METRÓPOLIS

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Lena no dejaba de mirar como Winn trabajaba. Se la notaba tensa. Kara, que se encontraba a su lado, quiso tranquilizarla colocando una mano sobre uno de sus hombros, pero debía mantener las apariencias en público a pesar de que en aquella habitación, a parte de ella y Lena, tan solo estaban Sam, Alex, J'onn y Winn, quién examinaba el cuerpo sin vida de Kelly Olsen, en cual estaba tendido sobre una mesa.

Sam miró con preocupación a Alex, que no dejaba de mirar el cadáver muy seria con un brillo en los ojos. A ella también le hubiera gustado tranquilizarla con una mano sobre el hombro, pero ella también sabía que debían mantener las apariencias.

Winn terminó de examinar el cadáver y se volvió hacia los demás. Estaba muy serio y parecía estar asustado.

– ¿Qué has averiguado, Gran Maestre? –preguntó Lena ansiosa.

Winn no pudo evitar sorprenderse cuando la reina se refirió a él como Gran Maestre. Su nombramiento había sido tan reciente y fue tan repentino que aún le costaba asimilar que llevaba la Pluma de Oro en la solapa. No obstante, sabía que Lena estaba ansiosa por respuestas y no tardó en reponerse de la pequeña impresión para responder.

– La cosa pinta mal, mi reina –comenzó a decir –. Casi todos los huesos del cuerpo están destrozados y en su piel hay señales de impacto. Es como si la hubieran arrojado desde una gran altura. Posiblemente, desde lo alto de una de las torres de la fortaleza.

– Pero, encontramos el cuerpo en los jardines, lejos de cualquier torre o ventana –dijo Alex perpleja.

Winn asintió.

– Por eso, descarte esta teoría. Además... –se quedó en silencio, como si no quisiera continuar.

– Además... ¿Qué? –preguntó Lena dando muestras de impaciencia.

Winn tragó saliva antes de continuar.

– Eso no fue lo que la mató –los presentes arquearon las cejas –. Sea lo que sea lo que le destrozó los huesos, se produjo tras su muerte. Tendría que hacer una autopsia para confirmarlo, pero diría que murió por rotura de cuello.

Las cejas de los presentes volvieron a arquearse.

– Insinúas que le rompieron el cuello antes de arrojarla al vacío –dijo Sam.

Winn asintió antes de contestar.

– Y no creo que la arrojaran al vacío. Es posible que la arrojaran con fuerza contra una superficie dura, como un muro o una pared de piedra, después de matarla.

– Explícate –ordenó Lena cruzándose de brazos.

– Veréis, mi reina –continuó Winn –, he encontrado marcas en su cuello, marcas de dedos –alzó una de sus manos y la puso en forma como si agarrara algo –. Juraría que alguien la agarró del cuello con una mano, la sostuvo en alto, le rompió el cuello y luego la lanzó contra un muro o algo por el estilo con la fuerza suficiente como para romperle casi todos los huesos del cuerpo.

Los presentes estaban tan sorprendidos como aterrados.

– ¿Estás diciendo que hay un asesino dotado de fuerza sobrehumana rondando la Fortaleza Luthor? –dijo la reina tratando de disimular su miedo.

– Y no solo eso, majestad –continuó el Gran Maestre –. Sea lo que sea, también debe tener una piel muy dura. Junto al cadáver, encontramos un cuchillo ensangrentado. Seguramente, fue con el que ella asesinó a los soldados de la Guardia Real que encontramos muertos. No obstante, el cuchillo tenía la hoja rota, partida por la mitad. Ella debió utilizar el cuchillo para defenderse cuando ese ser la atacó y el cuchillo se rompió el en acto.

EL REINADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora