METRÓPOLIS

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La tensión se respiraba en todos y cada uno de los rincones de la ciudad, donde no había días en los que no hubiera algún altercado. La guardia de la ciudad se había visto obligada a reforzar su presencia en las calles para mantener el orden ante una población de Metrópolis que no había estado tan tensa y alterada desde que tuvieron al ejército daxamita a las puertas.

Así había sido desde que, unos días antes, apareciera aquel símbolo por primera vez. Primero apareció pintado en algunas paredes de los barrios del borde exterior, pero luego estaba por toda la ciudad, incluso en los muros de la Fortaleza Luthor, dejando claro que aquello no era un simple acto vandálico.

Era un símbolo que nadie en la ciudad había visto antes, pero estaba claro que era kryptoniano, algo que le dio munición a los anti-kryptonianos para atacar a la población kryptoniana. Y no solo en Metrópolis, ya que la voz pronto se corrió por todo el Imperio.

De todo esto era de lo que se hablaba esos días en los Consejos. En el último, la tensión se respiraba en el ambiente en todo momento. Lena miró a Cat Grant con preocupación.

– ¿Tus espías no han averiguado nada?

La Consejera de los Rumores negó con la cabeza.

– Los tengo repartidos por toda la ciudad, se han infiltrado en los bajos fondos, pero no han descubierto ningún movimiento de resistencia kryptoniano.

– Quizá no se trate de kryptonianos –intervino Alex –. Existe la posibilidad de que se trate de humanos que tratan de alentar la violencia contra la población kryptoniana.

Cat Grant asintió.

– También pensé en esa posibilidad, pero tampoco han encontrado nada al respecto. Quién quiera que sea quién esté haciendo esto, está borrando muy bien sus huellas. 

– Además de ser muy rápido –intervino J'onn –. Ha actuado en zonas de la ciudad donde había una gran vigilancia –miró a Lena –. Lamentándolo mucho, mi reina, pero yo creo que la persona a la que nos enfrentamos debe ser kryptoniana.

– O alguien con habilidades sobrenaturales –intervino Maggie –. Es posible que se trate de ese asesino sobrenatural que estamos buscando. Quizá tenga algún plan y este solo sea el anticipo.

La puerta doble del Salón del Consejos se abrió de pronto, sobresaltando a los presentes, quienes miraron a Sam entrando por ella. Lena se puso en pie bruscamente.

– ¡Sam! ¿Sé puede saber que haces? Tienes que descansar.

– Ya he descansado suficiente –respondió la Gran Consejera dirigiéndose hacia su asiento en la mesa –. Además, te dije que si surgía una crisis me avisaras.

– Aún no sabemos exactamente si se trata de una crisis –respondió Lena volviendo a sentarse –. No es la primera vez que aparecen pintadas en la ciudad.

– Si, pero siempre solían ser en el borde exterior. Estas están por toda la ciudad. Este asunto es muy serio y vas a necesitar toda la ayuda posible.

Lena resopló. Sabía que discutir con Sam era inútil en aquellos momentos y no quería utilizar su autoridad de reina con ella. Además, tampoco iba a desautorizar a su Gran Consejera delante de los miembros del Consejo.

– Como quieras –dijo fingiendo indiferencia –, deja que te pongamos al día.

– Tranquila, ya lo he hecho yo –respondió Sam –. Sin embargo, aún no he podido ver ese símbolo.

Lena cogió un trozo de pergamino y se lo entregó. En él estaba dibujado ese símbolo. Las cejas de Sam se arquearon al verlo. Lena pronto lo advirtió.

EL REINADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora