La batalla naval había estado muy igualada pero, en cuanto apareció la flota metropolitana, los barcos de Freeland se vieron rápidamente reforzados y lograron superar a un adversario, una flota de Bahía de Sangre, un reino de la parte noroeste del sur del Continente famoso que recibía ese nombre por las muchas batallas que habían tenido lugar frente a sus costas a lo largo de la historia y que en la actualidad era uno de los principales puertos esclavistas de la parte norte del sur del Continente.
Precisamente, aquella flota transportaba todo un cargamento de hombres, mujeres y niños que habían capturado en las islas cercanas y se encontraban de regreso con el botín cuando fueron emboscados.
Anissa Pierce comandaba la armada en persona y fue la primera en saltar, espada en mano, a la cubierta del barco comandante enemigo cuando su nave la abordó. Tras una sangrienta batalla, el barco fue tomado y los pocos soldados enemigos que quedaban con vida se rindieron y fueron capturados. Con el barco comandante capturado, los demás barcos prontos se rindieron, ya que sabían que tenían pocas posibilidades contra la todopoderosa flota metropolitana.
La princesa heredera de Freeland observaba satisfecha como sus soldados tomaban a los enemigos prisioneros mientras envainaba su ensangrentada espada. Todo había pasado ya. O, al menos, eso parecía, ya que no se percató de que, detrás de ella, un soldado enemigo que se estaba haciendo el muerto se ponía en píe sigilosamente y se disponía a asestarle un golpe mortal con su espada.
Sin embargo, antes de que pudiera hundir la hoja de su espada en el cuerpo de la morena, la hoja de otra espada le atravesó el cuerpo por la espalda y salió por delante atravesándole el pecho. Al escuchar el agonizante grito del hombre, Anissa se giró a toda prisa echando mano al mango de su espada, pero se relajó de nuevo cuando vio el ensartado cuerpo del hombre caer al suelo y a Sara Lance aparecer detrás de él.
– Consejo de alguien que ha abordado muchos barcos: comprueba siempre que los muertos estén bien muertos –dijo la capitana de la Waverider con una maliciosa sonrisa.
– Tú siempre tienes que ser la que se luzca en el último acto –respondió la princesa devolviéndole la sonrisa.
– No te preocupes, princesa –dijo Sara mientras extraía su espada del cadáver y volvía a envainarla –, puedes atribuirte el mérito de esta captura, cómo con las demás. Nosotros solo estamos aquí para ayudar.
Anissa soltó unas carcajadas y Sara la imitó.
– Pues lo estáis haciendo muy bien. Es la tercera flota de Bahía de Sangre que capturamos gracias al apoyo de vuestra flota. Pronto, a penas le quedarán barcos para defenderse y tendrán que aceptar las exigencias de mi padre o tendremos que invadirles.
– Estoy deseando verme las caras con esos cabrones –dijo Sara mientras miraba como los soldados de Freeland sacaban de las bodegas a las personas encadenadas que tenían prisioneras y que transportaban a su reino para ser vendidos como carne humana.
Mick Rory se acercó a ellas llevando a rastras a un hombre con las manos atadas a la espaldas y signos de haber recibido una paliza. En cuanto llegó, hizo que este se arrodillara frente a ellas.
– Aquí tiene, capitana, el capitán de esta mierda de barco y comandante de esta mierda de flota. Tal y cómo dijo, intentaba escapar haciéndose pasar por uno de los prisioneros. No se ha rendido fácilmente, pero os lo he ablandado un poco –decía mientras se frotaba sus ensangrentados nudillos.
Anissa lo miró con mala cara.
– ¡Maldito cobarde! Si tanto te gusta ser un prisionero, espera que lleguemos a Freeland. Ahí vas a saber lo duro que es vivir encadenado. La única diferencia, cabrón, es que tú vas a tener un juicio justo, algo que no le habéis dado a esta pobre gente.

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EL REINADO
FanfictionLa saga Resurgence continúa. Los daxamitas ya no son una amenaza, pero aún son muchos los enemigos de Lena que están dispuestos a destruirla y hacerse con su trono. Pero también son muchas las personas que darían su vida para protegerla. Como Kara...