𝅄 ໒ Gator in luv | Monty x Freddy ⌑ Fnaf ഒ ˚ ₊

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Era el último día de suspensión de Freddy y Monty, el castaño estaba muy feliz, pues por fin iba a regresar a la escuela, siendo honesto, ya extrañaba tomar sus clases, conversar con todos los profesores y alumnos; extrañaba su rutina. Es que a Freddy siempre le habían desagradado mucho los cambios de rutina, y este había sido uno muy grande para él, sin embargo, estaba al corriente con todo en la escuela, por lo que no tenía mucho de qué preocuparse ¡Y todo gracias a su amiga!

En este momento, el de orbes azules como el cielo nocturno acababa de dejar a su pequeño hermano en su escuela, hacía mucho frío el día de hoy, estaba nublado y amenazaba por llover, por lo cuál Freddy hizo que el infante llevara una sombrilla al colegio, este no quería, le avergonzaba, pero su hermano mayor no le dejó otra alternativa. Era la única sombrilla que tenían en casa, lo cuál fue un problema, puesto que el castaño tenía que hacer las compras el día de hoy y si le agarraba la lluvia podía resfriarse. Teniendo todo esto anticipado, Freddy se abrigó bastante, más que cualquier otra persona en un día así, eso lo hizo recibir miradas extrañadas en la calle.

Una vez perdió de vista a su hermano mientras él entraba a la escuela, se retiró de la instalación y caminó hasta el centro comercial, este no estaba cerca, sin embargo, Freddy ya estaba acostumbrado a caminar mucho, le gustaba caminar, por ejemplo, de su casa a la escuela y de la escuela a su casa. Caminar le ayudaba a pensar más claramente, aunque había que decir que solo había una cosa que estuvo invadiendo su mente durante toda la semana, y era ese sentimiento de vergüenza que le atormentaba después de lo sucedido con MontGomery, literalmente explotó frente a él, no supo porqué sucedió pero sabía que el más alto podía usarlo en su contra y eso lo mantenía nervioso ¡Es que, joder! Literalmente lloró mares, si había algo que Freddy sabía es que no debes demostrarle a tu agresor que verdaderamente te afecta lo que te haga, pues lo único que estaba haciendo era darle el gusto a un brabucón. Monty no tenía corazón, al menos no con él, no tenía piedad alguna, y Freddy era todo lo contrario, aunque sus sentimientos por el pelirrojo estaban cada vez más cerca del odio que de cualquier otro, eso era nuevo, Freddy nunca odiaba a nadie, pero hay gente que se lo merece.

Algo lo sacó de sus pensamientos, una gotita de agua sobre su nariz, para ser exactos.

-Ay no...- Emitió el de cabello café claro, apresurando su paso, para su buena suerte, ya estaba casi llegando al centro comercial, pero para su mala suerte, la lluvia se había soltado muy fuerte de repente, por lo que por más que corrió, terminó completamente empapado y con un golpe en la cara, pues se había tropezado mientras corría, justo en la entrada del supermercado. Rápidamente se puso de pié y saludó al oficial que vigilaba la entrada, entrando rápidamente antes de que le dijeran algo por venir completamente empapado. Suspiró de alivio y tomó un carrito en donde colocaría sus compras.

Caminaba por los pasillos, tomando varias cosas mediante iba pasando; papel de baño, leche, fruta, carne, etcétera ¡Ah! Y no podía faltar el cereal de malvaviscos que Gregory amaba. Se dirigió hasta el pasillo donde podría encontrar variedad de cereales, sin embargo, él solo iba por uno en específico. Al asomarse por el pasillo con esto en mente, se encontró con la persona a la que menos quería ver en esos momentos.

-Dios mío, no.- Murmuró el castaño, al ver a un adolescente pelirrojo al otro extremo del pasillo. Aparentemente el mundo estaba desesperado por juntarlo con MontGomery, pero Freddy no lo entendía ¿Por qué el universo de repente quería que se metiera en problemas? Porque esa era la verdad, MontGomery no traía más que problemas en su vida. Suspiró y empujó su carrito, caminando mientras buscaba con la mirada ese cereal, quedando casi al lado de su compañero de clases cuando encontró un lugar donde quizá podría estar.

-¿Por qué vienes tan mojado, Fazbear?- Escuchó aquella voz, la cuál le hizo estremecer por completo por lo relajado que sonaba el tono de su voz ¡Le generaba escalofríos escucharlo tan calmado! Era como si fuera el fin del mundo.