CORTO MALTESE

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Sara, finalmente, logró llegar al lugar que sus compañeros habían convertido en su cuartel general en esa isla. Tal y como esperaba, Jeremiah no fue bien recibido y le costó mucho convencerles de que no era un espía de los Soñadores.

Cuando se tranquilizaron las cosas, se sentaron alrededor de una hoguera donde Archie y Betty asaban algo de pescado que habían podido pescar en esas aguas tan revueltas. La única que no se sentó fue Toni, estaba tan deprimida que no tenía ganas de cenar, así que se quedó haciendo guardia.

– La pobre está así desde que escapamos del castillo –dijo Veronica –. Ver de nuevo a Cheryl la afectado mucho.

– Lo mejor será dejarle algo de espacio –dijo Sara.

– Espero que tú y tu amigo traigáis buenas noticias –dijo Jughead –. Porque, después de nuestro fracaso en el castillo, cada vez tenemos menos opciones para liberar a Cheryl. 

– Nuestro plan era destruir la muñeca Annabelle, pero no la necesita en la isla –apuntó Archie –. Si queremos liberar a nuestra reina, tenemos que encontrar a la Reina Roja y matarla.

– La Reina Roja está muerta –intervino Jeremiah.

Todos lo miraron sorprendidos.

– Dice la verdad –intervino Sara –. He visto su cadáver con mis propios ojos.

– Si está muerta –dijo Archie – ¿Cómo puede controlar a Cheryl y como puede controlar los elementos?

– Sólo su cuerpo está muerto –continuó Jeremiah –. Su espíritu permanece en la isla, oculto en algún lugar. Es tan poderosa que logró impedir que su alma viajara al más allá. Pero, esté donde esté, se encuentra prisionera y está muy furiosa. Por eso, utiliza su poder sobre los elementos para atrapar a todo el que se acerca a la isla. Así será hasta que encuentren una forma de liberarla. Eso es lo que persigue Percival, pero necesita al alguien de la Casa Blossom para conseguirlo. Sólo alguien de su misma sangre puede traer de nuevo a la vida a la Reina, solía decir Percival.

– ¿Y cómo piensan hacer eso? –preguntó Betty inquieta – ¿Qué piensan hacerle a Cheryl?

– Yo he oído hablar de algunos rituales de magia negra que hacían civilizaciones antiguas –comenzó a decir Jughead –. Sacrificaban a alguien vertiendo su sangre sobre un cadáver para traerlo de nuevo a la vida. Normalmente, se requería a alguien de la misma sangre del difunto.

Los presentes pusieron una expresión de horror sin que nadie se atreviera a pronunciar una sola palabra. Fue Jeremiah quién habló continuando su relato.

– No tengo ni idea de que piensa hacerle Percival a vuestra reina. Es un rito que hacen en el Templo, en la parte más alta, en algo que llaman la Cámara de la Ascensión. Dalton –ya les había hablado de él –me dijo que Percival no solía tomar como prisioneras a las mujeres que llegaban en los naufragios, ya que las consideraba una distracción. Dejaba que los Soñadores se divirtieran con ellas unos días, pero luego las ejecutaba. Sin embargo, cuando atrapaban a una mujer de cabellos rojos, Percival la mantenía en el castillo, aislada del resto, hasta que llegaba una noche de Luna de Sangre. Entonces, la llevaba al Templo para hacer el ritual. Nadie sabe lo que ocurría ahí arriba, puesto que nadie le acompañaba, pero siempre regresaba frustrado y nunca se sabía que había sido de esa pobre chica. Ahora, con vuestra reina, tiene la certeza de que el próximo ritual si funcionará.

– ¡La próxima Luna de Sangre es dentro de dos días! –dijo Veronica aterrada.

– Pues tenemos que esperar hasta entonces –dijo Sara mientras desplegaba un mapa que Jeremiah le entregó –. No podemos regresar al castillo, estará bien vigilado. Pero, para el ritual, tendrán que trasladarse hasta el Templo. Percival no podrá llevar mucha escolta, ya que la Guardia de la Noche y los Soñadores no parece que se lleven bien, pese a servir a la misma reina.

EL REINADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora