El sudor me recorre la cara gracias al esfuerzo que estoy haciendo, mi corazón quiere salirse de mi pecho, mis puños golpean y golpean hasta que siento que mis movimientos son repetitivos.
La mujer castaña frente a mí tiene el ceño fruncido y muestra sus dientes cada vez que me regresa el golpe, el sudor le recorre la cara igualmente y su cuerpo está bien formado.- ¡Vamos Len!- grita mi entrenador, pero yo lo escucho lejos.
Lanzo una patada circular que llega justo a donde quería, la chica se cae y me pongo encima de ella para depositarle golpes en su rostro ensangrentado.
- ¡Ya la tienes!- grita nuevamente él.
De un movimiento rápido y ágil la chica se zafa de mi agarre y hace una llave, poniéndome entre sus piernas.
Peleo con todas mis fuerzas para alejarme de ella, pero con cada movimiento que hago la presión en mi garganta se hace más intensa impidiéndome respirar.
Todo pasa en cámara lenta, las personas gritan y saltan.
Mi visión se hace borrosa y el latido de mi corazón se hace lento.
De pronto, me llega a la mente una imagen que he estado viendo desde hace días, en donde estoy yo en la playa junto a un hombre alto y fuerte que no logró distinguirle la cara ya que ésta es borrosa.
¿Quién es?
¿Qué hago allí?
¿Quién soy?
- ¿Len?- dice alguien.- Escúchame, ¿estás bien?
Mi cuerpo se siente relajado.
- ¿Puedes continuar?
Recupero la conciencia, viajo mis ojos a todos lados, la mujer está en su posición mientras me dedica una mirada amenazante.
- Sí.- hablo con dificultad.
- Esa es mi chica.- sonríe el hombre pelinegro.- Déjame ayudarte.
Me toma de los brazos y me pone de pie.
- Ve por ella, no dejes que te venza.- me susurra.- Piensa en el dinero.
- Tranquilo, sé qué hacer.- sonrío.
- Bien, no mueras.- se aleja hasta que sale del ring.
- ¿Puedes continuar?- pregunta el hombre de tez morena.
- Sí.- subo mis puños.
- Bien. Peleen.
Me lanzo hacia la castaña, dándole golpes tras golpes.
La furia que he estado guardando en mi interior la descargo en ella hasta que veo que no se mueve.- ¡Alto!- grita el hombre deteniéndome.
Me alejo de la chica en el suelo con el pulso acelerado, miro a mi entrenador gritar y aplaudir.
Sé que he ganado la pelea.
- ¡Tenemos una ganadora!- grita.- ¡Len!
Alza mi brazo.
- ¡Sí!- grito mostrando los dientes.
- ¡Jamás dude de ti!- grita él.
Salgo del ring y me dirijo a unos baños de mala muerte para poder ducharme y cambiarme.
Una vez que estoy lista me acerco a Alan.- ¿Cuánto?- digo mientras amarro mi cabello rubio en una coleta.
- Doscientos dólares.- me los entrega con una sonrisa.- Arrasaste allá.
- Sí.- cuento el dinero.
- Aunque te paralizaste en un momento, ¿qué acaso no recuerdas lo que te enseñe?- comenzamos a caminar.
- Sí, lo recuerdo, es sólo que ella tenía las piernas muy fuertes.- le entrego mi maleta.
- Bueno, ahora tendremos que aumentar el ejercicio en ellas eh.
- De acuerdo.- sonrío un poco.
- ¿Quieres que te lleve a casa?- salimos del sitio, la noche está presente, los carros están estacionados y el lugar está oscuro gracias a que hay muy poca luz.
- No gracias, iré por mi cuenta.
- Bien, nos vemos Len.- me entrega mis cosas y se marcha.
Suspiro y comienzo a caminar por las calles oscuras, el gorro de la sudadera lo tomo y me lo coloco, ya que el frío es horrible en estas temporadas.
Tomo un taxi y le indico la dirección de mi apartamento.
Veo a las personas andar, a los carros pasar rápidamente y los puestos luminosos.Después de un momento, finalmente llego a mi hogar, le pago al señor y bajo con mi maleta en mis hombros.
- Hola señora Wilson.- saludo a una anciana pequeña mientras se posiciona a mi lado para entrar al apartamento.
- Querida Len.- sonríe haciendo que sus ojos se hagan pequeños.- ¿Cómo estás?
- Bien, ¿y usted?- abro la reja y ella pasa.
- También, ¿ya cenaste?- subimos las escaleras.
- No, aún no.
- Tengo algo de sopa, ¿quieres un poco?
- Tal vez otro día, vengo llegando del trabajo y estoy cansada.- sonrío.
- Bien, después te preparare algo bueno.
- Gracias.
- Nos vemos.- se pierde por los pasillos feos del lugar.
Busco mi puerta, una vez que lo hago, me adentro en el cuarto pequeño.
La cocina está a mi derecha, la sala frente a mí y la cama en una esquina, las paredes tienen tonos grises y apagados.
Dejo mi mochila en el suelo y me dirijo al refrigerador, lo abro y tomo la poca leche que queda.
La tomo directo del empaque y una vez que se acaba lo tiro y me dirijo al sofá.Enciendo la televisión y pongo un programa para llenar el silencio en el que siempre me encuentro.
Y a los pocos minutos me quedo dormida, pero las pesadillas no tardan en venir.
Son las de siempre, estoy yo en el suelo ensangrentada frente a un hombre con una herida de bala en el pecho mientras susurra algo a mi oído que no logró comprender.
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Fin del juego
ActionMentiras, secretos, tentaciones y un amor prohibido. Son las cosas necesarias para crear el caos total. ¿Estás listo para averiguar quién miente y quién no?