera un gato vagabundo que solo sabe dormir y comer.

La consejera sexual de Ashton| EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora