O49

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-Freddy, yo... No puedo creerte, Vannesa ha sido amiga de la familia por años ¡Ella cambiaba tus pañales! ¿Cómo podría desconfiar de la mujer que cambiaba tus pañales?- Al oír esta respuesta el castaño se desconcertó, pues supuestamente aquella mujer no sabía sobre la relación de sus padres, o al menos algo así podía recordar ¿O lo suponía? Daba igual. Justo ahora Freddy trataba de explicarle a su madre la causante de todos los acontecimientos, mas no parecía ser tan sencillo como lo creyó.

-¿¡Cómo podrías desconfiar de mí!? Si pañales es lo que te importa, yo lo hice con Gregory y no solo eso, estuvo bajo mi cuidado durante toda su vida ¡Además soy tu hijo! ¿Cómo puedes siquiera...- No consiguió finalizar su oración, puesto que un crujido en el piso de arriba llamó la atención de la madre y su hijo, estos se quedaron completamente helados al escucharlo.

-¿Lo escuchaste?- Cuestionó la mujer de melena ondulada, con una expresión atemorizada. Ambos dirigieron su mirada hacia las escaleras.

-Sí, sí que lo escuché.- Respondió con una voz temblorosa y sus ojos abiertos como dos platos. Madre e hijo temblaban aterrados, el sonido había sido claro.

-Iré a ver, quizá un animal se metió sin que nos dieramos cuenta.- Sonrió la mayor, tratando de tranquilizar la situación, pero Freddy no podía confiarse, tomó la mano de su progenitora, evitando que esta subiera.

-Hay que llamar a la policía.- Soltó en seco, provocándole escalofríos a la mujer, la cuál aún buscaba mantenerse tranquila, pero sus respiraciones estaban agitadas ahora.

De pronto, todo quedó en completo silencio, eso hasta que el tono de llamada de Freddy se hizo escuchar, al alzar este, era un número desconocido el que le llamaba. Miró a su madre, esta asintió y así contestó desconfiado, mas puso el altavoz para que su madre pudiera escuchar todo. Silencio de nuevo, como si fuese una especie de broma. Nuevamente madre e hijo se miraron confundidos, y justo cuando el de orbes zafiro estaba por colgar, una voz se escuchó. Una voz familiar para el castaño.

-Quita el altavoz.- Dijo en seco aquella voz distorsionada, en consecuencia de esto el dúo de familiares se estremeció y se quedaron completamente helados ¿Cómo podría esa persona saberlo? En un impulso el de ojos azules colgó el teléfono, siendo lo siguiente que escucharon otro estruendo en la parte de arriba. Esta vez uno más fuerte.

-Sal de aquí, mamá. Está adentro.- Le pidió mientras sus manos temblaban incontrolablemente. La mujer pensaba negarse pero otro sonido en el segundo piso de su hogar la hizo salir corriendo de la casa.

Mientras tanto, Freddy corrió hasta la habitación de su hermano menor, no supo en qué momento, pero se escuchaban pasos bajando las escaleras, la tensión era demasiada, sentía que su corazón  se saldría de su pecho en cualquier momento.

-¡GREGORY!- Gritó, tomando al niño en sus brazos, el cuál pedía una explicación, pero no la hubo. El mayor entre los hermanos tan solo corrió junto a él hasta afuera de su casa, el castaño no quiso darse la vuelta incluso si los pasos estaban más cerca que antes, de reojo pudo ver unos pies acercándose, y al mismo tiempo, un grito de su hermano. Los pasos eran calmados, como si esa persona caminara, pero Freddy estaba aterrado. Al fin salió por la puerta y bajó al pequeño, el cuál se veía completamente traumatizado. Buscó en sus bolsillos las llaves de la casa para encerrar a quien esté ahí adentro, lo más seguro es que sería Vanny, eso quería pensar, pero no dejaba de hacerse preguntas... ¡No era tiempo de preguntas! Oh, mierda, había dejado las llaves adentro. Se congeló un momento y miró a su familia.

-Hay que irnos.- Pudo observar que sus queridos veían a un punto fijo detrás de él, justo ahí se ubicaba la ventana. Con temor en sus ojos y de forma lenta, se dió la vuelta, encontrándose con aquella figura femenina vestida de conejo que lo había secuestrado. La mujer los observaba fijamente, con esa maquiavélica sonrisa en el traje de conejo, todo se detuvo por un momento. No tuvieron que ver más para salir corriendo de aquél lugar hasta llegar a la estación de policía, los tres se veían muy alterados. Todo había sucedido tan rápido que no conseguían creerlo y procesarlo del todo.

Aquellos oficiales observaron a la familia. Un trío de personas completamente agitadas; un pequeño niño con una expresión traumatizada, un adolescente agitado y una mujer congelada. Su preocupación no se hizo esperar y se acercaron a estos tres para preguntar qué había sucedido.

-Vanny...- Pronunció con el poco aire que lograba tomar el de cabello ondulado, tratando de elevar su mirada, mas se mantenía recargando sus palmas en sus rodillas para recuperarse.

-Oh, no...- Dijo aquél hombre, alejándose de inmediato, casi corriendo. Se acercó hasta uno de sus compañeros y le dió órdenes que la familia no lograba escuchar por la distancia, añadiendo a esto que venían sumamente aturdidos por la fuerte situación. Esto debía ser resuelto cuanto antes, Freddy comenzaba a desmoronarse lentamente con cada situación que le caía como un peso en la espalda.

Eso fue lo que estuvo atormentando su mente durante todas las horas en las que estuvieron sentados con los oficiales. El adolescente se sentía cansado, demasiado cansado. Su mirada se ubicaba perdida en el suelo mientras tomaba una taza de café que le había ofrecido un oficial. Un pesado suspiro escapó por sus labios, uno que dejaba a la vista todas sus preocupaciones, las cuáles parecían no dejarlo en paz. Odiaba eso, odiaba siempre tener que preocuparse por algo, odiaba no poder estar un solo momento tranquilo.

-Freddy...- Escuchó la voz de su pequeño hermano, su voz decaída le rompió por completo el corazón e hizo que una mueca triste que amenazaba con terminar en llanto brotara en su rostro, esto alarmó al niño. -¡Freddy, no estés triste!

-No estoy triste, superstar, estoy preocupado solamente, pero tú no deberías de estarlo.- Formó una sonrisa y limpió las pequeñas lágrimas que habían comenzado a salir, debía calmar a su hermano, él no tenía porqué llenarse de emociones negativas por esto. No era su culpa.

-No me gusta verte triste.- El infante tomó el brazo de su hermano mayor, y figura paterna, para abrazarlo y aferrarse a él,  esto relajó un poco al castaño, el cuál ahora observaba a su mamá hablando con uno de los oficiales, llevaban un buen rato así.

-No lo estaré... Gregory, tú sabes quién es ¿No?- Volteó en dirección a su hermano nuevamente, parpadeando varias veces en el proceso, mas este se vió asustado.

-Yo...- No pudo emitir otra palabra, en cambio asintió con la cabeza algo decaído, mas al mayor aparentemente se le había encendido una bombilla sobre su cabeza.

-Yo también lo sé, me lo han dicho, y ahora con esto estoy seguro.- Tomó las manos del pequeño, el cuál parecía menos asustado ahora que su hermano también lo sabía.

-Quiero que la lleven a la cárcel, Freddy.- Emitió, abultando un poco sus labios como indicio de que estaba por llorar, pero el abrazo de su hermano lo hizo calmarse.

-Tendrá lo que se merece, no permitiré que ella ni nadie te hagan daño.- Murmuró, acariciando la espalda de su linda estrellita, el cuál, comenzaba a sollozar ahora. -Te quiero mucho, Gregory.

Las horas pasaron y Freddy continuaba pensando, quizá los dos ex cómplices de aquella mujer tenían pruebas de que era ella, porque según lo que logró escuchar, la policía aún no lograba identificarla. Podía decir quién era junto a su hermano, pero le asustaba, su madre claramente no le había creído y quizá debía solucionar eso primero. El problema es que si conseguía evidencia podía perjudicar a sus dos compañeros, y él no quería eso.

Vaya, todo era tan complicado, las sensaciones negativas no abandonaban su cuerpo en ningún momento, esto hasta que recibió una notificación. Tomó su celular y prendió el mismo, logrando ver un mensaje que le sacó una dulce sonrisa.

"Hey, osito tonto ¿Cómo estás? De seguro pensando en mí, porque yo no dejo de pensar en ti... ¡Mierda, odio que me hagas ser tan cursi! Te extraño y te amo, estúpido osito de mierda.♡︎"

Una risa y un suspiro enamorado escaparon de los labios del castaño, el cuál releía ese extrañamente adorable mensaje una y otra vez. Freddy sabía que a pesar de todo el pelirrojo siempre estaba para ayudarle y animarlo, aunque era sorprendente la conección que tenían, obviamente Monty no podía saber respecto a lo sucedido el día de hoy, y aún así le habló justo cuando lo necesitaba. Era como si sus almas estuviesen conectadas y eso era hermoso para el de ojos azul marino.

𝅄   ໒  Gator in luv | Monty x Freddy  ⌑  Fnaf  ഒ  ˚ ₊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora