METRÓPOLIS

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Lena se encontraba en sus aposentos, trabajando frente a su escritorio, cuando Sam llegó con una amplia sonrisa de satisfacción.

– Dime que traes buenas noticias.

Sam asintió mientras avanzaba hacia el escritorio y se colocaba frente a Lena.

– Y por partida doble, nada menos. Ha llegado un cuervo de National City. Sara Lance ya ha traspasado el portal y se encuentra allí. Mañana a primera hora llegará a Metrópolis.

Lena arqueó las cejas.

– Le habrán proporcionado un caballo muy rápido.

– Es que no vendrá a caballo, sino montada en huargo –Lena volvió a sorprenderse –. Nos avisa para que estemos preparados cuando lleguen las bestias a la ciudad.

– ¿Las bestias? En plural –preguntó Lena ceñuda.

– Es que no viene sola. Anissa Pierce la acompaña.

Lena arqueó las cejas por tercera vez.

– ¡La Princesa Heredera de Freeland! ¿A qué viene?

– Viene en calidad de embajadora, para estrechar lazos entre el norte y el sur del Continente. Parece que está arrepentida de su comportamiento cuando estuvo aquí la otra vez. Se ve que le causaste una buena impresión y ahora tiene una opinión muy diferente de los norteños.

Lena se quedó unos segundos pensativa.

– Me alegra que venga. Yo también quiero que las relaciones entre el norte y el sur del Continente se estrechen. Pero, me parece algo peligroso con ese asesino sobrenatural todavía suelo. 

– Lleva ya bastante tiempo sin actuar. Es posible que se haya ido de Metrópolis.

– O podría significar que es un asesino calculador, lo cual le haría más peligroso. Además, no es solo el asesino quién me preocupa. Mis enemigos podrían atentar contra ella y tratar de provocar una guerra con Freeland. Por eso, mientras esté aquí, su seguridad debe ser algo prioritario.

Sam asintió.

– No te preocupes, ya he hablado con Maggie para que encomiende la seguridad de la princesa a uno de sus mejores capitanes. De todas maneras, Anissa sabe cuidarse bien sola. Es una excelente guerrera. Durante la guerra, mató a una buena cantidad de daxamitas con su espada.

Lena suspiró y asintió.

– Bueno, dejemos de lado lo de la princesa de Freeland. Dijiste que las buenas noticias venían por partida doble ¿Cuál es la otra buena noticia?

– He hablado hace poco con Cat Grant. Los espías que movilizó en Colina Cuervo tienen novedades.

Lena de nuevo volvió a sorprenderse.

– ¿Tan rápido? Si Lord Edgar ni tan siquiera ha llegado aún para dar las explicaciones.

Sam se encogió de hombros antes de contestar.

– Ya sabes lo que dicen de la Gata de Metrópolis, sus garras llegan a cualquier rincón del Imperio más rápido que cualquier otro.

– ¿Y qué novedades traen?

– Se ha cumplido lo que sospechabas. En cuanto su primo le ha puesto en alerta, está tratando de limpiar su porquería. Recientemente, hizo trasladar sus libros de cuentas a un cobertizo de madera, el cual, recientemente –hizo el gesto de comillas con los dedos –se ha incendiado durante el ataque de unos enmascarados que asaltaron su castillo. La versión oficial de la Casa Foster es que fueron granjeros rebeldes que querían robar el oro del castillo, pero los espías afirman que esos tipos eran profesionales. No me extrañaría nada que fueran mercenarios contratados por Lord Edgar.

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