Caminando en silencio, oculto por la maleza, manteniendo siempre una distancia prudente para evitar ser descubierto, el hombre seguía los pasos de aquella mujer rubia y pecosa que caminaba medio desnuda, con un bikini hecho con piel como única indumentaria, pero bien armada con una espada, cuchillos y un arco y un cubo de flechas. Puede que él fuera un gran guerrero y un soldado curtido en muchas batallas a lo largo de su vida, pero lo último que quería era enfrentarse contra aquella mujer. La había estado observando desde que llegó a la isla, a ella y a sus compañeros, y era testigo de lo que era capaz de hacer. Con armas o sin armas, aquella rubia era una auténtica máquina de matar.
Además, no solamente era una excelente guerrera, también era astuta y silenciosa. Pese a que solo llevaba unos días en esa isla, se movía por la selva como si hubiera nacido en ella, daba esquinazo fácilmente a los Soñadores y los mataba sin ninguna piedad tras pillarles desprevenidos. No le cabía ninguna duda de que esa mujer era, o había sido en el pasado, una asesina.
Pero, lo que había hecho que se decidiera a seguirla, a costa de arriesgar su propia vida, era lo que había hecho ese día. Desde que llegó a la isla, la había visto salir victoriosa de muchas situaciones peligrosas. Incluso logró penetrar en el castillo y salir con vida de él. Sin embargo, cuando la vio dirigirse hacia el Templo, pensó que ya estaba condenada. En los meses o años que él había pasado en esa isla, jamás vio a nadie recién llegado salir de allí con vida. Era el territorio de la Guardia de la Muerte y, si no te mataban ellos, lo harían los Soñadores que se aventuraran en ese lugar por orden de Percival.
Esa mujer podría ser la ayuda que necesitase para salir de esa isla de una vez y poder volver con su esposa y, sobre todo, con su hija. Sin embargo, no podía abordarla así como así, esa mujer siempre estaba alerta y podría confundirle con uno de los Soñadores, lo cual podría suponer su muerte. Era imposible cogerla desprevenida, siempre estaba con los cinco sentidos alerta, preparada para actuar cuando alguien o algo se le acercara. De hecho, le sorprendía que no hubiera descubierto ya que la estaba siguiendo.
Lo mejor era esperar a que se reencontrara con sus compañeros. Quizá con ellos estaría más calmada y le dejara explicarse. Ya no debían de estar lejos de su refugio. Acababan de bajar de las montañas y se habían adentrado en los bosques. Solamente debía cuidar de no ser descubierto hasta que llegaran.
Sin embargo, sus planes se vinieron abajo cuando la mujer desapareció.
Solamente fueron unos segundos en los que tuvo que apartar de delante de su cara la rama de un árbol porque no le dejaba ver. La mujer ya no estaba allí. Sobresaltado, se puso a mirar en todas direcciones sin ver nada. Estaba aterrado. No le cabía duda de que la mujer le había descubierto o puede que ya supiera desde hace tiempo que la seguía y habría estado jugando con él.
La buscó incansablemente con la mirada, pero no la veía por ningún sitio. Pero, sabía que estaba allí, acechándole entre la maleza. Si aún no le había matado, era porque no quería. Seguramente, sabría que no era un Soñador, pero aún le consideraba una amenaza. Tenía que demostrarle lo contrario y hacerlo rápidamente.
Puso los brazos en alto y empezó a girar sobre si mismo.
– ¡Me rindo! ¡No represento ningún peligro! ¡No pienso haceros daño! ¡No soy uno de ellos!
No recibió respuesta alguna. La mujer podría haberse largado mientras él hacía el idiota, pero su instinto le decía que aún estaba allí. Por alguna razón, aún no le había matado. Puede que supiera ya que no era un Soñador o puede que solamente estuviera jugando con él, prolongando aquel momento para angustiarle. Algo que estaba funcionando.
– ¡No soy ningún peligro! –insistió – ¡Os lo demostraré!
Lentamente, bajó los brazos y llevó las manos a la hebilla de su cinturón, el cual sostenía su espada y varios cuchillos. Se lo desabrochó y dejó caer al suelo el cinturón y las armas.

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EL REINADO
FanfictionLa saga Resurgence continúa. Los daxamitas ya no son una amenaza, pero aún son muchos los enemigos de Lena que están dispuestos a destruirla y hacerse con su trono. Pero también son muchas las personas que darían su vida para protegerla. Como Kara...